Los no videntes y la cultura de la imagen
EL VÍDEO POLÍTICO
Término que para muchos será de uso diario mientras que para otros tan solo es un modismo de la jerga del siglo XXI o incluso para otros tantos una palabra totalmente desconocida. Sin embargo este concepto posee un profundo significado que sin saberlo incide en las decisiones colectivas, además de contribuir con la formación de la opinión pública a nivel mundial.
Fenómenos como la revolución informática, el desarrollo de las telecomunicaciones; así como el auge de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, TIC’S, han suscitado que la política, tal como era concebida en el pasado, haya sufrido una transformación que en la actualidad parece ‘normal’, aunque no seamos conscientes de aquello.
Se podría definir el vídeo político como el dominio de las imágenes sobre la mente y el raciocinio de las sociedades. Es decir que actualmente la incidencia de lo visual es el elemento determinante para que la colectividad se incline por una tendencia o postura ideológica en particular.
El politólogo Italiano Giovanni Sartori-1992 define a el video político como “un reflejo, pero también espejo del vídeopoder mas general que es el poder de la imagen.” Enfatiza aspectos negativos de un mundo progresivamente dominado por las imágenes, en el que “el ojo se come a la mente: el puro y simple ver no nos ilumina en absoluto sobre como enmarcar los problemas, adecuarlos, afrontarlos y resolverlos. En realidad, sucede lo contrario: todo pierde su proporción y tampoco se comprende qué problemas son falsos y cuales verdaderos“, en otras palabras lo audiovisual posee efectos cognitivos superiores a las de la palabra por tanto resulta más fácil influenciar, transmutar u homogenizar la opinión de los tele-espectadores a través de la imagen, sustituyendo así al argumento y la criticidad.
Muchos líderes políticos alrededor del mundo y a lo largo de la historia han recurrido al video como herramienta de persuasión para que sus campañas tengan una gran acogida y aceptación entre los votantes. Su público está siendo influenciado por el poder mediático, al punto que el candidato que utilice el mayor número de imágenes emotivas, impactantes o conmovedoras, es quien probablemente tenga la mayor oportunidad de acceder al cargo en disputa. Este hecho devela tal vez una realidad temible, pues resultaría que el personaje con mejores habilidades mediáticas es el que gane la contienda electoral. En otros términos, el mejor vídeo político pueda no ser el mejor gobernante.
Luego de esta breve exposición, podemos decir que en la contemporaneidad, quien ocupe un alto cargo por elección popular quizás es el individuo que mejor supo explotar el sensacionalismo, usar su look, actuar histriónicamente, manejar el raiting, proyectar carisma, publicitar slogans cautivadores y seducir a los auditorios.
Ahora bien, habría que plantearse una interrogante en el escenario de la nueva forma de hacer política y la cual sería la siguiente ¿Incide o no el vídeo político en las personas no videntes?
Para iniciar con el análisis de esta disyuntiva se tendría que tomar en cuenta las siguientes puntualizaciones:
– ¿Las personas Al carecer del sentido de la visión, las imágenes pierden su fuerza conductora de mensajes persuasivos?, entonces ¿las personas invidentes forman su criterio sin estar afectadas por el poder mediático?
Pues no, ya que el mensaje emitido por actores políticos en sus campañas tienen, además de un alto nivel icónico, un acompañamiento musical y narrativo que si bien es cierto que es complemento de lo visual, sin embargo no dista de ser un artilugio determinante para la formación del criterio colectivo. Dicho de otra manera, la locución y las piezas musicales son factores que podrían incidir en los potenciales electores. Ejemplo de esto es la elocuencia de los discursos, narraciones enternecedoras o las canciones nostálgicas que apuntan directamente a despertar sentimientos en el público que reciben este bombardeo audiovisual.
– Un mensaje resultante del accionar del vídeo político que ha calado entre las personas empieza a ser socializado de manera casi instantánea, lo que deriva en una interacción incesante entre los miembros de una sociedad a la cual también pertenecen las personas invidentes. Por tanto la reproducción del mensaje político está asegurada, claro que con los códigos propios de cada persona, o en este caso de cada discapacidad. En este sentido se puede decir que a pesar de no receptar el mensaje visual directamente, las personas que no pueden ver, de una u otra manera serán partícipes de esta dinámica de transferencia.
En definitiva, si bien es cierto que los sujetos están expuestos al influjo mediático, esto no significa que no puedan construir su propia discursividad y criticar las neo formas de hacer política. La situación radica en el análisis que hagamos de esta configuración moderna entre medios de comunicación masiva y los personajes que pretenden conducir el destino de la sociedad mundial. Para el efecto debemos fortalecer nuestro criterio alimentándolo de información alternativa y proveniente de fuentes contestatarias a los massmedia controlados por grupos que solo buscan difundir noticias en relación a sus intereses.
* Primera persona no vidente graduada de la facultad comunicación de la Universidad Salesiana. alejokyl@hotmail.es
