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sábado, abril 27, 2024

El retorno de Marx en la visión de Occidente y Oriente

Por Tomás Rodríguez León*

El marxismo vive un resurgimiento global, el repliegue temporal que sufrió fue dado por la debacle del marxismo europeo, hoy Marx retorna entre teorías que presumieron superarlo.  El modelo estalinista en derrota fue quien dio paso a la presencia de una amalgama de alternativas: eurocomunismo, socialdemocracia, populismo y algunas anarquías que se sumaron a revisionistas de vieja usanza, acoplados a académicos discursos que edulcoraron pensamientos peregrinos.

Derrotar el marxismo no ya en el plano político sino también en el plano teórico se venía gestando desde la década de los setenta del siglo XX entre modernistas y postmodernistas de solapada ideología capitalista. Asomaron los defensores de los derechos individuales por sobre los derechos colectivos. Postmodernos todos, exhibiendo la razón de Estado en el mismo proyecto político del liberalismo económico. Asumen el centralismo del sujeto, la autonomía moral, la exaltación de la racionalidad individual, la prédica normativa que demanda y responsabiliza a los gobiernos el cumplimiento de derechos, hasta los que se pueden asumir sin Dios ni ley.  Confundieron derechos jurídicos con derechos sociales.

El Estado-nación se erige para postmodernos en forma de gobernabilidad que garantiza y ejercita la vocación histórica del sujeto, esa, la esencia reaccionaria es su esencia liberal.  Estado y sociedad civil en oposición complementaria  subyacen a los monopolios económicos, los mismos que son poco cuestionados en su relato; narrativa que contesta y proclama el fin de otros relatos. Hegel y Spinoza, más actualizados que Marx, de repente convocan a Kant, en la búsqueda de espiritualidad universal.

Se proponen emancipar a la sociedad del ejercicio coercitivo y asfixiante del Estado, pero demandan más Estado en la vida cotidiana de la sociedad. Por ello, los postmodernos arman incesantes plataformas de derecho que se configuran en normas jurídicas y parlamentarias. Derecho al aborto, derecho al matrimonio igualitario, derecho a la herencia, derechos de la naturaleza, derechos…Derechos legítimos que deben ser defendidos con sentido social y táctico pero que jamás deben olvidar el norte estratégico de la liberación humana que solo es posible sin Estado ni dominio de clases.

Más allá de los coqueteos progres con vertientes elegantes del marxismo, la sustancia postmoderna es conservadora y contiene aguas turbias. En su retirada ante el despertar del marxismo, el postmodernismo poco elaborado y sin logro histórico, aún se debate en diversos lenguajes filiforme de milenians o movimientos sociales temáticos: ecologistas, diversidades sexo-genéricas, animalistas, etc.,  que usan a su favor con poca precisión al mismo Michel Foucault en su versión contra el poder, –el pensador  que  solo hizo una copia avanzada de la mirada marxista–. Recordemos que fue Marx en su concepción clasista contra la dominación quien establece una plataforma amplia y libertaria contra el poder económico, cultural y espiritual sobre el ser humano prometiendo una sociedad sin Estado ni clases sociales

Foucault, sin el compromiso clasista, sin verdad ni categorías históricas, favoreció a la lucha contra las “nuevas injusticias” distante de la concepción revolucionaria proletaria, fundamento esencial del marxismo.  Podría decirse que impulsó el movimiento como un todo y el fin como nada, aproximándose al revisionismo de Berstein y un poco tal vez al anarquismo en su retórica contra el poder.  El postmodernismo  extraño al proletariado se fue a buscar nuevos sujetos sociales en respuesta al poder. Así ubicando la concepción clasista dentro de la consideración de relato superado, cuestionaron la verdad del marxismo anunciando otra “verdad” sin fundamento

Foucault ícono de referencia para cientistas sociales, activistas de “nueva izquierda”, socialistas no decimonónicos y nacional populistas ayuda a articular una alternativa positiva y humanista (pero el papá de los postmodernos y teórico contra el poder ejerció su poder sexual y colonial prostituyendo a niños de Túnez en beneficio sexual propio).   

En esta gesta postmoderna, se ha pretendido aporrear a Lenin más que a Marx. Injusto, pues generoso el marxismo heterodoxo no estalinista fue abierto a recibir las críticas a la prisión panóptica y al apparatus (dispositivo) de la sexualidad, como también aceptó la crítica militante de Sartre respecto al tema de la libertad y la angustia existencial, fenómenos particulares poco abordados por los maestros clásicos.  Pero ciertamente la mala asimilación de experiencias dio pie a que los postmodernos asomen con sus temas menos universales y más universitarios supuestamente a la izquierda del mismo Marx.

El repliegue del eje teórico sucedido con la caída en desgracia del marxismo occidental, su muro de Berlín, su  eurocomunismo, sus resabios heroicos de trotskistas y grupos armados derrotados, estuvieron remarcados por occidente que desconoció el poco difundido debate oriental sucedido en China, ahí las dos vertientes maoístas: la de la banda de los 4 y el grupo hegemónico de Deng Xiao Ping, viene debatiendo a Marx desde la década del 70 del siglo anterior.  China también guardó silencio pragmático reservándose su permanencia en la teoría marxista, esto sucedía, claro está, mientras atraía capitales occidentales. Pero hoy se anuncia una nueva realidad donde el espectacular desarrollo y expansión coincide con un redespertar del debate sobre marxismo.

La oposición al modelo colonial imperialista de EE.UU., Europa, que crece a expensas del atraso ajeno, hace que China enfatice su inspiración marxista.  En los dos últimos congresos del partido comunista esto se hace más evidente: eventos que coinciden con la lucha de resistencia en Medio Oriente, África y América Latina, todo un reverdecimiento ideológico que marca el nuevo momento de la resurrección de Marx.

Destaca, no obstante, un freno al pleno desarrollo del marxismo y es la pobre presencia de intelectuales orgánicos en América Latina, más acentuada que en Europa, quienes han migrado hacia la ecología mientras otros tributan al neopopulismo nacional. Valida la presencia de los intelectuales marxistas bolivianos quienes a diferencia de remanentes intelectuales comprometidos de México y Argentina son eminentemente orgánicos en la política y los conflictos de la sociedad. Se debe reconocer el lado flaco de la experiencia con Venezuela y sus resultados pobres que contribuyen a la diatriba rápida de la derecha mundial que atribuyen el fracaso al marxismo y no a la ausencia del mismo.

Así las cosas  el marxismo  se asienta en el país del sol naciente,  Dice  Jinping “Doscientos años después, el nombre de Marx es respetado en todo el mundo y su teoría aún resplandece con la brillante luz de la verdad Marx y el marxismo siguen rigiendo las designios de la política en China” e  insiste  “El marxismo, vive  un amanecer espectacular, ilumina el camino de la humanidad en su exploración de las leyes históricas y la búsqueda de su propia liberación“. “Marx  es el más grande pensador de los tiempos modernos profesor de la revolución del proletariado“. Si el país más grande en población y el segundo más desarrollado en la economía mundial dice inspirarse en Marx, esta aseveración tiene que ser tomada muy en serio, puesto que   China si bien necesita de Marx como medio de cohesión ideológica, más relevante es observar que ya no lo necesita gracias al híper desarrollo en armonía. China ha reducido la pobreza a menos del 1% sin hacerle guerra genocida a nadie, respeta y venera el pensamiento de Marx organizando la reedición por parte de editoriales estatales de clásicos marxistas. El partido y sus intelectuales  convocan  a la lectura de Marx, Engels y Lenin,  llegando a niños y jóvenes que  cantan el himno a la internacional y leen  material didáctico con teoría marxista.

Destaca, no obstante, un freno al pleno desarrollo del marxismo y es la pobre presencia de intelectuales orgánicos en América Latina, más acentuada que en Europa, quienes han migrado hacia la ecología mientras otros tributan al neopopulismo nacional.

*Tomás Rodríguez León, máster en gerencia de salud pública, especialista en salud y educación; magíster en epidemiología. Docente universitario.

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