25 julio 2014
Luego de conocer el informe del Consejo Nacional Electoral (CNE), mediante el cual se retira la personería jurídica a cuatro organizaciones (MPD, PRIAN, PRE, Ruptura), bajo el argumento de no cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 327 numeral 3 del Código de la Democracia , cabe esgrimir algunos puntos para el debate.
En primer lugar, la salida del Movimiento Popular Democrático (MPD) del registro electoral, es asumida por el gobierno como el posible fin de la presencia stalinista en las calles, y con ello su deceso como canalizador de varias movilizaciones en las cuales fue protagonista. De esta manera, iniciaría una nueva etapa dentro del proceso sistemático de persecución política, donde el marco jurídico vigente cumple un papel importante: en primera instancia sirve de argumento para acusar por terrorismo y sabotaje- indistintamente desde el poder- a dirigentes y líderes de oposición; y en segunda, como instrumento que puede cristalizar el antojadizo deseo gubernamental de eliminar a los partidos y movimientos políticos, sobre todo a los que se encuentran adscritos a las distintas tendencias de izquierda.
Un segundo elemento está relacionado a la disputa entre una tendencia de la izquierda del siglo pasado, a la cual se encuentra adscrita el MPD, y la “nueva izquierda” del siglo XXI cuyo origen se remonta a la usurpación simbólica y política de las principales reivindicaciones de los movimientos y organizaciones sociales, como es el caso de Alianza País.
En este sentido, con la posible eliminación del MPD del registro electoral, se busca defenestrar un modelo de izquierda, aquella que se levantó luego de la muerte de Lenin para avalar sin contemplación décadas de purgas contra opositores de izquierda en la Unión Soviética, y que hizo de la burocracia su principal sostén por sobre la clase obrera, y al mismo tiempo fortalecer a la llamada “izquierda” del siglo XXI, cuyo modus operandi se sustenta en el uso de la ley para el desprestigio, persecución y eliminación política de los otros. La breve caracterización de Ernest Mandel sobre el gobierno de Mussolini sirve de ejemplo para develar la verdadera praxis del gobierno de Correa. Para Mandel, a pesar de que poco antes de su fin la república fascista de Mussolini expropió a la burguesía italiana porque ésta se pasó al bando aliado, el hecho no tenía el suficiente peso político para denominar estado obrero a un estado fascista.
Finalmente, si el MPD es borrado del padrón electoral, tiene la oportunidad histórica de re-pensarse como organización política. De esta manera, podrá demostrar a la ciudadanía, a su electorado, a los movimientos de izquierda de otras tendencias, y a sus viejos y jóvenes militantes, que su existencia está lejos de ser dirimida por un grupo de solapados voceros del gobierno y, por ende, lejos de menguar su presencia en las calles se mantendrá. Pero también es la ocasión propicia para virar la página de aquel pasado oprobioso que exalta la figura genocida de Stalin y la intolerancia política, que en Ecuador se visibiliza- todavía- en ciertas universidades donde la oposición de izquierda sucumbe ante los fraudes electorales y el amedrentamiento de quienes defienden la teoría del partido único de izquierda.
¡Es momento de discutir programáticamente!…