FERNADO LUGO EL PRESIDENTE EN SU LABERINTO
Tomas Rodríguez León
Cuando a Fernando Lugo le sacaron los hijos de la sombra, sentí solidaridad de clase, no porque yo tenga hijos a la diestra y la siniestra, sino porque supo reconocer sus fechorías amatorias con cínica y ácrata forma de un hombre liberado, diferente en su conducta a los políticos hipócritas o a los curas violadores en la sombra. Fernando se reconoció humano, uno más entre seres humanos.
Fernando Lugo llegó a Guayaquil poco antes de ser presidente del Paraguay, compartimos con él, un escenario de debate con un tal Monederos, académico español discípulo de Dietrich… Monederos, defensor acérrimo del socialismo del siglo XXI, recibió mi artillería solitaria con posiciones marxistas heterodoxas y anarquistas contumaces. Recuerdo que me lancé a su cuello castizo con una decena de sentencias ideológicas pronosticando el fracaso del malhadado “socialismo XXI ”. Defendí el socialismo decimonónico, me hice el quite frente a eventuales acusaciones de estalinismo y defendí el acumulado histórico del socialismo convocando a Trotski, Rosa Luxemburgo, Gramsci, Mariátegui… Cosa curiosa, Fernando Lugo tomó la posta y apoyó mi tesis, agregando dos elementos: el socialismo para ser una verdad requiere superarse, recuperando acumulados históricos y debe asumir un rol profundamente democrático. Cuando terminó la lucha verbal, Fernando Lugo se me acercó y entre los dos sostuvimos un dialogo de los mas fraterno…nos hicimos amigos.
Ya de presidente en el fondo de mi conciencia le deseé éxitos…pero un cierto pesimismo me quedaba en ciernes. Elementos complejos enfrentaría Lugo: el Paraguay pesado y su pasado personal sacerdotal. El Paraguay, con una izquierda débil, sin movilidad social, con el antecedente criminal del espantoso y maldito Strossner, muerto de cansancio tras haber edificado una estructura institucional peor que el dejado por las dictaduras de Chile y Argentina. La sociedad paraguaya heredaba para el poder oligárquico burgués y a conveniencia larga, una sobrevivencia autoritaria protegida por un régimen policial. El otro factor: fue casi una fatalidad ser cura y sin partido fuerte. Ser intelectual sin interlocutores…casi destinado a ser pastor.
Algo hablamos sobre la superestructura en la sociedad en transición, su propuesta más evangélica que marxista, reiteraba la conducta de homilía catequista sin mucha pedagógica social o ideología de clase. En todo caso, yo señalaba que ésta era una opción estimable por la escasez teórica e ideológica en la lucha política Paraguaya. Lugo decidido a jugárselas entero, se dio a la lucha desigual contra una oligarquía perniciosa, buscó aliados regionales poco firmes para el caso de construir primero democracia, y acosado por todos los frentes decidió dejarse gobernar por los consejos.
Llegó el día desagradable, la represión fue una trampa y Fernando Lugo defendió la institucionalidad con mecanismos muy tradicionales, demasiado estatales, copiando los esquemas sobre todo de Ecuador y Bolivia, desconociendo que defenderse reprimiendo es jugar en terreno enemigo, además con la particularidad de un Paraguay con historia de represiones violentas. Si Fernando Lugo ordenó la represión, lo que está en duda, la muerte estoy convencido no es su esquema. Pero ordenar la represión en la “democracia” del Paraguay es estimular la sed de sangre de gorilas y oligarcas sin escrúpulos. El juicio de la historia aun espera.
Para Lugo y sus malos consejeros quedan lecciones. Desde la concepción marxista, el estado es la expresión de dominio de clases. Los gobiernos reformistas de Bolivia y Venezuela y el gobierno impostor de Ecuador no pueden cambiar la naturaleza del estado burgués defendiendo su estructura hasta justificando la represión. Mejor le hubiese ido a Lugo optando por la línea uruguaya. En Montevideo un comunista lo expreso mejor; no se puede, no se debe asumir la ilusión de hacer revoluciones desde arriba. Se puede llegar a ser buen gobierno de izquierda en estado burgués, ampliando derechos sociales y protegiendo la democracia para garantizar mejores condiciones para la lucha de clases y la movilidad social. Los comunistas en el gobierno organizarán la democracia, mejor de lo que lo han hecho la burguesía pro imperialista, ¡nada mas¡
¿Sera por eso que a la izquierda en Uruguay le va mejor?
No existe estado revolucionario, el estado es represión. Toda represión es reaccionaria.