Probablemente vinculados, entre otras causas, con el período de transición entre los fenómenos meteorológicos de El Niño y La Niña, entre el domingo 16 y el domingo 17 de junio de 2024 se registraron fuertes temporales de lluvia en gran parte del Ecuador. Las precipitaciones provocaron la crecida o el desbordamiento de varios ríos (como el Pastaza); y deslaves que afectaron a más de la mitad de las provincias del país: las más perjudicadas fueron Chimborazo, Napo, Pastaza y Tungurahua, pero el impacto de esa situación se evidenció también en sectores de Azuay, Cañar, Carchi, Cotopaxi, Morona Santiago, Orellana, Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas y Sucumbíos.
Hasta la mañana del miércoles 19 de junio, además de varias carreteras bloqueadas (la principal fue la vía Baños-Puyo), inundaciones, deslizamientos de tierra, daños y pérdidas de viviendas y sembríos, se reportó la muerte de 13 personas, otras 24 con heridas de diversa gravedad, un número todavía indeterminado de desaparecidos y alrededor de mil evacuados.
Afectaciones de distinto impacto y tipo se han producido en el país debido al fuerte temporal invernal de los últimos días.
Te lo contamos a través del siguiente reportaje pic.twitter.com/5mi7qy0kP0
— Lanceros Digitales (@LancerosDigital) June 19, 2024
Si bien distintos medios informaron que, desde el 14 de junio, se habían reportado más de 50 eventos climáticos peligrosos en la Sierra Centro y la Amazonía, esta última región ya había registrado inundaciones desde finales de abril: “¿Dónde están el gobernador de la provincia de Pastaza y el teniente político de la parroquia Montalvo?”, se preguntó en ese momento un integrante de la Guardia Indígena, con el agua hasta el pecho, entrevistado por el medio comunitario Lanceros Digitales mientras ayudaba a evacuar la zona.
Hasta la mañana del miércoles 19 de junio, además de varias carreteras bloqueadas (la principal fue la vía Baños-Puyo), inundaciones, deslizamientos de tierra, daños y pérdidas de viviendas y sembríos, se reportó la muerte de 13 personas, otras 24 con heridas de diversa gravedad, un número todavía indeterminado de desaparecidos y alrededor de mil evacuados.
Infraestructura desbordada
Algunas imágenes semejantes a la del párrafo anterior, e incluso más graves, se reprodujeron a partir del 16 de junio. La magnitud de las precipitaciones desbordó los cursos de agua pero también la infraestructura vial y aquella destinada a contener sus efectos catastróficos. Las autoridades nacionales y las de varias provincias movilizaron maquinarias y personal hacia las áreas en riesgo, e incluso el Cuerpo de Bomberos de Quito aportó su contingente de rescatistas.
“El Ministerio de Transporte y Obras Públicas, en coordinación con los gobiernos autónomos descentralizados y microempresas trabajan en la limpieza y reparación de las vías afectadas. (…) El Ministerio de Energía y Minas suspendió inmediatamente los cortes de energía eléctrica en todo el país”, se detalló en un boletín de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, en el que señalaron que este último objetivo se alcanzó gracias a la activación de dos turbinas en el embalse compensador de Coca Codo Sinclair.
A través de sus redes sociales, la Prefectura de Pastaza también difundió las tareas que encaró a partir de la catástrofe: limpieza de vías, remoción de escombros, asistencia a la población vulnerable y búsqueda de víctimas, entre otras. “¡Felices de haber podido brindarles ayuda a 53 turistas canadienses para que puedan continuar su viaje por nuestro país! Seguimos trabajando arduamente para garantizar la seguridad de todos”, celebró en una de sus publicaciones el “Gobierno del Ánimo”, lema que identifica a la gestión del prefecto André Granda.
“Recorrimos con el viceministro de Transporte y Obras Públicas, Alex Villacrés, las tres parroquias orientales que sufrieron aluviones y deslizamientos de tierra por las fuertes lluvias”, comunicó a su turno el prefecto de Cañar, Marcelo Jaramillo. Desde el COE de Tungurahua, en tanto, se reportaron tres deslizamientos de gran magnitud en la vía Baños-Puyo (que se mantiene cerrada al tránsito), afectaciones a los canales de riego y dos puentes con daños estructurales.
Entre las medidas paliativas de la crisis, el COE de Napo anunció, para la madrugada del 19 de junio, un primer envío de 50 kits alimentarios a las familias damnificadas, al igual que la posterior realización de una campaña de ayuda humanitaria. Mientras que otras iniciativas similares fueron promovidas por las Prefecturas de Pastaza y Tungurahua, así como por varias organizaciones comunitarias y de la sociedad civil, con diversas sedes de recepción de donaciones en Baños, Puyo y Quito. En todas las campañas se solicitó a la ciudadanía el aporte de agua; alimentos no perecibles (enlatados, arroz, fréjol y otros); colchones, sábanas y cobijas; ropa y zapatos para adultos y niños; implementos de aseo e higiene.
Afiches y datos de los centros de recepción de ayuda humanitaria activos hasta el momento
Respuestas insuficientes
Sin embargo, las tareas de mitigación, reparación y rescate avanzan con lentitud, según admitieron las autoridades intervinientes y la población perjudicada por los temporales. “Gracias a dios, en Arajuno no han existido pérdidas humanas, pero sí nos ha afectado en algunas comunidades ribereñas que perdieron las chacras y sembríos que tenían para su alimento diario”, relató Diana Tanguila, expresidenta de la organización Pastaza Kikin Kichwa Runakuna (PAKKIRU). “Desde el Municipio de Pastaza, la Unidad de Gestión de Riesgos anunció que va hacer una verificación de las pérdidas materiales y según eso ha de actuar, pero debería existir un apoyo inmediato con alimentos, para que la gente pueda tener un día de comida”, reclamó.
En la provincia de Morona Santiago, varias localidades han reclamado –hasta el momento, sin respuesta- el apoyo con maquinarias para elevar las riberas y generar muros de contención con rocas, que contengan de mejor forma el aumento en el caudal de los ríos. “Para nosotros esto es urgente, porque corremos el riesgo de que las crecidas dañen las cabañas donde recibimos al turismo; y también nos hace falta agua potable y para utilizar en las baterías sanitarias”, explicó Pedro Nawech, guía de la Asociación Amazónica Tsank, un emprendimiento turístico-cultural ubicado en el Centro Shuar Chichis. “Como somos comunidades fronterizas, siempre nos toca esperar para recibir la ayuda”, se quejó el entrevistado.
“Invitamos a las autoridades a que vengan a ver las realidades, que no se queden en las oficinas o manden a otras personas para hacer publicidad y todo quede ahí”, afirmó Teresa Rodas, comunera de Santa Ana, en la provincia de Pastaza, donde el desbordamiento del principal curso de agua afectó numerosas chacras ribereñas. Esta afectación a la seguridad alimentaria de la población es lo que más preocupa a las mujeres de la zona, responsables de cuidar los sembríos. “Ahora es donde tienen que invertir y buscar alternativas, porque no tenemos dónde más sembrar”, explicó Rodas al medio Lanceros Digitales.
#AdvertenciaMeteorológica 32 | En los próximos días se prevé incremento en la intensidad y distribución de las precipitaciones, con mayor énfasis en la región Amazónica, zonas de cordillera oriental en la Sierra y norte – interior del Litoral ???? pic.twitter.com/xnFw5Y4jLT
— INAMHI Ecuador ?? (@inamhi_ec) June 18, 2024
Mientras tanto, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI) anunció un “incremento en la intensidad y distribución de las precipitaciones, con mayor énfasis en la región Amazónica, zonas de cordillera oriental en la Sierra y norte – interior del Litoral” hasta finales del mes de junio. En este lapso, la institución consideró probable el “desbordamiento de cuerpos de agua en las localidades en donde se espera una mayor intensidad de lluvia (zona norte/interior del Litoral, zona norte y centro de la Amazonía y región Sierra)”. Con lo cual, las respuestas técnicas y humanitarias previstas para los próximos días podrían resultar insuficientes ante la agudización de la crisis climática.
“Debería existir un apoyo inmediato con alimentos, para que la gente pueda tener un día de comida”.
Diana Tanguila, expresidenta de PAKKIRU.
*Jorge Basilago, periodista y escritor. Ha publicado en varios medios del Ecuador y la región. Coautor de los libros “A la orilla del silencio (Vida y obra de Osiris Rodríguez Castillos-2015)” y “Grillo constante (Historia y vigencia de la poesía musicalizada de Mario Benedetti-2018)”.
Fotografías: Cuentas de X y Facebook de las Prefecturas de Napo, Pastaza, Mullu.tv y Fundación EcoMinga.