“Un hombre que es encadenado y golpeado está sujeto a la fuerza que se ejecuta sobre él (…) ha sido orillado a actuar de cierto modo. Su libertad ha sido sujeta al poder. Ha sido sujetado al gobierno.” (Michel Foucault)
Aunque oficialmente no torturen en términos estrictos de magullar el cuerpo, toda cárcel es una tortura para los disidentes, tanto como una necesidad para el poder. Cuando ingresa la rebeldía al tribunal, cuando la ley se cierne sobre cabezas inclinadas, cuando los pasillos conducen al silencio de las celdas…la tortura ha empezado. La ternura del poder en sonrisa fingida dice que no hay tortura, el dolor de madres de rodillas pidiendo clemencia, lo desmienten. Es tortuosa desagradable emoción que incomoda la piedad del gobernante. Pero es ¡tortura¡ tortura que se nos disemina a todos y que mide la maldad de los gobernantes.
Nuestra tortura es subalterna pero no única, también el poder sufre o sufrirá ¿Serían capaces de aguantar la tortura de perder el poder quienes se deleitan del aporreo? Ahora, mientras el sol resbala hacia la noche, aunque se haya perdido el respeto y no hayan extraviado el edicto o el camino a la mazmorra, se sentirán amados. Sentirse amados es la innovación del estado, a los criminales de antes les era indiferente el tema del amor. Los enemigos de la libertad confunden el temor con el amor, pero en sus consecuencias los dolores causados actualmente son más plurales, los tiranos y los dictadores del pasado, martirizaron y asesinaron con generosidad selectiva a los levantados en armas, a los jóvenes callejeros se les trataba como contraventores en siete días a la cárcel. Los tiranos actuales ya no asesinan, el método perdió vigencia, la tortura cambio de forma y de dueño ¿condenar a un valiente tirapiedras como terrorista, no tiene algo de tortura?
En el pasado y en el presente distintos momentos conducen a la cárcel con su dolor a cuestas, generan escarnio y conocimiento, proponen ilustración expedita para el que domina y para el dominado, el tiempo-espacio del encierro importan., extender los días del encierro tienen su lógica de discrimen y de exclusión. En el pasado el torturado se sentía incluido por afectación, su verbo nunca hizo silencio, en el presente en esta neo tortura de los golpes blandos del poder, el ser prisionero, se subsume, porque la norma y la legitimidad gobiernan los altercados previos…Un Balda, un Marcelo Rivera, una Guadalupe LLori fueron momentáneamente sometidos al silencio y por escarnio se hicieron moderados. El poder que quiere ablandar, crea un saber que legitima las relaciones de dominación por medio de la generación de disciplina silente. Tanto más para quienes aún no caen. En el pasado las madres de mayo se tomaron las calles con valor, las madres actuales caen de rodillas ¿quién tortura menos?
La relación poder-saber, se grafica alegóricamente; el mandatario aconseja a las dolientes madres que asuman el rol controlador y panóptico, domiciliariamente. La finalidad es obtener ayuda de gobernabilidad frente a las rebeldías. Las madres de mayo sabían que sus hijos desaparecidos eran combatientes y su dolor era solidario con su conducta, las madres de rodillas podrían ser la evidencia de la sumisión deseada. Pero la disciplina horrible de la sumisión tiene su lado oscuro y también se vuelve subversiva. El pedir perdón puede ser un acto político militar.
El derecho (poder, ley, prohibición, institución) legitima la tortura democrática de la cárcel y deja atrás el modelo guerrero de relación de fuerzas. La maquinaria de poder, con tácticas y estrategias nuevas, genera más discursos que látigos, pero es tan cruel porque desde el poder se impone como verdad. Más concretamente se instala como verdad que legitima la exclusión, el dominio y el castigo en el cuerpo social. Mecanismos represivos e ideológicos completan el cuadro. El poder con prácticas que se ejercen sobre el cuerpo (cárcel) requiere de discursos, explicativos donde la arquitectura de palabra no solo enfatiza la cárcel sino que recuerda los otros dominios en construcción; las escuelas, hospitales, cuarteles, que son disciplinantes institucionales. (Si tengo que pegarte es por tu bien).
Se producen ex profeso relaciones móviles asimétricas, relaciones de interiorización de la necesidad jerárquica de la fuerza, es cuando se ha generado ejercicio del poder como necesidad funcional, necesidad que empieza a sufrir distorsiones ante una resistencia que empieza a articularse en los sujetos dominados. La forma que se despliegan las resistencias, ante los macro y micro poderes. (Movilizaciones, caricaturas, performances, mensajes en redes sociales) con formas variables, individuales o colectivas, pacíficas o violentas, espontáneas u organizadas, de corto o largo alcance, da cuenta que la relación entre el poder y la sociedad civil ya no es homogénea, no es armónica, no está más en sintonía.
Gobernar y dirigir las conductas, aspiración del poder ya casi no es posible, si lo que se perseguía es estructurar una disciplina social, la moral en contra versión de las prácticas de la administración del estado lo ha cuestionado. Gobierno fuerte, conductas débiles significa dar paso a gobernar reprimiendo, sinónimo de sometimiento total de las disciplinas o desobediencias de “sujetos” sociales. Entonces lo innovador repite o recupera los esquemas de las viejas formas de gobierno y el garrote se sincera. También la cárcel y el maltrato se reformulan con poca modernidad, renace el rebelde encadenado y golpeado sujeto a la fuerza que se ejecuta sobre él. Lo triste es que son niños y jóvenes los visitantes de la cárcel ¡toda una pedagogía y una didáctica panóptica¡
Confunden el temor con el amor. Es que el dios de ellos es el del temor, no el del amor. Hay que temer a dios. Hay que temer al líder. Sufrir, pero obedecer y callar. Nos queda una sola esperanza: revertir el miedo que puedan infundirnos en rebeldía. No hay otro camino. Rebeldía que se organice. Que desenmascare. Que muestre que no somos aliados de la “restauración conservadora”. Esa, dirigida por el hermanito del opus dei, el “legítimo contradictor” del caudillo de AP, según su propia declaración. Nuestra voz, y nuestra acción, siempre debe ser libertaria.