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EL 17S Y LA POLÍTICA TEOLOGIZADA DE CORREA. Por Alfredo Espinosa Rodríguez

29 sept 2014

Al más puro estilo oscurantista, el Gobierno de Correa consiguió una vez más reafirmar su autoridad frente a la ciudadanía. Más allá del enfrentamiento entre policías y estudiantes ocurrido el 17s, cuyas escenas recapitulan la década de los 90, cuando el proyecto neoliberal intentaba ensamblarse a la brava en el país y las denominadas “fuerzas del orden” se constituían como su principal guardián en las calles; los pedidos de perdón de los padres y las madres de familia de los alumnos de los colegios Montufar y Mejía, nos demuestran que la antojadiza voluntad del Mandatario no tiene límites.

Ahora, para conseguir justicia, los ciudadanos tienen que renunciar a sus derechos y clamar misericordia al Presidente para que este demuestre “benevolencia”. Es así como la fetichización del Mandatario y la consiguiente pérdida de autonomía en las instituciones del Estado nos llevan por el sendero de una praxis política teologizada, donde los ciudadanos se convierten en fieles y súbditos. Por ende, no debe causar sorpresa que la tediosa propaganda política de los sábados, camuflada bajo el slogan de rendición de cuentas, sea un acto de reafirmación de “fe” de los asistentes- muchos de ellos cuota de las instituciones públicas- para con el gobernante.

Al margen quedaron las denuncias por tortura que hicieron los padres y las madres de familia de los estudiantes detenidos el 17s. En lugar de ello, el Presidente y el Ministro del Interior exaltaron el “profesionalismo” de la Policía Nacional al momento de reprimir a un movimiento estudiantil activo, con criterio, y lejano completamente a la componenda que existe entre algunos dirigentes de colegios y universidades públicas, con el movimiento de Gobierno. Quienes guardaron silencio sobre el alza de pasajes, lo hicieron con el afán de mantener sus puestos y privilegios burocráticos en las federaciones estudiantiles y al interior de Alianza PAÍS.

Bajo esta perspectiva, la movilización del 17s evidenció cómo los estudiantes vencieron la visión pecaminosa que el Gobierno instauró sobre la protesta social. Aquí no hay culpabilidad, sino satisfacción, porque el movimiento estudiantil despertó de aquel letargo impuesto por sus seudodirigentes. Sin embargo, este “atrevimiento” creó el escenario propicio que necesitaba el Presidente para armar el discurso sobre la defensa de la democracia cuyo clímax, desde hace cuatro años, se manifiesta el 30s desde la tarima y en cada una de las instituciones gubernamentales que por obligación, llenan sus instalaciones con propaganda alusiva a esta fecha, convirtiéndose en extensiones de las centrales políticas de Alianza PAÍS.

De esta manera, salen a flote las versiones que intentan legitimar propagandísticamente, año tras año, la hiperbólica narrativa de un golpe de Estado y magnicidio. Por ello, todos los que no se ajustan a la versión oficial creada desde el poder teologizado, sobre este y otros acontecimientos, son tildados de calumniadores y conspiradores como es el caso de Cléver Jiménez, Fernando Villavicencio, y Carlos Figueroa; este último detenido hace más de dos meses.

Quizás las denuncias de estos perseguidos políticos sobre los hechos ocurridos el 30s, así como las de los estudiantes detenidos de los colegios Montufar y Mejía, que manifestaron haber sido torturados en la cárcel, tengan que esperar varios años para que se lleguen a esclarecer en otro Gobierno, como ocurrió con los exintegrantes de Alfaro Vive Carajo (AVC) quienes fueron torturados en el mandato de León Febres-Cordero.

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PENSAMIENTO CRÍTICO
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1 COMENTARIO

  1. La violencia verbal -ya habitual en innumerables amenazas, hechas con inusual cobardía, todos lo Sábados- se acompañará, en consecuencia, de un incremento de violencia en actos de hecho y nuevos códigos legales represivos.

    En los enfrentamientos de la reciente movilización observamos a una policía dotada de los últimos avances tecnológicos en corazas de protección, cascos, escudos y toletes, vallas de contención, etc. El provocador de Carondelet excitó previamente a sus seguidores con arengas candentes a una contramarcha, y planificó recorridos que propiciaban un frente a frente. De allí los resultados de sangre que observamos.

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