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viernes, noviembre 22, 2024

INSTRUCCIONES PARA LA PROTESTA SOCIAL DESPUÉS DE LA CADENA NACIONAL DE MARÍA PAULA Y JARRÍN

UNO:

Si ve un carro blindado del ejército entrando a Quito, pintado de camuflaje, con el circulito amarillo, azul y rojo: no crea lo que ven sus ojos. Primero averigüe, cerciórese, vaya con toda confianza al vehículo en cuestión, pues los militares le recibirán muy amablemente porque para eso son profesionales; dé unos golpecitos en el costado para que asome la cabeza del conductor y pregúntele, muy cortésmente, el modelo del carro, a quién pertenece, tiene o tiene blindaje, es un tanque, es un avión o solo un carrito de paseo.

Entonces, solo entonces, lance un Tiwtter, un Facebook o transmita en directo; para que el ministro de la Defensa no lo desmienta en televisión. Ah, y de pasito, pregunte si en las torretas de ese autito se pueden colocar ametralladoras, y cuando le respondan, mejor salga corriendo.

DOS:

Si una horda de militares, o de policías, entra en su comunidad disparando gases lacrimógenos, balas de goma, o perdigones; no se asuste, ahí si no salga corriendo, manténgase firme; espere que llegue el que funge de jefe y dígale que las fiestas ya terminaron, que ya no hacen falta fuegos artificiales, que sobraron unos pollitos por ahí, pero que no se los lleven. Si alguien quedó herido, por favor cerciórese de que no se haga el muerto, dele unas pataditas a ver si se mueve, píquele con un palo para comprobar que no es un muñeco. Si se mueve, compruebe si realmente está herido, y si lo está, por favor confórtelo, dígale que más heridos se tiene en una corrida de toros, o en la toma de la plaza.

Después, por favor, ni se le ocurra tomarle fotos, ni mandar nada por Facebook, menos por Twitter, no escandalice de gana a la gente; no le provoque a la María Paula, pobrecita, después le toca andar de canal en canal diciendo que las redes están inundadas con información falsas como la que usted manda, aunque haya visto con sus propios ojos, con esos ojos que se van a comer los gusanos, si es que antes no se los come una bomba lacrimógena.

TRES:

Si usted es un protestón o protestona y por más que corra queda en mitad de las motos policiales; pues ya ni modo, resígnese, acuérdese de sus artes de torero y esquive la manada. Si no se cae ni queda bajo las ruedas, por favor no vaya a querer darle un trompón al primer policía que se le acerque porque se va a romper la mano en esa armadura de robocop, tampoco quiera darle una patada ahí donde usted sabe, porque está más protegido que luchador de kickboxing. Así que resista lo que venga, entregue pacíficamente la nariz, no esquive el tolete ni las botas, pórtese a la altura de las circunstancias y acepte que se lo merece por meterse a defender sus derechos: ¿quién le ha dicho que usted los tiene? Eso solo es una falacia que han hecho circular las abogadas vagas de los derechos humanos. Finalmente, ruegue a dios que nadie le haya tomado una foto o lo haya registrado en video, porque si sale en las redes va a engrosar la lista de la información falsaa que la María Paula está desmintiendo.

CUATRO:

No desafíe a las fuerzas armadas, no ve que están armados; no haga que monte en cólera el Jarrín y le dé en la trompa con el principio de autoridad. Si ve militares por ahí, salude como es debido, sáquese el sombrero, ofrézcales una colita porque con tanto trasto que llevan encima han de estar sedientos, no vaya a ser que quieran saciar la sed con su sangre, porque para eso están preparados, para sobrevivir con lo que les ofrezca el entorno; para eso han pasado por varios cursos y no vaya a ser que quieran aplicarlos en su ya escuálido cuerpo. A los militares se les respeta, porque son autoridad, así lo dice el Jarrin, pero mejor lo dicen los perdigones que disparan, y si no queda claro lo del respeto, pues no se queje si lo enseñan a respetar; después no vaya a estar diciendo que vulneraron su integridad, ¿acaso no se enteró que estamos en estado de excepción? Repito, como lo repitió Jarrín, por enésima vez, no desafíe a las fuerzas armadas, ellos no están para cuentos ni para perder el tiempo.

*Por Luis Ángel Saavedra Saénz. Poeta, periodista y analista en geopolítica; activista de derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza. Actualmente es coordinador ejecutivo de Inredh y corresponsal de varias revistas internacionales especializada en derechos y geopolítica.

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