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viernes, noviembre 22, 2024

EL RIESGO PAÍS ELEVA LA PRESIÓN ARTERIAL DEL ECUADOR. Por: Carlos Villacís Nolivos*

El 12 de diciembre de 2008, el entonces presidente de la República, Rafael Correa, señaló que el país se acogía a lo que en el mundo económico se conoce como default o cesación de pagos de las deudas contraídas.

Anunció que el Ecuador iba a dejar de pagar los intereses de los bonos Global 2012 y Global 2015, pues consideraba que el 39% de la deuda pública era ilegal. “No se seguirá pagando esa deuda externa y presentaremos a los acreedores en los próximos días un plan de reestructuración”, afirmó el Primer Mandatario, según recoge el diario argentino La Nación de esa fecha (1). Luego vinieron los rumores de un nuevo feriado bancario y Correa se defendió amenazando. “La próxima vez meto preso al presidente de la Asociación de Bancos Privados por difundir rumores desestabilizadores”, dijo en el Enlace Ciudadano del sábado 20 de diciembre (2).

La respuesta de los mercados internacionales vino inmediatamente: el 22 de diciembre de ese año, las calificadoras pusieron el índice del riesgo país ecuatoriano en el nivel más alto desde el inicio del siglo y que hasta ahora, diez años después no se ha vuelto a repetir. Esa fecha llegó a 5069 puntos, unas seis veces más alto que las actuales cifras y casi el doble de las que presentó el primer día del nuevo milenio, el 01 de enero de 2000, cuando se ubicó en 3353 puntos, con todo y las heridas aún abiertas del saqueo a los bolsillos de los ecuatorianos por parte de banqueros inescrupulosos.

Visto en un gráfico, el 01 de enero de 2000 y el 22 de diciembre de 2008 parecen el Chimborazo y el Cotopaxi rodeados de una serie de montes pequeños. Esa ha sido la historia del Ecuador al ritmo del riesgo país, en la que el Ecuador parece sumido permanentemente en la desconfianza de los mercados internacionales. ¿Pero esta percepción tiene correspondencia con el mundo real? ¿Ecuador es un país del que se debe desconfiar?

Contrariamente al discurso oficial, ni entre 2014 y 2015, cuando ocurrió lo que Correa nombró como la “tormenta perfecta”, este índice alcanzó tales niveles, ni tampoco lo hizo en la mayor parte del tiempo de la gestión del actual gobernante, Lenín Moreno, sino que retornó a los registros promedio del presente siglo. Eso sí, a diferencia de otros momentos de la historia, tanto el Gobierno como algunos medios de comunicación presentaron el ligero retroceso experimentado en las últimas semanas como un éxito explicado por el nombramiento de Richard Martínez al frente del Ministerio de Economía y Finanzas, el pasado 14 de mayo.

“El índice de riesgo país se ubicó en 661 el jueves 17 de mayo del 2018 (…) ha caído en 87 puntos desde el pasado lunes 14 de mayo del 2018, cuando el Gobierno anunció a Richard Martínez, exdirigente empresarial, como nuevo Ministro de Finanzas. Según el Gobierno, esta reducción obedece a este cambio en el Gabinete, pero además a otros factores, como el precio del petróleo “que ha seguido una tendencia a la alza hasta ubicarse en USD 71,5 ayer”, señaló El Comercio (3).

Sin embargo, esto contrasta con los datos de los últimos días: el gobierno y sus autoridades del Frente Económico anuncian lo que los mercados quieren escuchar (racionalización del gasto público, aperturismo comercial, ingreso a la Alianza del Pacífico, remisión de deudas a empresarios y morosos del seguro social, etc.) y pese a ello, el riesgo país ha vuelto a subir. El 14 de mayo, fecha en que Martínez asumió el cargo, el riesgo país estaba en 748 puntos; el 24 de Mayo, cuando el gobierno de Moreno cumplió un año, había caído a 621 puntos; y el 29 de mayo volvió a subir hasta 657 puntos. En todo caso, hay que dar el derecho a la duda y existe la confianza de que este indicador vaya a la baja, si no a los niveles que tiene Perú, por lo menos a los de Colombia (ver subtema “El país del riesgo frente a sus vecinos”).

¿Qué es el riesgo país?

Para empezar habría que entender qué mismo es este volátil índice, sobre todo cuando los dirigentes empresariales, los analistas ortodoxos y las autoridades económicas del Gobierno han prendido sus focos de alarma por un inusual movimiento del riesgo país pese a la recuperación del precio internacional del petróleo, que oscila alrededor de los 70 dólares por barril.

En términos sencillos, el riesgo país es:

  • Una especie de calificación que ponen ciertas entidades especializadas (calificadoras) a los países, según el riesgo que encuentren en ellos de que cumplan o no con sus obligaciones de pago acordadas. En otras palabras, cuando el riesgo de que surjan problemas para el pago son mayores, sube y, por el contrario, si creen que existe mayor seguridad o confianza en que el país va a cumplir con sus obligaciones, este baja.
  • El riesgo país es el resultado de la diferencia entre las tasas que pagan los Bonos del Tesoro de los Estados Unidos y los que pagan por los bonos de los países emergentes. (4) Esa diferencia se mide en puntos básicos o simplemente puntos y se denomina spread o swap.

Hasta aquí todo parece dentro de lo normal en una relación entre países que necesitan dinero y entidades o países que están en capacidad de entregarles los recursos financieros que necesitan. Sin embargo, el problema parece estar no en lo que representa sino en quien lo aplica. “En la práctica, el riesgo país se mide con el EMBI (Emerging Markets Bond Index), que fue creado por la firma internacional JP Morgan Chase y que da seguimiento diario a una canasta de instrumentos de deuda en dólares emitidos por distintas entidades (Gobierno, Bancos y Empresas) en países emergentes”, señala el portal mexicano economía.com (5)

¿Es el riesgo país el índice más confiable para medir la honradez de un país?

George Soros, el multimillonario e inversor húngaro a quien se acusó de haber llevado en 1992 a la quiebra al Banco de Inglaterra obteniendo jugosos beneficios, tiene muy claro que el índice riesgo país es un instrumento de los grupos financieros globales. “Mientras en la antigua Roma sólo votaban los ciudadanos romanos, en el capitalismo global, sólo votan los capitalistas norteamericanos, y lo hacen a través de sus empresas especializadas en determinar el ‘riesgo-país”, dijo.

Juntando las piezas del rompecabezas resulta que el riesgo país expresa las preocupaciones y las percepciones de las entidades calificadoras de riesgo y los tenedores de los papeles de la deuda o los grandes bancos e inversores. Es el punto de vista de los acreedores. Esto tiene una alta carga subjetiva, como lo aclara Alberto Acosta, expresidente de la Asamblea Constituyente de 2008: “Otro aspecto relevante relacionado con el ‘riesgo-país’ es su significación política. Este indicador involucra un elevado grado de subjetividad, lo que lo vuelve susceptible de manipulación. Esto lo convierte en sí en un instrumento de control político. Siendo así, un bajo nivel de ‘riesgo-país’ podría muy bien no reflejar una real estabilidad macroeconómica y menos aún el potencial de crecimiento de una economía, sino apenas la aceptación por parte de un gobierno de las condicionalidades de los organismos multilaterales de crédito, independientemente de su conveniencia o no”. (6)

En conclusión, el riesgo país debe ser considerado como un índice de economía política o un índice político-económico. Esto puede leerse de distintas maneras, pero sobre todo apunta a caracterizarlo como la expresión de las percepciones de los inversores y banqueros transnacionales respecto a un país, con consecuencias políticas y comunicacionales definidas:

  1. Evidencia la intención de alinear a los países y sus gobiernos en función de ciertas percepciones y visiones. En otras palabras, tiene una carga ideológica.
  2. Persigue la uniformidad del pensamiento hegemónico en todos los países. Los pensamientos anti sistema recibirán como sanción la elevación segura de su riesgo país. Esto va atado a la intención de construir una imagen del antisistema como poco confiable, falseador de propuestas, bloqueador de iniciativas e incumplidor de compromisos. Es muy difícil que un país que busca construir opciones distintas al capitalismo tenga un riesgo país bajo y, por el contrario, un país que se ajusta a las percepciones vigentes en el mercado jamás tendrá un riesgo país alto.
  3. Este índice busca encadenar a los países a ser parte del sistema crediticio global y al capital financiero, generando un orden específico. El riesgo país bajo o en caída es considerado como una señal de recuperación de la seriedad de los deudores y ayuda a desbloquear los recursos que pueden entregar los organismos multilaterales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o Banco Mundial (BM). En otras palabras, si quieres sobrevivir en medio de la tormenta necesitas de un salvavidas, y este será entregado solo si baja el riesgo país. Caso contrario, es tu culpa si te ahogas.
  4. Los medios de comunicación juegan un papel activo en la difusión de estas ideas, generando en la población una sensación de angustia si sube el riesgo país o de alivio si desciende. De esta manera, ayudan a configurar una opinión pública alineada a la opinión publicada (la de los columnistas y editorialistas), que a su vez está alineada a las percepciones dadas por las calificadoras de riesgo, que a su vez se alinean con los intereses corporativos de los grandes bancos e inversores transnacionales.

Recuperando una vez más el criterio de Soros, esa especie de democracia censataria en lo económico que rige en el mundo tiene su expresión en el riesgo país y reconfigurarla será posible solo si se abren caminos de democratización a escala regional. Sudamérica perdió una oportunidad histórica única cuando en la última década no supo construir y consolidar modelos e instituciones de integración económica y financiera, a la vez que abrir espacios de contacto que fortalezcan la relación Sur-Sur. Sus presidentes, sobre todo los autodenominados progresistas, nunca pasaron del discurso a los hechos en asuntos trascendentales como el Banco del Sur y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), desde donde se podían abrir espacios de financiamiento canalizados hacia el desarrollo de infraestructuras regionales y líneas de crédito que contribuyan decididamente a erradicar la pobreza y elevar la calidad de vida de la población. Eso no funcionó por la carencia de coherencia política en los mandatarios y los movimientos políticos que los sustentaron.

Sin esquemas e instituciones que desbloqueen el monopolio financiero será imposible acabar con la dictadura del riesgo país.

Por otro lado, las reglas del juego han cambiado radicalmente con los cambios observados en los gobiernos de la región y los virajes ideológicos impensables, como en el caso de Ecuador. Esto quiere decir que también debe repensarse qué tipo de economía debe construirse en este momento histórico que permita convivir temporalmente con estos mecanismos del mercado capitalista, como el riesgo país. En esto es necesario el concurso de muchas cabezas y de bastantes voluntades, porque las condiciones son distintas.

El país del riesgo frente a sus vecinos

Solo para tener una idea de lo volátil y subjetivo de este índice pudiera ser importante ver qué pasa con otros países vecinos.

  • Colombia, un país tradicionalmente liberal, ha tenido índices relativamente bajos durante los últimos años. Así, al arrancar 2018, el 02 de enero, se colocó en 169 puntos; días antes de las elecciones del bilidad de que por primera vez en la historia de dicho país los sectores de pasado 27 de mayo, empezó a subir, probablemente empujado por la posiizquierdas representen una opción real de poder disputando la Presidencia de la República a los tradicionales grupos de poder. El 30 de mayo ya estuvo en 202 puntos.
  • Perú: El 2018 empezó como otro año normal para una economía señalada por muchos economistas ortodoxos como un éxito. El 02 de enero, el riesgo país se ubicó en 106 puntos y en los siguientes días bajó aún más, incluso por debajo de los cien puntos, llegando a su sima el 09 de enero, cuando estuvo en 94 puntos. La incertidumbre política empujó al alza a este índice pero no fue muy sorprendente, lo que en opinión de los economistas neoliberales es una demostración de la solidez de la economía peruana. El 21 de marzo, día en que renunció Pedro Pablo Kuczynski a la presidencia de la República, el riesgo país apenas se movió y se ubicó en 124 puntos. Al 30 de mayo el dato de cierre era de 142 puntos.
  • Venezuela: Es el otro extremo de la región y su riesgo país es el mejor reflejo de la subjetividad en la aplicación de este índice. El riesgo país está en niveles que son vendidos mediáticamente como otro ejemplo del manejo desastroso de la economía por parte del gobierno de Nicolás Maduro. Así, el 02 de enero de 2018 estuvo en 5055 puntos; el 21 de mayo, un día después de las elecciones en las que se impuso nuevamente Maduro, se ubicó en 4465 puntos; y finalmente, el 30 de mayo estuvo en 4520 puntos.

DATO

  • El valor más bajo del riesgo país ecuatoriano en estos 18 años se obtuvo el 07 de septiembre de 2014, en el mismo gobierno del default, cuando cayó hasta los 289 puntos.

Bibliografía

* Carlos Villacís Nolivos es comunicador social. Ha desempeñado la docencia universitaria, el periodismo en medios de comunicación privados y públicos, trabajos de consultoría y ejercicio profesional en el sector público. Twitter: @villanoalrescatBlog: Kitósfera

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