Se reanuda el debate entre liberalismo y Estado socio-protector, ahora contextualizado en elaboraciones teóricas que revitalizan concepciones entre defensores del desarrollismo e intelectuales resistentes al mal desarrollo, estos últimos o cifran denuncias apocalípticas u ofertan un primitivismo que no termina de ser alternativa.
La economía de mercado tiene lugar bajo el socialismo. No debemos temer adoptar los avanzados métodos de gestión [empresaria] que se aplican en los países capitalistas. La esencia del socialismo es la liberación y el desarrollo de los sistemas productivos”. Deng Xiaoping
Los movimientos antiglobalizadores, la resistencia ecológica y los etnonacionalismos a un lado de la palestra y en el otro el desarrollismo imperialista con sus guerras, en competencia con el megadesarrolismo chino. Los movimientos de resistencia y la China están amparados discretamente en dos versiones anticapitalista no coincidentes: el eco marxismo y el positivismo desarrollista marxista.
Que el marxismo promueve modelos de desarrollo es debate superado. La experiencia socialista del este europeo no tenía los actuales eco discursos y en su macro economía cifraba expectativas de crecimiento al margen de las relaciones de mercado y de la dimensión oferta demanda, esto limitó su versión de desarrollo. El neo-desarrollismo marxista prioriza la expansión de la demanda omitiendo la moral precedente y luego hasta disimulando los impactos ambientales. Su búsqueda; equilibrar las variables macroeconómicas con las aspiraciones de consumo y creación de confort a la población, superando vía regulación los desajustes que genera la acumulación.
La producción-consumo, visto en el neo desarrollismo chino, es un mecanismo de expansión de la producción con efectos de redistribución del ingreso, hecho posible porque el Estado no abandona su rol de protector social y ambiental. El Estado crea (el monopolio ideológico del partido comunista es imperativo) centralidad planificadora frente a la eventualidad del caos. También se da la priorización del mercado interno que genera un círculo virtuoso de incrementos del poder adquisitivo y expansión de la producción. Nace un modelo de crecimiento con inclusión social que los países capitalistas no realizan, no lo quieren ni lo pueden realizar desde su concepción liberal.
Los mercados capitalistas metropolitanos solo realizan exportación de capitales no productivos, migración de valores especulativos y promueven importación de materias primas y exportación de mercancías hacia mercados deprimidos pero bastos, pero no están interesados en el desarrollo autónomo e interdependiente de la periferia.
El capitalismo liberal y neo liberal vive la perpetuación de contradicciones (enfermedad del verdugo) por deliberada subordinación del subdesarrollo, que se activa disfuncionalmente en desigualdad de condiciones en el mercado mundial. El capital metropolitano concentra para sí, el modelo y no concibe su extensión a la periferia. La ilusión industrialista cepalina está descartada, mientras el esquema monopólico, tecnológico, productivo y financiero continúe…y continúa
Los liberales viejos y nuevos creen que con la derrota del bloque soviético se garantizó la eternización del gobierno del capital internacional, sin considerar la complejidad de la teoría económica de Marx y las otras interpretaciones que reestablecieron la teoría marxista como modelo de desarrollo. Los marxistas deprimidos de las colonias, a su vez, consideraron que el subdesarrollo es efecto natural del capitalismo en sus términos de intercambio, correcta definición con débil y pasiva respuesta, la misma que si no derivo en ambientalismo militante, promovió alianzas pseudo desarrollistas con burguesías nacionales subalternas, socias menores cómodas del gran capital internacional.
La teoría de la dependencia auspiciada por el eje soviético, apuntaló nacionalismos y sembró utopías de independencia y liberación nacional con sueños de desarrollo. Así, la independencia superaría el subdesarrollo. La globalización con el “libre-comercio” realidad del capital internacional afirmo la tendencia de subordinación y este fenómeno no encontró luces, más allá de clásica contestación prospectiva. La versión triunfante de desarrollo se fortaleció con la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y se tradujo de inmediato en la incapacidad histórica del sistema para promover desarrollo integral global creando a lo más un “neodesarrollismo” hegemónico con poco debate intelectual, solo con el modelo de China se reanuda el debate. El capitalismo es también interesado en ofertar “desarrollo del subdesarrollo”; secularización dependiente o folklorizacion de la economía.
El marxismo universalista antropológico no se abstrae de los fenómenos singulares, identidades o particularidades, por lo tanto es universal que reconoce lo diverso. Cuando esto no se ha sostenido surge una versión superada de totalitarismo a-histórico. Lo pluridiverso es respetable en tanto tenga marco filosófico universal, pues sin este contexto pasa de quimera abstracta a tributación emergente del universo excluyente del capital o en el mejor de los casos, utopía marginal.
Desde el marxismo, lo universal o “unidad en la diversidad” se sostiene en denominadores “comunes”, coherente con lo comunista, y el tema del “desarrollo” será una constante pues sin la fundamentación económica su ideología es nada. El desarrollo en este enfoque, no se restringe al factor económico, pero es base esencial de toda su elaboración.
Las crisis ambientales, sociales, políticas, éticas, culturales, son crisis de desarrollo y efecto de su mala praxis. Las alternativas en resistencia están muy en la retaguardia y muchos mensajes apocalípticos deben ser revisados. El mal desarrollo pronosticado por Karl Marx cuestiona bien el concepto desarrollo desde un enfoque que cuestiona la explotación del trabajo y la plusvalía. Por falta de evidencias, la respuesta a lo colonial corre el riesgo de ser una secular aunque necesaria reacción contestaría que no evitara que el desarrollo malo o bueno suceda.
Para recomponer la idea de desarrollo no son suficientes los postulados ambientalistas, porque la instalada lógica de desarrollo es depredadora, niega a las colonias su emancipación económica y porque no está en disposición de universalizar buen desarrollo, ni mucho menos protección global al planeta. Los países metrópolis apartan el enfoque de protección en tanto una izquierda eco desarrollista aun no emerge en la periferia
Descartar total o parcialmente el análisis de Marx asumiendo miradas cósmicas culturales que son más estilos de vida que modelos de desarrollo son edificaciones positivas que no alcanzan a ser alternativas universales al modelo imperialista. En el espectro de sistemas filosóficos las posturas ácratas tampoco alcanzan ni en teoría ni en la práctica a consolidar un modelo de desarrollo, pero su valor ético libertario es esencial para corregir las maldades socialistas. Bien dijo Marcuse que todo marxista es un anarquista esencial. En los hechos aunque no nos guste el modelo de acumulación de China se oferta como el único modelo alternativo vigente y el paradigma del marxismo de Deng será paradigma hasta que sea sustituido por algo mejor.