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LA EXITOSA PROTESTA MÉDICA. por Jorge G. León Trujillo

03 Febrero 2014

Los médicos lograron una exitosa protesta. A pesar de la masiva propaganda oficial contra ellos y de promover la imagen de ser el Gobierno el defensor del paciente, los argumentos de los médicos tienen consistencia y contra las amenazas diversas han logrado actuar mayoritariamente en conjunto, incluido con renuncias y protesta callejera. Tienen a su haber razones, organización, una expresión de la protesta fuera de las horas laborales con creativos símbolos lo que aumenta su legitimidad, además disponen de un poder social que les da capacidad de presión, debido a su rol frente a la vida o la muerte, y lo sensible que es para la población que se desestabilice su trabajo, al ponerlos de lado o impedir su desempeño. Por más que se pregone que son fáciles de reemplazar, por cubanos o europeos, en los hechos los médicos hospitalarios, sobre todo los especialistas, no son desplazables sin causar riesgos en los servicios de salud.

El fundamento de sus posiciones revela un sistema que legaliza cada vez más aspectos arbitrarios y ventajosos para el que dispone poder. Para el homicidio culposo se requerirían tres condiciones concurrentes, acciones “legítimas, peligrosas, innecesarias”; salvo esta última que por un proceso se definiría, se trata de términos imprecisos, de libre interpretación, distantes de la exigencia de claridad con definiciones objetivas que requiere un código legal. Con ello lo arbitrario puede ser la norma en justicia, favoreciendo la venalidad y el chantaje. Se debía bien precisar lo doloso y lo culposo para especificar hechos y así realmente proteger al paciente ante mala práctica médica o delincuentes profesionales que sí hay, en lugar de normas que incitan al uso de denuncias para enriquecerse y amenazan así al sano ejercicio profesional. En el Gobierno reinan los que definen normas sancionadoras ideales, sin ver prácticas reales de justicia. Ven la ley como si ellos fueran los jueces o que la sociedad siguiese alguna extraña lógica inscrita en la cabeza del legislador, o ¿hay alguien entre los decidores interesados en que así sea? De a poco, a pesar del creciente control gubernamental y de más medios legales o no de represión, la protesta se escurre entre los intersticios de las contradicciones y abusos del poder. La protesta una vez más enseñó que el diálogo es el mínimo a tener y que la manipulación de acuerdos y posiciones lleva a vergonzosas derrotas. Haber logrado el diálogo con protesta, luego de haber condenado a los dirigentes médicos y privado de toda razón, es enseñar que más vale entender al otro que creerse con todas las razones. Lograr un diálogo y una salida “interpretativa” cuando se dijo que ya no había espacio sino para la obediencia es un éxito por partida doble.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/jorge_g-_leon_trujillo/Jorge_Leon_Trujillo_0_1078092225.html.

 

lalineadefuego
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PENSAMIENTO CRÍTICO
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1 COMENTARIO

  1. “(…) y se nos sometiera a toda clase de reglas que no siempre era posible entender, y no digamos obedecer.

    “Creo que este último aspecto es el que se me quedó más grabado, y el que hizo que me estremeciera de reconocimiento cuando leí la comparación, por lo demás excesiva, que Auden estableció entre un internado inglés y un régimen totalitario. La palabra convencional para describir la tiranía es ‘sistemática’. La verdadera esencia de una dictadura no es su regularidad, sino su imprevisibilidad y su capricho; los que viven sometidos a ella nunca pueden relajarse, ni estar seguros de si han seguido las reglas correctamente o no. (La única regla general era: todo lo que no es obligatorio está prohibido.) Así, los gobernados siempre pueden estar equivocados. La habilidad de dirigir un ‘sistema’ así se encuentra entre los mayores placeres de la autoridad arbitraria, y me considero afortunado, si esa es la palabra, por haberlo descubierto a los diez años.”

    Christopher Hitchens, Hitch-22

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