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ELECCIONES EN BRASIL: MÁS ALLÁ DE DILMA, LULA, Y SILVA…. y…. UN NUEVO PARTIDO POLITICO PARA BRAZIL: entrevista con José Arbex Jr.

ELECCIONES EN BRASIL: MÁS ALLÁ DE DILMA, LULA, Y SILVA.

por Gerard Coffey

y

UN NUEVO PARTIDO POLITICO PARA BRAZIL: entrevista con José Arbex Jr.

06  Octubre 2010

Puede haber sorpresa, siempre hay sorpresas. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales Marina Silva, ex Ministra de Medio Ambiente de Lula, casi dobló la intención de voto que manejaban las encuestas. Pero Silva no participará en la segunda vuelta y si todo sale según lo previsto, Dilma Rousseff, candidata presidencial del Partido Obrero y ganadora de la primera ronda electoral con 46% del voto, será la próxima presidente de Brasil.

La razón es que Rousseff, una vez miembro del movimiento guerrillero brasileño ‘Vanguardia Revolucionaria Palmares’[i], representa la continuidad; el presidente saliente Lula da Silva goza de una popularidad asombrosa de más de 80 % y ha trabajado incansablemente por Dilma.

La popularidad de Lula se debe principalmente a sus logros económicos. Si bien su administración no ha cambiado el orden económico fundamental, la clase media baja, es decir aquellos con un ingreso familiar mensual de entre US $550 y  US $2,400, ahora constituye el 53 % de la población, comparado con el 40 % en el 2002. Hay más trabajo y los trabajadores son mejor pagados.

Económicamente el país es más fuerte que nunca, ampliando su influencia en América del Sur con inversiones importantes en Argentina, Colombia, Perú y Chile. Muchos están contentos con el rumbo económico del país. Y Brasil es también mucho más activo en el escenario mundial: las relaciones con Irán, el apoyo para Manuel Zelaya en Honduras, y el intento de resolver la disputa entre EE.UU e Irán sobre el procesamiento de combustible nuclear. Y a pesar de que pueden estar en desacuerdo con los detalles, los brasileños están orgullosos del papel global cada vez más importante de su país.

Pero esta historia de éxito tiene otra faceta. Los logros económicos son innegables, pero usar datos del 2002 como punto de partida da una impresión falsa del logro. En ese momento el país, como otros en la región pasaba por una crisis financiera muy grave y los niveles de pobreza habían aumentado dramáticamente. Por ejemplo, según cifras proporcionadas por la embajada brasileña en Londres, el PIB per cápita cayó en casi la mitad entre 1997 y 2002, de US $4,932 de los EE.UU. a US $2,604. Por supuesto nada se esto tiene que ver con Lula, pero sirve para poner el éxito económico en perspectiva. En el mismo sentido, es una reciente evaluación de América Latina realizado por “The Economist“, Ricardo Paes de Barros, del Instituto para la Investigación Económica Aplicada, un centro de investigación vinculado al Gobierno brasileño, declaró que: “Si Brasil quiere alcanzar las condiciones sociales medias para un país de su nivel de renta, debe mantener el progreso “Fantástico” en enfrentar la privación de los 15 años anteriores durante dos décadas más”. Y aparte de esto, tenemos e problema de la distribución de la riqueza.

A pesar de las mejoras Brasil es todavía uno de los países más desiguales del planeta: ocupa el décimo lugar de la escala mundial de la desigualdad de acuerdo con el Factbook de la CIA[ii], mientras según la misma fuente, Venezuela es el país más igual de América del Sur. Según la ONU Brasil también posee uno de las tasas de homicidio más altas del mundo, mucho mayor que la de México; en Sudamérica solamente Venezuela y Colombia le superan. Los enfrentamientos en de los favelas entre la policía y las pandillas traficantes de droga ya son reconocidas debido a películas como Ciudad de Dios, mientras en Río de Janeiro las autoridades ahora construyen muros, dicen por motivos ambientales, aunque parecen nada más que barreras contra la expansión de las favelas y sus habitantes[iii].  De acuerdo con Pasulo Bastos Ceza, del Instituto Pareira Passos, para el 2024 ´las zonas más selectas de Rio estarían cercadas por favelas´.

Así que, a pesar de la atención mediática enfocada casi exclusivamente sobre Lula y Dilma y el relato del éxito brasileño, hay más que contar. La pregunta más importante es cómo incorporar a las decenas de millones de brasileiños que aún viven en la miseria en un  proceso político y económico. Otra pregunta importante es, quién lo hará. Parece improbable que los partidos actuales lo logren, y muchos intelectuales critican al Partido Trabajador (PT) por no haber ido más lejos en su proceso de inclusión social. José Arbex Jr. es uno de ellos.

En la siguiente entrevista, hecha por el diario brasileño Brasil de Fato http://www.brasildefato.com.br a finales de mayo de este año, Arbex sugiere que es hora de crear un nuevo partido político en Brasil. Este partido representaría a los sectores más marginalizados, y sería capaz de enfrentar un aparato estatal que no fue creado para servir a la mayoría de la población de ese país.

Arbex fue miembro del PT, y trabajó diez años como periodista para Folho, diario importante de Sao Paolo. Fue también Editor de Brasil de Fato, un periódico con fuertes vínculos con movimientos sociales como el Movemento Sem Terra (MST). En  la actualidad es catedrático de la Universidad Católica de Sao Paolo (PUC – SP).

Entrevista a José Arbex Jr.

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE BRASIL PRECISAN CREAR UN NUEVO PARTIDO EN OPOSICIÓN AL ESTADO.

Brasil de Fato 24 05 2010-10-05

Traducida por Gerard Coffey

En medio de una exclusión cada vez mayor provocado por el avance del capitalismo liberal sobre todo en las últimas décadas, el periodista Jose Arbex Jr. propone que los movimientos sociales formen un nuevo partido político en Brasil. Para Arbex, estas organizaciones como el Sin Tierra y el Sin Techo son las únicas de izquierda que han sido capaces de dialogar con los sectores más marginalizados por la economía capitalista. Estos grupos suelen ser los más devastados, puesto que el Neoliberalism ha sido incapaz de incluirlos – todo lo contrario –  dentro su dinámico. Y así que luego el estado se pone cada vez más represivo y segregacionista para mantener cierto nivel de estabilidad sociable. Lo que Arbex propone, por tanto, es que los movimientos sociales crean un instrumento político que, al unir los sectores excluidos, parte de la suposición de que el estado brasileño fue construido en contra de la nación, y que pone la cuestión de poder sobre el tapete, y que  hace un salto cualitativo en relación con su condición actual.

Brasil de Fato: en Brasil las personas negras, la pobres y las comunidades carentes, principalmente en los grandes centros urbanos, ha sido las víctimas de violencia de toda clase que, en particular ella perpetrada por la policía y el estado. Cómo evalúa usted el caos social que Brasil vive hoy en día?

José Arbex Jr. – Si se compara la situación actual con la de octubre de 1992, cuando sucedió el masacre de Carandiru [en São Paolo-SP], veremos una gran diferencia. En ese momento, 111 reclusos murieron y el hecho provocó un escándalo de gran nacional de grandes proporciones, y que la gente consideró como un caso inaceptable. En comparación, hoy en día, el gobernador de Río de Janeiro [Sergio Cabral – PMDB] triunfalmente muestra la estadística de que la policía está matando a 1.500 personas al año en las favelas de Río – un Carandiru por mes. Y no causa ningún escándalo en la sociedad, es como si fuera normal.

La policía, tanto en Río de Janeiro y Sao Paulo, está usando un dispositivo que es inconstitucional, que es el orden de registro colectivo. Es decir, tiene el derecho a entrar en su casa no porque usted es sospechoso de haber cometido un delito, no porque es sospechoso de tener vínculos con el crimen organizado, nada de eso, sino simplemente porque vive allí. ¿Puede una orden de cateo en los jardines colectivos? Ni digo incluso en el barrio, sino por ejemplo en una cuadra de los Jardines, pero no, si siquiera  en un bloque, una orden de allanamiento colectivo en la calle Oscar Freire? ¿Lo cree usted posible que todos los residentes se quedarían tranquilos al tener la policía en su apartamento sólo porque viven allí? Es obvio que no. Entonces lo que tenemos es un estado que trata a algunos brasileiros como portadores de derechos y otros como no tiene derecho alguno. Estamos en un proceso de terror que se dirige específicamente a un sector más numeroso de la población, es decir los trabajadores.

La ONU ha publicado datos que muestran a Brasil con una de las tasas de homicidio más altas del mundo….

La ONU cree que Brasil tiene una de las tasas de homicidios más alta del mundo, con alrededor de 50 000 muertes al año, y que las policía y los escuadrones de muerte son los principales responsables de esta hazaña. Muchas más personas mueren disparadas en Brasil que en Irak, Palestina y otras zonas de conflicto del planeta. Sólo por comparación: 30 años de guerra civil entre protestantes y católicos en Irlanda, que se inició en 1968 y se consideraba de extrema violencia, produjo menos de 3.000 muertes, esto es el equivalente de tres semanas normales en Brasil. Es una situación permanente, que los medios de comunicación encubren y que se está convirtiendo en algo natural. Es muy peligroso. Sabemos lo que sucede cuando la muerte se vuelve asunto de todos los días, la segregación del estado, el terrorismo contra las poblaciones indefensas… Basta con mirar la historia reciente de Alemania. Esto es muy preocupante y es la característica más terrible de la actual situación nacional.
¿Y quiénes son los principales responsables de esta situación?

En primer lugar es el Estado. El Estado renunció a que las leyes sean universales. Las leyes son para todos los ciudadanos, independientemente de su religión, color, raza, su cuenta bancaria. Son universales y lo que corresponde al estado – incluso el burgués – es hacer las leyes universales y no beneficiar a ciertos grupos de la sociedad. En segundo lugar, la responsabilidad es de un gobierno – tanto federal como local – que privilegia el pago anual de R $ 200 mil millones en intereses a los bancos en lugar de crear una infraestructura básica – la educación, salud, transporte y saneamiento ..  lo que volvería más decente la vida de la gente, asegurándoles lo que se aseguró a la burguesía, por ejemplo, en Francia, Estados Unidos, en Inglaterra. Aquí no estamos hablando del socialismo, sino de derechos burgueses. Hoy en día, tenemos un gobierno que destruye el estado cada vez más en nombre del superávit primario y hace que la vida de millones de personas que viven en la ‘periferia’ sea un infierno total.

Grandes grupos interesados en especular con la tierra, contratistas y agentes del capital financiero y los grupos que controlan el Estado en Brasil han puesto en marcha este tipo de política social. Los responsables están bien establecidos. Con esto, no estoy pidiendo disculpas al bandidaje, no estoy diciendo que la periferia tiene mucha criminalidad porque no hay presencia del Estado, o que el bandidaje se justifica por la ausencia del Estado. Lo que estoy diciendo es que, obviamente, un estado de degradación moral de una población es mucho más propicio para el desarrollo del crimen organizado y el bandidaje antes que una situación en la que la gente tiene una vida digna. El pueblo, en una situación desesperada, ven una salida en el tráfico de drogas y la organización de pandillas, porque no encuentra otra salida. Es obvio. El terrorismo de Estado fomenta el crimen y la delincuencia se alimenta el terror de Estado.

Y la principal víctima de este sistema es su juventud.

Principalmente. Si usted toma la tasa de homicidios que  el mismo estado brasileño se publica, verá que la gran mayoría de las víctimas son hombres de entre 16 y 28 años de edad. Negros, pobres, por supuesto la gran mayoría son pobres, que viven en estos sectores considerados malditos, la llamada ‘periferia’. No me gusta ese designación porque con el tiempo adquirió una connotación peyorativa, como si en Brasil hubiera similitudes en el estilo de vida y los intereses culturales, etc.. Cuando se habla de la periferia, parece que la periferia de Sao Paolo es igual que la de Río, que es igual a la de Recife, Salvador, Belém ..

Es cierto, cada uno de estos lugares tienen sus problemas sociales, culturales, morales, económicas. Pero son distintos. Aquí en Sao Paulo, por ejemplo, no se puede comparar Jardim Angela, con Heliópolis. Quiero decir, la periferia es un todo gris, inventado por los medios de comunicación para tachar a un lugar de amenaza para la estabilidad social, para la vida de los ciudadanos decentes, que son los de clase media, los que viven en el centro urbano, como si hubiera un de cordón de amenaza a los que son “buenos cristianos”. Incluso la periferia es una etiqueta que cubre hasta el asesinato de los jóvenes. Así que si un joven es asesinado por la policía, dicen: “pero es de la periferia” … y está justificado.
De hecho, hay un movimiento muy importante en Brasil, las Madres de Mayo, es decir las madres de las 600 personas (más o menos), asesinadas en mayo del 2006, cuando la policía mató en represalia por los ataques del PCC[iv]. Entre los muertos había unos jóvenes repartidores de pizza cuyo único delito fue – estaban escuchando música en los walkman – no escuchar las sirenas de la policía y no parar el moto. Los jóvenes fueron asesinados bajo la etiqueta de la periferia, etiqueta que hace sospechoso a todo el mundo. Es como la Alemania nazi, donde  decían “es Judío”, y listo, se justificó.

El gobierno de Río de Janeiro es la construcción de muros para aislar a los pobres. ¿Cómo ve usted eso?

Son muros de segregación. Los muros ahora se están multiplicando en todo el mundo y son el resultado del propio sistema capitalista, que no encuentra la forma de integrar a miles de millones de seres humanos en la economía. No pueden integrarlos. Y la única manera que encuentran para mantener el orden es la creación de muros. Pero usted  me va a decir, pero no es una exageración hablar de  miles de millones? No. No lo es. Basta considerar las estadísticas recientes de la FAO – La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación – para ver que por primera vez en la historia humana el sistema económico ha sido capaz de producir la cifra fantástica de mil millones de hambrientos. Si unimos a los mil millones que se mueren de hambre – los llamados desnutridos – los que no se mueren de hambre porque son capaces de conseguir las calorías mínimas necesarias para mantenerse con vida durante las próximas 24 horas – ya hay 2 mil millones. Y si unimos a estos la red de gente que se ve obligada robar para obtener un litro de leche para sus hijos – tendremos la mitad de la humanidad. Miles de millones de seres humanos que no son y no serán integrados en la economía. La única opción para el sistema es considerarlos desechables. Y, para aislar a los desechables, crea muros.

Este escenario plantea a la izquierda, que ha sido incapaz de organizar la inmensa mayoría de la población, un reto muy grande. ¿Cómo ve usted la izquierda brasileña ante esta coyuntura?

Tengo una opinión muy particular al respecto. Creo que el MST ha encontrado una manera de integrar a los sectores más excluidos y miserables de la sociedad brasileña en un movimiento organizado que confiere a sus participantes la dignidad, la conciencia política y la oportunidad de asumir su propio destino como ciudadanos. Esto hace que el MST sea el movimiento más importante en la historia de Brasil, y sin duda de la historia republicana. El MST y la mayoría de los movimientos que reflejan su experiencia, como son el MTST [sin techo], el MAB [los afectados por las represas] y muchos más, encontrarán una fórmula para organizar sus bases y, si hacemos una radiografía de lo que sucede hoy en las favelas urbanas, en el campo y en todos los sectores que sufren discriminación, encontraremos que hay una buena base para ser organizada. No creo que exista una dispersión total.

Ahora el asunto es que estos movimientos sociales en su conjunto deben dar un salto hacia adelante y crear un movimiento que tiene como objetivo específico poner sobre el tapete la cuestión del poder. El momento en el que vivimos en Brasil muestra el agotamiento de la fórmula electoral de partidos tipo PT para resolver los problemas de grandes sectores de la población en Brasil. El PT no ha solucionado el problema de inclusión, llegó al poder y no llevó a cabo la reforma agraria, su política macroeconómica ha sido diseñada para complacer el capital financiera del mundo, y hoy, una revista como Veja y periódicos como El Estado de Sao Paulo afirman con claridad que tanto  Dilma Rousseff como el conservador José Serra aplicarán la misma macro-política. Es posible que haya diferencias cosméticas en el sentido de que tal vez Dilma sea menos represiva y mantenga algunos programas sociales que reparten migajas. Pero eso no resuelve los problemas anteriormente mencionados.

Así que creo que los movimientos sociales tienen que dar un salto cualitativo y crear una organización que busca una alternativa estratégica que plantea la cuestión del poder. Necesitamos un instrumento político que cumpla con estos movimientos sociales y sea un punto alternativo de poder. Es hora de un nuevo partido en Brasil. O un frente de partidos – partidos o movimientos sociales. Tendremos que pensar en una forma creativa de establecer esta organización, de dar un salto cualitativo. En estos años, los movimientos sociales tendrán que crear y construir  directivas conocidas a nivel nacional e internacional, e identificadas con cambios sociales, que se niegan a ser co-optadas por este proceso de participación lucrativa en la economía neoliberal, que se niegan a participar en el esquema, que se identifican con las luchas de la vida cotidiana de los trabajadores brasileños tanto en la ciudad como el campo. Estas directivas existen, son reconocidas y tienen la responsabilidad, en mi opinión, de asumir este nuevo momento en la historia de Brasil.

Usted está abogando por la creación de un nuevo instrumento político. Esto significa que los actuales partidos y organizaciones de izquierda no han respondido a las necesidades de la inmensa mayoría de la población y no puede hacer frente a esta nueva realidad en el Brasil como un instrumento de transformación?

Sin lugar a dudas. Históricamente, los partidos de Brasil – incluyendo el PT, al que también pertenecía yo, así que no me estoy excluyendo de esta historia – fueron capaces de organizar a una masa de trabajadores formales afiliados al seguro, de funcionarios públicos, trabajadores de la metalurgia en general, de la industria automóvil, etc. e incluso un grupo de pequeños comerciantes, una clase media empobrecida. En este sentido los partidos han tenido éxito. Pero representan una minoría de la población. La gran mayoría se encuentra en las afueras, el campo, en el fondo de Brasil. Y los partidos no pudieron alcanzar a estos sectores. Fueron alcanzados mucho más por el TV Globo, que llega a todas partes, hasta la extremidad de la Amazonía, donde la gente tiene una antena parabólica y ve la telenovela  Viver a Vida. Entonces, quién va a alcanzar a estos sectores? El MST, el MAB, MTST los alcanzarán

Hoy en día, tenemos una situación en la que los partidos que dicen representar a la gente no dialogan con estos sectores. O más bien, sí dialogan, pero con golpes, con el terrorismo de Estado. Y, en segundo lugar, los movimientos sociales que organizan estos sectores están excluidos de la esfera del poder. Esto crea una situación intolerable, porque significa que el estado brasileño existe para un determinado sector de la sociedad, y no para otro. Así que, históricamente, los partidos han fracasado en esta misión, mientras los movimientos sociales tuvieron éxito en organizar estos sectores.

Cuando digo que tuvieron éxito no quiero decir que la obra ya se terminó. Todavía hay mucho que hacer. El MST ha mostrado que el camino sí existe. Es decir, que es posible organizar sectores. Por lo tanto, los movimientos sociales o asumen la tarea de dar un salto político y conducir estos sectores que nunca hizo parte de la vida política brasileña, hacia otra estrategia en la que sí sean parte – y deben hacerlo ahora, con carácter urgente – o lo que vamos a ver es que cada vez más estos sectores pagarán un terrible precio por no tener una voz política y estarán aislados por paredes.

Y la ofensiva permanente de las élites para criminalizar a os movimientos sociales y sus luchas, usted piensa que un instrumento político, como usted plantea, ayudará a las organizaciones en esta batalla? ¿Cree usted que un partido político legalizado sería un apoyo fundamental cara a este escenario?

Esto parece obvio, porque cuando la derecha toma la ofensiva que utiliza el aparato del Estado. Por ejemplo, montan un IPC para paralizar el MST, que para defenderse  necesita  gastar toda su energía. Por lo tanto, el aparato del Estado sube a la ofensiva, cuenta con su brazo armado, que es la policía y el ejército, y viene sobre los movimientos sociales. Además crea un consenso dentro de  la clase media a través de los medios de comunicación. El aparato estatal no es neutral, como he dicho antes, no universaliza las leyes, y es lógico que si los movimientos sociales no cuentan con un instrumento político que específicamente pone en cuestión el asunto del Estado, esta situación va a seguir y llevar los movimientos sociales a un desastre total, porque hoy se encuentran en una situación de impotencia.

Por ejemplo, tomemos el caso de Belo Monte. Poblaciones enteras serán desplazadas de sus pueblos a causa de una planta hidroeléctrica, una obra que interesa solo a un puñado de contratistas, y son indefensas. La gente está dispuesta al sacrificio para preservar sus tierras, dice que va a ir a las áreas a ser inundadas. Estas personas no tienen una herramienta política que las defiende, porque no existe un partido para defenderlas de manera decisiva, para movilizar a la población, que es capaz de articular todos los movimientos sociales en su defensa. Esto no existe.

El PT tampoco es ese partido. Por lo tanto, si no sucede este salto cualitativo es evidente que el neo-liberalismo, con el estado como instrumento, producirá un asesinato, una creciente criminalización de los movimientos sociales. De hecho, las recientes declaraciones tanto de Serra como Dilma, apuntan a ese camino. El Tucano[v] multiplica a diario las acusaciones contra el MST. Y la candidata del PT, cuando visitó los varios Agrishow en diversas partes de Brasil, dijo claramente no estar de acuerdo con la invasión de tierras, y es significativo que haya utilizado la palabra ‘invasión’, lo que es importante, ya que ella sabe que no se trata de ocupación.

Qué elementos políticos claves deben guiar un nuevo instrumento de esta naturaleza, hasta para no caer en los errores de tantos otros partidos de Brasil?

Hoy en día, cualquier articulación política en el país tiene que partir de un supuesto, tiene que tener una discusión muy seria respecto a que en Brasil el Estado se organizó contra la Nación. Esta es una formulación del profesor Istvan Iancson – parte de la vieja generación de profesores que eran en realidad profesores. Demuestra que en Brasil durante 400 años de esclavitud había una política de Estado dedicada a la supresión de la gran mayoría de la población, compuesta de esclavos indígenas y africanos. Al mismo tiempo, nunca ha habido en Brasil, y no hay, ningún sector de la burguesía dispuesta a formar un movimiento revolucionario similar a él de Francia y otros países, que tiene como objetivo la integración de la población activa en el proceso productivo. Lo mismo en la historia republicana. En los primeros 30 años tuvimos la oligarquía del café y leche; en el ‘Nuevo Estado’  de Getulio Vargas que, a pesar de tener un  proyecto nacional, lideraba ese proyecto sobre la base de una estructura sindical vinculada al estado, en la que los trabajadores nunca contaban con la independencia ne4cesaria para construir su autonomía; y luego vino la dictadura militar que duró veinte años y pico.

Quiero decir, tenemos una larga historia de sucesivos desastres que demuestran que en Brasil el estado siempre ha sido considerado por las elites como un instrumento propio. El surgimiento del PT y la CUT produjo una especie de temblor en esta historia porque, en primer lugar, tenemos la formación de una central obrero independiente, que fue la CUT, y la formación de un partido político que no fue producto de una elite y que fue capaz de producir perturbaciones en la estructura del Estado que los partidos tradicionales de los trabajadores, y otros como el  PC, y nunca lograron. Es innegable que el surgimiento del PT y la CUT produjo este terremoto, algo muy importante en la historia de Brasil. Pero creo que tanto el PT como la CUT no llevaron a su fin la idea de que el estado se construyó contra la nación. Simplemente participando en la estructura actual del gobierno no resuelve el problema, porque es un estado construido en contra de la nación brasileña.

Las estructuras del Estado no se modifican.

Sigue siendo sin cambios. Por ejemplo, para hacer visible lo que estoy hablando, me parece un error decir que en Brasil el sistema de salud o el sistema de educación pública no vale. Funcionan perfectamente. ¿O es que alguien ha pensado piensa que en algún momento en este país, las élites, que controlan el estado, han intentado construir un sistema realmente eficaz  para garantizar la salud y la educación de calidad para la mayoría del pueblo brasileño? ¿Alguien piensa eso? ¡Sólo si se ha vuelto loco! Así que creo que estos sistemas funcionan perfectamente a la luz de lo que es el gobierno brasileño, y lo que son los plutócratas que han gobernado este país durante 500 años.

Así que, si se construye un partido que no ponga en la agenda esta cuestión de que se necesita una revolución social para transformar el estado brasileño y crear las condiciones para integrar el estado con la nación, va a fracasar como todos los demás partidos. Creo que el único partido que sería capaz de hacer eso es un partido nacido de las bases – y aquí me refiero a las bases de la mayoría de los sectores excluidos, los más pobres, más miserables de la población, que son los movimientos sociales, los campesinos, los pueblos originarios,  los desempleados, los sin techo, los que salen todos los días para conseguir el alimento para las próximas 24 horas.

Todos ellos constituyen la capa social que nunca fue integrada en el Estado brasileño y que sabe exactamente de lo que se trata el Estado brasileño. Así que en mi opinión, aunque la experiencia del PT y la CUT ha sido muy positiva porque se ha producido terremotos en la relación del Estado y la nación, no llegaron hasta el fin. El PT no fue constituido como un partido anti-capitalista. Nunca se propuso la tarea de derrocar el capitalismo.

¿El objetivo de este nuevo partido contra el estado brasileño será qué? ¿Será un partido socialista, de desarrollo social, se quiere desarrollar el capital interno?

No lo sé. Yo no soy adivino. No creo que corresponda a una dirección ilustrada decir lo que este partido será. En ese momento, lo que viene primero es encontrar una fórmula para agregar el conjunto de movimientos sociales. Esto establece el punto de partida para la discusión, a saber, ¿cómo agregar estos movimientos sociales?, y de los debates realizados por estos movimientos sociales, viene la base principal. Una discusión sobre el programa vendrá de la base. Y tiene necesariamente lo siguiente: no queremos un partido que se une al gobierno brasileño, tal como existe hoy en día. Ese es el punto. El resto hay que discutir. No podemos poner una serie de condiciones previas que actúen como barreras a la formación de un gran partido de base, verdaderamente popular.

Usted, como intelectual, imagino que sería miembro de ese partido. Usted cree que otros intelectuales, la universidad, también se unirá a un partido con estos objetivos? Hay reserva moral en la izquierda brasileña que sea capaz de crear un partido de esa naturaleza?

Por supuesto, tenemos reservas morales … Prefiero no dar nombres y no cometer injusticias … Pero si el MST es un movimiento de importancia histórica en Brasil, es claro desde este punto de vista que los dirigentes y voceros del MST se encuentran entre los que pueden y deben impulsar el proceso. Creo que el João Pedro Stedile tiene un papel importante en él, debido a su perfil nacional e internacional. Pero hay mucha gente buena dentro de los movimientos sociales, los partidos de izquierda e incluso dentro del mismo PT, gente animada por una propuesta de construir un poderoso partido anti-capitalista en Brasil.

Al mismo tiempo, creo que este partido podría causar un susto en un vasto sector de la clase media brasileña. Imagine lo que pasará cuando llega un partido que  une al MST, los movimientos que se organizan en la periferia, el hip hop, las Madres de Mayo, etc. y que comienza a dar visibilidad al Brasil de cara fea. Es decir, que no es el Brasil que va de shopping en un centro comercial. Incluso dentro de la universidad la gente que ahora dicen estar a favor de una transformación social se asustarán al ver la verdadera cara del cambio social. Pero al mismo tiempo se crearía un efecto excepcional porque se producirá una subida de la autoestima y dignidad de las decenas de millones de brasileños que ahora están en la nada porque piensan que no tienen futuro.

Puedes imaginar lo que significaría para un trabajador que trabaja 15 horas al día para ganar un salario mínimo, y que se ahoga en el trago? Y que de repente se da cuenta de que puede participar en algo como esto? Eso daría un tremendo impulso a la organización política brasileña. Sería algo muy superior a lo que ocurre hoy en Venezuela con Hugo Chávez. Superior dado el tamaño de la economía brasileña, el número de habitantes y el poder que tienen esos millones de trabajadores organizados, que tiene una tradición de lucha negado por las élites, que es una completa tontería.

Piénsalo, desde el Quilombo dos Palmares hasta el MST, pasando por las Ligas Campesinas, por los Canudos, la Revolta dos Malês y las revueltas regionales del siglo 19 entero. Esta gente no ha dejado de luchar ni una década. Por lo tanto, tenemos experiencia de combate, una historia de lucha. Y un grupo de este tamaño tendría un enorme poder para impulsar a la nación brasileña. Dado que este partido no caerá en la trampa de formar parte del el estado brasileño, tal como sucede hoy en día. Es un partido que tiene que estar comprometido con la ruptura. Sin ese compromiso no podrá impulsar a nadie. Y creo que en ese proceso, todo el mundo va a formular lo que todos dice y opina, que es un programa hecho para Brasil a partir de la realidad brasileña, y no en las formulaciones en Europa.

No es que yo estoy aquí para negar a Karl Marx u otro pensador europeo, eso sería estúpido. Lo que sí estoy diciendo es que precisamente la ausencia de las masas en la política produce un tipo de pensamiento muy intelectual, en sintonía con los conceptos de vanguardia que existen en Europa y que se formularon en Europa. Estos conceptos se formularon en Europa y no provienen de un diálogo con una población que tiene su propia historia, una historia que no es la historia de Europa. Es una historia diferente. Creo que esto podría producir una transformación en la universidad misma. Quiero decir, los intelectuales tendrían que responder al reto que plantea a ellos mismos como intelectuales un partido de esta naturaleza.

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[i] Arrestada en 1970, Rousseff pasó tres años en la cárcel.

[ii] Según la misma publicación, los países sudamericanos Bolivia y Colombia son los  peores, clasificando en 7º   y 9º lugar respectivamente. ¿Más arriba (abajo si prefieres) de Bolivia todos los países son africanos, incluyendo Sudáfrica, que es el segundo país más desigual del mundo. Las cifras para Brasil son también del 2005, y de acuerdo con otras medidas, la desigualdad ha disminuido algo entre el 2002 y 2006 , aunque en ese sentido queda atrás del Ecuador (31º  en la lista general) que, de acuerdo con el informe arriba mencionado de The Economist redujo su desigualdad en un 3 %.

[iii] La favela de Iara. Diario El Espectador Bogotá, 3 de enero 2010

[iv] El Primeiro Comando da Capital, PCC, es un grupo fundado en 1993 por presos de la cárcel Taubaté de Rio de Janeiro. En el  2006 el grupo lanzó un ataque sorpresivo contra la policía.

[v] El Tucano es el apodo del partido de centro derecha  Partido do Movimento Democrático Brasileiro, PMDB. Es el partido del ex Presidente José Sarney, pero ya no presenta candidatos a la presidencia.

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