Con esto del calentamiento global ya no se puede confiar en el clima: en verano puede haber granizada, en invierno semanas enteras sin lluvia…
Felizmente, todavía se puede confiar en el calendario electoral, especialmente cuando se acercan las elecciones municipales.
De repente, de la nada, surgen equipos de trabajadores y maquinaria que, con una celeridad que no se ve habitualmente, logran reparar en unos días baches que hemos tenido por varios años y que ya forman parte de una especie de mapa mental que todo conductor quiteño ya tiene elaborado en su cabeza. Esto sucede tanto en tramos de la Av Simón Bolívar como en la Floresta o delante del túnel Guayasamín. El cronista, con sus modestos medios, no pudo verificar que está realidad se repita en el resto de la urbe.
El olor del asfalto caliente llena el ambiente, se forman pequeños embotellamientos debido al cierre parcial de la vía, pero hay un ambiente positivo, porque, aunque se forman lentas caravanas, sabemos que después podremos redescubrir sensaciones agradables, al deslizarnos sin ruido sobre la calzada nueva. Entonces la gente no pita, ni se impacienta. Sólo se asegura de no perder su puesto mientras las piedritas del asfalto saltan, a medida que las llantas las van salpicando.
Los ciudadanos más observadores pueden notar la diferencia entre la refacción integral de ciertas porciones de calles, y los remiendos, limitados a ciertos baches específicos; por el momento no importa, ya que la sensación es esencialmente la misma, nadie se va a poner a medir el espesor de la capa de asfalto.
La duda asalta al ciudadano quiteño, que sabe que el Alcalde actual no es candidato a su reelección, y se pregunta: si es posible hacer en unos días lo que no han hecho en cuatro años, entonces, ¿porqué no lo han hecho antes? Y sobre todo, ¿qué han hecho todo este tiempo?
Son preguntas que en general no se responden durante las campañas electorales y que no haremos, ya que estamos disfrutando nuestros tramos de pista nuevos…hasta la próxima elección.
#LosDeAPie