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sábado, abril 27, 2024

El Coronavirus o la venganza del pangolín

Por Michel Laforge*

Con 1669 muertos y más de 51.000 contagiados*, el Coronavirus es la nueva epidemia de moda a nivel internacional, la gripe de la cual todo el mundo habla y que nos hace mirar con desconfianza a cualquier persona con rasgos asiáticos, especialmente si empieza a estornudar.

Claro que a veces nos puede asaltar la duda sobre la cobertura mediática de esta epidemia, que puede parecer excesiva, si uno se pone a comparar su tasa de mortalidad con la de otras epidemias recientes (2,39% por el momento, menos que las otras gripes, porcina o aviar y mucho menos que el Ébola, que está en 41%). Su tasa de contagio tampoco está entre las más elevadas; sin embargo, pareciera que el temor está sobre todo en que la cepa actual pueda mutar y convertirse en una más letal.

Según los datos científicos disponibles actualmente, el Coronavirus actual es un virus de una familia más grande de Coronavirus, muy presente en general en los animales silvestres; en particular, los científicos parecen haber identificado, debido a la similitud de su bagaje genético,  que el origen del Coronavirus actual es una especie de murciélago que vive silvestre en la China. Sin embargo, pese a que estos murciélagos son consumidos en la China, sus virus no necesariamente causan enfermedades en el hombre (por lo menos, mientras no estemos expuestos a una cepa letal). Ahí es donde entra en juego el pangolín.

Aunque no lo conocemos directamente en América Latina porque no existe en nuestro continente, el pangolín es un animal similar al armadillo con unas escamas que le dan un aire de Pokémon; está en peligro de extinción porque sus ocho especies (cuatro en África y cuatro en Asia) son particularmente apreciadas en la China por sus cualidades gastronómicas (la carne) y medicinales (las escamas), lo que hace que sea cazado hasta casi exterminarlo.

Pero, ¿cuál es la relación entre el Coronavirus y el pangolín? Pareciera ser que los Coronavirus presentes en los murciélagos, que son su reservorio natural, se deben haber encontrado en los mercados de animales silvestres de China con los Coronavirus de los pangolines importados de contrabando de Malasia. Ahí, la recombinación entre los virus ha dado lugar a una nueva cepa de Coronavirus transmisible al hombre (y que terminó matando también a los pangolines). Es todavía una hipótesis, pero que parece muy probable, dado el grado de similitud de las informaciones genéticas que han encontrado los científicos entre estos virus.

Entonces, una recombinación que era prácticamente imposible que se dé en la naturaleza (dado que estamos hablando de pangolines malasios y de murciélagos chinos), se da en un contexto de caza ilegal y de contrabando de especies que deberían estar protegidas y termina creando una nueva enfermedad. Todo esto, por supuesto, en un contexto de corrupción que permite que exista un enorme mercado de animales silvestres en Wuhan, a vista y paciencia de las autoridades locales chinas.

Después de todo, pareciera que cuando las campañas con ositos pandas y los convenios internacionales no logran detener nuestra locura destructora de la naturaleza, ésta empieza a defenderse por sí misma…

“[…] cuando las campañas con ositos pandas y los convenios internacionales no logran detener nuestra locura destructora de la naturaleza, ésta empieza a defenderse por sí misma…”


*Agrónomo, articulista, amante de la tierra y preocupado por los temas ambientales, llegó hace 16 años al Ecuador y se le pareció tanto a su Perú natal… que se quedó. 


La Línea de FuegoFotografía: Referencial de Pixabay.

La Línea de FuegoReferencias:

1. Reporte OMS al 16 de febrero de 2020

 

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