Un informe de los organismos de derechos humanos* muestra la realidad de los detenidos
Diario Hoy www.hoy.com.ec
13 de diciembre 21012
Familias desintegradas, trabajos perdidos, incertidumbre ante el futuro… Los presos por terrorismo del Gobierno viven un calvario.
Más de nueve meses llevan en prisión los jóvenes conocidos como los Diez de Luluncoto (con excepción de Fadua Tapia, quien recibió medidas sustitutivas a la cárcel por hallarse embarazada). Ese tiempo ha sido, para ellos y sus familias, un verdadero infierno. Sus vivencias y sus testimonios son recogidos en un libro: “Ocaso de la Justicia, el caso Sol Rojo” (por el nombre del operativo en que fueron detenidos). Se trata del informe sicosocial elaborado por la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, la Fundación Regional de Asesoría de Derechos Humanos y el Proyecto de Reparación Socioambiental Clínica Ambiental. Los testimonios contenidos en esta página fueron tomados de esa publicación.
“El informe -dice en el prólogo el abogado constitucionalista Julio César Trujillo- es una ventana al mundo de horror que son las cárceles de Ecuador, en donde todo crimen es posible, todo vejamen a la dignidad humana tiene su lugar, todo atropello físico, sicológico, aún los más inimaginable tiene su práctica”.
A lo largo de 135 páginas, se pinta la realidad social, familiar, laboral y sicológica de los detenidos. Todos ellos vienen de familias estructuradas, unidas y atravesadas por carencias económicas que alimentaron su interés por las causas sociales. Todos ellos son, o fueron, estudiantes destacados en sus respectivos centros de estudios, personas con vocación para el liderazgo social.
Perdieron sus trabajos, sus familias se desmoronaron y sufren el rechazo de su entorno social. Ocho de ellos presentan “sufrimiento mental severo”; tres sufren “depresión y ansiedad” profundas. Todos tienen síntomas de “alteraciones importantes en su esfera emocional”.
Quizás el capítulo más doloroso del libro es el que corresponde a los hijos de algunos de los detenidos. Maximiliano Rodríguez, hoy de 4 años, hijo de Abigaíl Heras, se ha vuelto impulsivo e hiperactivo, ansioso y agresivo. Él dibuja a su madre en el cuadrante superior izquierdo de la hoja, que se interpreta como el lugar del pasado y la fantasía. Martín Vinueza, de la misma edad, hijo de Víctor Hubo Vinueza, dibuja a su padre en una carilla (en el cuadrante superior izquierdo) y al resto de la familia en la otra.
Los Diez de Luluncoto han sido acusados de sabotaje y terrorismo en aplicación de una normativa penal que, según el veedor de la justicia ecuatoriana, Baltasar Garzón, “debería actualizarse” pues “corresponden al tiempo en que Ecuador no vivía en democracia”. El proceso, según Elsie Monge, de la CEDHU, “está plagado de irregularidades”.
“No pretenderá que el Estado le pague los exámenes de salud”
Luis Merchán
Los seis meses en la cárcel se han vivido por etapas. Inicialmente, estados depresivos, con miedo, no saber qué hacer, sin ganas de hacer nada, sentado en un rincón de un pabellón que habitan 150 personas. No hay cómo estar ahí. Humo de marihuana, drogas y tabaco, empecé a sentirme enfermo: con gripe, tos. Pedí exámenes a la trabajadora social, pero ella me dijo que: “si había sido acusado por acciones contra el Estado, como pretendía que el Estado me pagara los exámenes”. Dos meses y medio para descubrir que soy alérgico. Estaba en el Bloque 1 y me cambié al Bloque 2, para que mejorara mi alergia. La salud se afectó mucho y tengo miedo de tener secuelas de salud por estar en la cárcel. Ahora soy secretario de piso, me consultan cosas legales, ayudo redactando certificados, pasos al médico ¡Por lo menos eso! Se vive mucha violencia aquí, espero que no me contamine. Hay situaciones duras.
“Me siento triste, mi familia está dañada”
Javier Estupiñán
“Pertenezco a una familia muy cohesionada con mi madre, hermana, mi esposa y mi pequeña hija. Yo era cabeza de hogar, muy querido y admirado por mi familia, mi madre estaba bastante deteriorada porque acababa de morir mi abuela y en marzo fui detenido acusado de terrorista. Mi hija es una de las más afectadas de este proceso, Zohe de cinco años, yo tenía un vínculo muy fuerte y cercano, jugábamos con ella en la computadora, íbamos a la playa, a comer, leíamos libros, una niña muy inteligente, cuando hablo con ella me dice: “tengo el corazón roto”. Me siento muy triste, mi familia está dañada, tengo miedo de los policías por el allanamiento en la casa: los encapuchados, la histeria de mi madre, la llevaron a un centro de salud para calmarla por el impacto de la situación que tuvo que vivir. Para traer a mi hija a visitarme, fue doloroso y tuvimos que inventar y mentirle como en la película “la vida es bella”, diciéndole que está ahí trabajando y que se tienen mucha custodia para seguridad de ese lugar.
“Me recomendaron que pida perdón al Gobierno”
Madre de Royece Gómez
“Fui al canal 2, en varias ocasiones y el programa me recomendó que pidiera perdón al presidente”. “Hay mucha gente que ha estigmatizado a nuestra familia en el trabajo y en la calle, creemos que es por el miedo a represalias. Nuestros allegados tienen temor a que el gobierno tenga represalias para con ellos”.
“¿Podrá conseguir un trabajo nuevamente?”
Familia de Santiago Gallegos
…Porque aunque entre amigos y vecinos los conocen… pero hay temor que desde fuera, qué dirá la gente, ¿podrá conseguir un trabajo nuevamente? A pesar de que él siempre ha sido un excelente estudiante y profesional, queda la incertidumbre, de ¿qué pasará?
“No creo que me den trabajo de otra vez”
Santiago Gallegos
Los partidarios del Gobierno deben estar acusándonos a nosotros de estos hechos, imagino que cuando salgamos pueden agredirnos, pienso que hasta matarnos porque creen que estamos mancillando la majestad presidencial, y de hecho no sé si podrían actuar violentamente contra nosotros, (…) yo era un funcionario público y no creo que me vuelvan a dar trabajo, de hecho creo que las consecuencias de esto no terminan, esto recién está iniciando para nosotros.
César Zambrano
“Perdí la oportunidad de trabajar formalmente en el CEPAM, nos detuvieron un sábado y el lunes empezaba a trabajar, también perdí una beca de estudios, concursé para cinco carreras: dos en la Universidad Central del Ecuador y tres en la Luis Vargas Torres, ya no pude rendir los exámenes del Senecyt.
Víctor Hugo Vinueza
“Los proyectos de familia se han truncado: viajes, maestrías que pensaba estudiar junto a mi mujer. Antes, la situación económica estaba organizada, con dos sueldos y los gastos siempre muy planificados. Ahora todo está muy ajustado. Mi esposa trabaja horas extra.
“Se han esforzado por mantenernos presos”
Royce Gómez
Jurídicamente no tengo expectativas de lo que vaya a pasar en este país, no creo en la justicia de este país, mas bien apelo a que sea de pronto la Corte Interamericana la que pueda resolver en derecho lo que corresponde, porque de hecho lo que corresponde es que estemos afuera, en la calle, en todo caso que continúe el proceso pero que estemos fuera, pero han hecho todos los esfuerzos incluso inhumanos para mantenernos presos, entonces, yo no tengo mayores expectativas que no sean el trabajo internacional, hacia afuera.
“Si salgo algún día, no sé que voy a hacer”
Luis Merchán
A veces pienso que si me condenan, pediré que me lleven a Guayaquil. Pienso en que si me condenan a cuatro años, al año y cuatro meses podría solicitar “pre-libertad”. Podemos ser condenados de 4 a 8 años y no quiero pensar en la pena máxima. Si salgo algún día, no se qué voy hacer. Si retomar los estudios, no se en qué trabajar. No quiero que mi conducta cambie (…) El sufrimiento, el daño, es irreparable, no se devuelve nada, ni el tiempo, ni los proyectos, ni la relación sentimental… inicialmente, sentía que esto era una “pausa” que aplazaba mi vida, pero ahora no se…No busco indemnización, nada. (…) Si alguien me llama “terrorista”, ¿cómo debo reaccionar?. La voz del fiscal es la del gobierno.
“Me pisaron en la espalda con la bota”
César Zambrano
La policía derrumba la puerta y entra con fusiles apuntándonos a la cabeza, yo creí que en ese momento nos iban a matar, la chica embarazada fue lanzada al piso y un hombre lanzado encima de ella. Nos acostaron en el piso y me apuntaba a la cabeza con el rifle y me pisaban en la espalda con la bota, me quitaron la billetera y el celular. Nos arrodillan y nos ponen contra la pared, nos tomaron fotos, nos grabaron.
Fadua Tapia
Mi primera reacción fue decir que estaba embarazada, pero en realidad no me sirvió de nada, la única respuesta que tuve fue: ¡si, si al piso! (…) Me tomaron del brazo y tenía después un dolor en el brazo, me jalonearon y luego sentí que alguien me cayó encima. (…) después de ya estar un buen rato acostados, nos hicieron arrodillar y en realidad no soportaba el dolor en las rodillas (…) tenía mucho dolor de estar casi tres horas arrodillada.
Abigaíl Heras
Nos dijeron que nos botáramos al piso boca abajo y nos tuvieron aproximadamente una hora. Yo estaba con una infección a las vías urinarias, (…) me empecé a retorcer y moverme del dolor, y el que me estaba apuntando me pone la bota en la espalda y me dice: ¡no te muevas! Y una mala palabra, le pedí que me permita coge la medicina que tenía en mi mochila pero no me permitió (…) nos insultaban y después nos permitieron arrodillarnos,(…) a mí, luego me llevaron a una habitación, ahí me tuvieron sola, arrodillada y os sacaron los cordones de los zapatos, nos amarraron con eso las manos.
“Les sacaron por la puerta de atrás”
Lorena Morales, esposa de Víctor H. Vinueza
“Exigimos un parte de lo sucedido, solo nos dijeron que a las dos de la tarde sería la formulación de cargos, pero les sacaban por la puerta de atrás. Les seguimos en taxi a un lugar donde también estaba lleno de medios de comunicación y de policía.
“De la impresión el niño se enfermó”
Bárbara Mora, abuela de Luis Merchán
Registraron toda la casa, rompieron los colchones, golpeaban las paredes para ver qué teníamos, revisaron dos o tres veces bajo las camas. Yo temblaba, al otro día me cogía un dolor en el brazo, no podía ni ponerme la ropa. Fui al hospital, el médico me dijo que eran nervios, que por poco me da un infarto, quería morirme para no sufrir. De la impresión el niño [de tres años] se enfermó: no caminaba, vomitaba, le dio diarrea.
“Entraron asustando hasta al perro”
Fadua Jarrín, madre de Fadua
Cuando fue el allanamiento revivimos todo, encabezados por la fiscal Viviana Fernández, entraron asustando hasta al perro. La desesperación era grande en ese momento, mi hija con contracciones, sin poder movernos, apuntados por las armas (…) Mi marido necesita pincharse por problemas médicos [diabetes], no le dejaban pincharse, al final cuando lo dejaron pincharse controlaron hasta qué le ponía.
“A mi otro hijo lo expulsaron del trabajo”
César Gómez, padre de Royce
De ahí en adelante los padres pensamos que estamos siendo perseguidos, los teléfonos pinchados. A mi otro hijo Lenin Gómez lo expulsaron de su trabajo en la Universidad y le acusaron de ser el cabecilla del grupo. En mi trabajo me dejan fuera de las subidas salariales comunes, solo trabajo cuatro horas, tengo miedo de que me despidan. Me encargo de pagar la escuela de la hija de Royce (…) Desde el suceso ya no viajo a los congresos médicos, no tengo ánimo. He dejado de hacer deporte, he perdido la ilusión.
“Cuando llegamos ya estaba todo montado”
Fadua Jarrín, madre de Fadua
El día de la audiencia nos engañaron, nos hicieron entrar en una sala con los abogados, hasta que nos avisaron que les sacaban por otra puerta, fuimos a Carapungo, mucha incertidumbre. Llegamos a la rueda de prensa, no nos dejaron pasar, no sabíamos si estaban allí, cuando pasamos ya estaba todo montado, mucha policía y mucha prensa.
“Se los llevaron a otro sitio”
Carlos Tapia, padre de Fadua
“Estuvimos en la PJ hacia las cinco de la mañana del sábado, después nos decían que en una hora sería el enjuiciamiento pero no lo hacían, se los llevaron a otro sitio porque no querían que estuviéramos en el proceso, no querían que tuviéramos abogados”.
“Éramos los únicos que no sabían nada”
Rosa Morales, suegra de Pablo Castro
…Se los llevaron a Carapungo. Allí nos dimos cuenta que éramos los únicos que no sabíamos lo que pasaba, porque los medios ya lo sabían, en la sala había un cartel con sus caras que decía que eran terroristas, sin juicios ya tenían sentencia. Como no nos dejaban entrar pedimos que la prensa tampoco entrara para que aquello no fuera un show.
*Ocaso de la Justicia. Informe Psicosocial y de Derechos Humanos http://www.cedhu.org/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=241&Itemid=6
La Ley en el Ecuador, si biena ntes era defectuosa, tenia frenos y vergüenza de quienes la infringian. Hoy, se autoconsideran “virtuosos” de lo ilicito, quienes Prevaricando en grotesco desparpajo, se pavonean en alarde de su agresion al derecho.