Julio 12 de 2017
La declaración de inocencia de Martin Pallares, acusado de ‘deshonrar’ al ex presidente Rafael Correa fue un alivio, una suerte de suspiro de alivio colectivo, un viento de cambio más que bienvenido, el fin de una etapa de usar las cortes para represalias personales. Pero luego, después del aplauso, quedan algunos interrogantes. La primera es si, en el caso de una apelación, la judicatura será capaz de aguantar la arremetida de Rafael Correa y sus ‘fans’, estos personajes que con su comportamiento bochornoso dentro de la corte solo lograron recordarnos la polarización que ya no quiere la mayoría, o mejor dicho, la gran mayoría de personas en este país.
La segunda inquietud es: ¿Por qué precisamente Correa decidió enjuiciar a Martin Pallares a menos de un mes después de la instalación del nuevo gobierno? ¿Será que pretendía matar a dos pájaros de un solo tiro: joder la vida de un enemigo político como Pallares al mismo tiempo que desafía e intenta disciplinar a su sucesor Moreno? ¿O quizás Pallares fue solo el vehículo y su blanco verdadero Lenín Moreno? Este Moreno que es del mismo movimiento que Correa pero, como queda cada vez más claro, no es de la misma ala de un partido cuyas discordias internas se iban evidenciando y profundizando mientras pasaban los días.
Discrepancias tan evidentes como las declaraciones de algunas incondicionales del ex presidente que buscan marcar los límites que para ellas (y él) debe respetar el nuevo jefe de estado. Que la secretaria del partido, Gabriela Rivadeneira, y Marcela Aguiñaga -cuya ‘sumisión’ frente a Rafael Correa parece haberse convertido en una oposición frontal contra Lenín Moreno- se atrevieran a cuestionar públicamente el plan de consultas del nuevo presidente al inicio de su mandato es, si no insólito, bastante extraño. Hasta Doris Soliz, quien debe tener más juicio, intervino en el debate.
Todas, indudablemente, están preocupadas por su falta de protagonismo en un proyecto que, según ellas, está amenazado por el programa de consultas del nuevo gobierno. Aguiñaga, cuya ideología se podría describir mejor como ‘arribismo’, se ha convertido en la vocera de la bancada de AP, lo que dice mucho del estado político del movimiento. Ella se presenta también como una persona de ‘principios’, hasta dispuesta a renunciar, dice, porque le parece insoportable el acercamiento a los Bucaram. Insólito.
Cabe preguntar a qué se debe esta reacción tan extraordinaria ¿Tiene que ver con la idea ingenua de que lo realizado por Rafael Correa durante su mandato es perfecto, que no necesita ni cambios ni ajustes y que cualquiera que sugiera lo contrario es traidor? ¿O se debe a la incapacidad de entender unos aspectos fundamentales de la coyuntura política ¿No es evidente, por ejemplo, que la gente votó por Lenín Moreno porque, después de diez años, estaba harta del estilo de confrontación y conflicto que forma parte del legado del ex mandatario? ¿No es evidente que para generar el apoyo que se necesita para gobernar en un país que quedó dividido después de las elecciones, es necesario uno, cumplir con las promesas de campaña y, dos, ser lo que no fue Rafael Correa, conciliador y un representante de todos, bueno casi todos, la UNE aparte?
Finalmente, ¿no es evidente que seguir con ese estilo de provocar discordia solo va a quitar a estas señoras la poca credibilidad que aún les queda? Otra vez, Doris Soliz debe tener más juicio. Ironía pues, que Vinicio Alvarado, persona cuya credibilidad seguramente se mide en cifras negativas, haya sido el más sensato al sugerir que entrar en una guerra de twitter no sirve a nadie y “No hay que hacer relevante lo intrascendente.”
Martín Pallares y los medios de bien
Pero para regresar al tema de Martin Pallares, a pesar de que el fallo a su favor es positivo, clasificarlo como una victoria para el periodismo y la ‘libertad de expresión’ es un error. Inteligente, amable, gente de bien, todo eso puede ser el periodista, como nos cuenta su amigo Roberto Aguilar en una ‘carta al presidente’ que llegó a niveles de insultos que Correa mismo difícilmente podría superar. Pero cualidades personales aparte, la verdad es que Pallares dejó el periodismo cuando decidió dedicarse a hacer campaña política contra Rafael Correa. ‘Salió’ de El Comercio, se convirtió en activista y se unió a José Hernández y Aguilar en Los4Pelagatos, “uno de los pocos medios virtuales… que nunca se corrió de cantarle las verdades en la cara” de Correa, según canta el mismo Aguilar.
No he leído todo lo que ha escrito Pallares en ese medio, pero la nota en cuestión “Si a Correa lo sorprenden robando podría decir que estaba cuidando”, si bien es de mal gusto, no me parece difamatoria como tal. A veces, seguramente sin intención, es hasta cómica. Pobre elección de Correa en realidad. Otros títulos, uno en particular, quizás le podía haber servido mejor, “¿Cómo un cretino así puede ser el político más exitoso de la historia? ¿Llamar cretino a cualquiera es periodismo? Me imagino que depende mucho del manual de estilo que se utiliza, y personalmente tengo mis dudas, pero no tengo duda alguna respecto al objetivo. Ese título cabe perfectamente dentro de la lógica de la publicación y su proyecto político. Pero al final, Pallares, al igual que Hernández, Aguilar y el resto del mundo, tiene derecho de hacer política, el problema solo llega cuando pretenden disfrazarlo de periodismo y de ahí, tomarnos por tontos.
Es irrelevante que Pallares y los demás pelagatos hayan acertado o no en sus críticas, lo que importa aquí es la diferencia entre periodismo y activismo político. Esa diferencia claramente existe, y no estamos hablando del periodismo de investigación o denuncia, sino de opiniones cuya objetivo es atacar a cualquier gobierno, con asideros o no, para así allanar el camino para otra clase de régimen, uno más ‘idoneo’, más cercano a los valores del escritor o medio en cuestión. El mundo está repleto de esa clase de ‘periodismo’, O Globo de Brasil, Clarín de Argentina, Fox News de Estados Unidos, News Corp. de Rupert Murdoch, son solo cuatro de los muchos ejemplos. La otra cara de la moneda nos la presenta El Telegrafo, cuya orientación oficialista representa la reacción inevitable frente al asalto de los demás medios a un régimen que inicialmente tuvo un comportamiento bastante progresista.
La ley de comunicación
La diferencia entre el activismo y el periodismo es particularmente relevante ahora que la Ley de Comunicación está una vez más bajo escrutinio. En un contexto en el que los medios privados responden a los intereses de sus dueños y su clase, como puede confirmar Pallares, una ley es claramente necesaria para equilibrar las fuerzas, para no permitir que esos medios constituyan la fuerza dominante de la política nacional como en los años anteriores a Rafael Correa y permitir que otras voces se escuchen.
La prensa no está llena de santos e ingenuos que solo buscan el bien del ‘pueblo’, y en este contexto la libertad de expresión puede fácilmente ser una trampa, un lema que solo sirve para mantener la influencia de periódicos como El Universo y de periodistas como Martín Pallares, quienes presumen saber qué realmente conviene al país. La responsabilidad de los medios es real, es su clara obligación de dictar las condiciones bajo las cuales aceptan publicar las opiniones de periodistas y columnistas. Acusar sin pruebas o insultar, tachar de cretino a cualquiera, no es aceptable, sea el insultador Martín Pallares o Rafael Correa.
El mandato de Correa se acabó, aun cuando algunas se nieguen aceptarlo, pero eso no implica volver al pasado. La ley que él promulgó fue necesaria, pero ahora hay que reformarla. Y si bien hay mucho que discutir, no seamos inocentes, el objetivo no es permitirlo todo, es lograr el equilibrio, minimizar la posibilidad de que los medios sean una fuerza política o, peor aún, en el caso de un gobierno de izquierda, que se conviertan en oposición de facto. La incidencia de medios virtuales ha disminuido en algo el poder de estos medios tradicionales, y la tendencia seguramente seguirá. No obstante, habrá otros desafíos para la izquierda como las noticias falsas y el control que ejerce sobre contenidos Google y Facebook. Mientras tanto no podemos ignorar su poder; limitarlo es importante para una sociedad más justa e igualitaria.
Referencias
Aunque algunas de sus premisas son correctas sus conclusiones son equivocadas como le voy a demostrar:
1. Ud. dice: “hay que diferenciar activistas políticos de periodistas”, pero quién lo va a hacer, si lo intentan los directores de los medios con un claro sesgo político, algunos “activistas políticos” pasarán como periodistas y mucho peor si lo hacen comisarios políticos como Ochoa. Es decir su diferenciación es absolutamente subjetiva e imposible de establecer en la práctica. Me parece mejor que todos los periodistas, incluyendo Ud. declaren su línea política y también que lo hagan los medios. (a propósito, yo me declaro anarquista de la línea de Fotoupulus)
2. Impedir que los medios sean una “fuerza política” es totalmente contrario a la libertad de expresión. Tienen todo el dercho de serlo como lo son los partidos y cualquier grupo de individuos organizados.
3. Para tener una sociedad más igualitaria no se debe limitar a los medios y peor a los individuos, por tanto, se requiere una ley de comunicación que lo único que debe prohibir es la malicia y los únicos responsables deben ser los individuos. No puede haber una sociedad más igualitaria sin más libertad y democracia.
4. En cuanto a las “noticias falsas”, quién define lo “falso”, los mismos comisarios corruptos de gobiernos muchas veces corruptos. POR FAVOR.
5. Por último: Ud sí sabe lo que le conviene al país y no lo sabe Martín Pallares? Es decir, Ud. se cree “dueño de la verdad”. Yo opino que Ud. o yo tenemos derecho a opinar aún diciendo que a Ud. no le gustan como que “Correa es un cretino” o como lo diría yo que este gobierno ni el anterior son de izquierda.
Saludos.
Estimado José, siento la demora en responder a tus comentarios. Aquí mis ideas respecto a las criticas. Saludos Gerard
Aunque algunas de sus premisas son correctas sus conclusiones son equivocadas como le voy a demostrar:
1. Ud. dice: “hay que diferenciar activistas políticos de periodistas”, pero quién lo va a hacer, si lo intentan los directores de los medios con un claro sesgo político, algunos “activistas políticos” pasarán como periodistas y mucho peor si lo hacen comisarios políticos como Ochoa. Es decir su diferenciación es absolutamente subjetiva e imposible de establecer en la práctica. Me parece mejor que todos los periodistas, incluyendo Ud. declaren su línea política y también que lo hagan los medios. (a propósito, yo me declaro anarquista de la línea de Fotoupulus)
Claro está, cada periodista tiene su punto de vista, su tendencia ideológica, su forma de ver el mundo. Pero de eso no se trata. Martin Pallares como periodista de El Comercio claramente tenía derecho de decir lo que quería dentro de un ámbito profesional que busca informar. La dificultad viene con proyectos como Los4pelagatos cuyo objetivo principal no es informar y o analizar y sacar conclusiones desde una cierta perspectiva, sino influir directamente en el proceso político a favor de ideas de la derecha económica. La publicación de José Hernández me hace acuerdo de muchos panfletos de izquierda que se han publicado durante siglos, cuyo propósito también ha sido influir en el proceso político. No hay ningún problema, los panfletos de derecha, izquierda o de anarquismo son parte del proceso democrático. Lo que me molesta es presentar esos panfletos como periodismo. Admito que diferenciar es a veces difícil, sobre todo porque gente como Hernández, que es muy buen anaista, sabe esconder muy bien sus objetivos verdaderos. Diferenciar también tiene una medida de subjetividad, pero a pesar de todo debemos hacer el intento, porque si no, quedamos con la idea de que todo es aceptable, que la opinión de una persona como Jaime Nebot es igual que, por ejemplo, la de Alberto Acosta o Natasha Rojas.
2. Impedir que los medios sean una “fuerza política” es totalmente contrario a la libertad de expresión. Tienen todo el derecho de serlo como lo son los partidos y cualquier grupo de individuos organizados.
No estoy de acuerdo. Para la izquierda los medios han sido un problema perene. Los medios privados están controlados, en gran medida, por gente rica cuyas publicaciones reflejan su punto de vista, aun cuando estos se consideren socialmente progresistas, y sean patrones amables, digamos. Y si estos medios son una fuerza política, y en realidad lo son, se convierten en un obstáculo para políticas económicas que favorecen a los trabajadores y a la gente marginada en general. Es una situación que la izquierda tiene que combatir.
3. Para tener una sociedad más igualitaria no se debe limitar a los medios y peor a los individuos, por tanto, se requiere una ley de comunicación que lo único que debe prohibir es la malicia y los únicos responsables deben ser los individuos. No puede haber una sociedad más igualitaria sin más libertad y democracia.
Primero hay que entender que la libertad de unos puede tener impactos negativos en la libertad a de otros. Por ejemplo, la libertad del dueño de una plantación de banano de pagar un sueldo bajo para incrementar sus propios ganancias, es evidentemente perjudicial para los trabajadores. No voy a decir que la libertad es un juego de cero suma, porque no les. Pero sí es claramente inaceptable la libertad de un medio privado de hacer campaña contra cualquier gobierno (y este es un principio general) que pretenda proteger a la gente de menos recursos económicos, al medio ambiente, y promover el derecho de gozar de una vida sana.
4. En cuanto a las “noticias falsas”, quién define lo “falso”, los mismos comisarios corruptos de gobiernos muchas veces corruptos. POR FAVOR.
Admito que decidir quién decida es un problema, y no solo en el ámbito de los medios. Por ejemplo, si todos los jueces de la Corte Constitucional son ricos y privilegiados, esto va a influir en sus fallos. E influye no porque son deshonestos o que quieren conscientemente perjudicar a otros que no ven el mundo de la misma manera, pero su forma de ser lo hace casi inevitable. Los gobiernos son mentirosos e hipócritas por naturaleza, y me atrevo decir que son así porque la raza humana en general es así, y los gobiernos son un fiel reflejo de sus poblaciones. Seguramente hay otros factores, pero creo que este es el principal.
5. Por último: Ud sí sabe lo que le conviene al país y no lo sabe Martín Pallares? Es decir, Ud. se cree “dueño de la verdad”. Yo opino que Ud. o yo tenemos derecho a opinar aún diciendo que a Ud. no le gustan como que “Correa es un cretino” o como lo diría yo que este gobierno ni el anterior son de izquierda.
Saludos.
Es asunto de clase. Me interesa poco defender a gente de clase media alta. Martín Pallares tiene todo el derecho de decir lo que quiere, y lo sabe muy bien porque es su herencia, el legado de una clase social que viene influyendo y definiendo durante siglos la política de países alrededor del mundo. Y a pesar de que el mero hecho de ser de clase alta o media alta no descalifica la opinión de nadie, lo que sí implica es que para gente que trabaja por mayor equidad económica, las opiniones de gente como Martin Pallares deben ser tomadas con cuidado. Y esto no significa que él sea mala gente, sino que sus palabras inevitablemente reflejan los valores de su clase. Es quizás importante mencionar, si ya no es evidente, que no pertenezco a esa clase. Incluso vengo peleándome con ella durante la mayor parte de mi vida, y con ‘expertos’ de todo tipo, para que la gente que no presume tener el derecho de opinar o no tiene ni el tiempo o la formación, puede hacerlo. Es primero asunto de clase, y de ahí asunto de país.
Le expongo mis comentarios respecto a sus argumentos:
Ud. dice:
1. “La dificultad viene con proyectos como Los4pelagatos cuyo objetivo principal no es informar y o analizar y sacar conclusiones desde una cierta perspectiva, sino influir directamente en el proceso político a favor de ideas de la derecha económica.”
No he visto una defensa de la “derecha económica” en ningún artículo de los 4pelagatos. (Tal vez en algunos de sus editorialistas pero eso es parte de la libertad de expresión)
“Lo que me molesta es presentar esos panfletos como periodismo.”
Es sólo su opinión que es un panfleto.
Ud dice:
“… porque si no, quedamos con la idea de que todo es aceptable, que la opinión de una persona como Jaime Nebot es igual que, por ejemplo, la de Alberto Acosta o Natasha Rojas.”
Aceptable para quién? Para Ud? Para mi? En realidad todo es aceptable para alguien, lo importante es saber quien escribe para que cada lector sepa si lo acepta o no.
(Por último es poco relevante quien escriba, lo importante son sus ideas)
2.
Ud. dice:
“Para la izquierda los medios han sido un problema perene. Los medios privados están controlados, en gran medida, por gente rica cuyas publicaciones reflejan su punto de vista, aun cuando estos se consideren socialmente progresistas, y sean patrones amables, digamos. Y si estos medios son una fuerza política, y en realidad lo son, se convierten en un obstáculo para políticas económicas que favorecen a los trabajadores y a la gente marginada en general. Es una situación que la izquierda tiene que combatir.”
Bien, supongamos que lo que Ud. sostiene sea verdadero, entonces la verdadera izquierda puede combatir esos medios, pero es más ilegitimo controlarlos desde el gobierno, aún cuando supuestamente éste tenga “políticas económicas que favorecen a los trabajadores y a la gente marginada en general” porque muchas veces son solo parte de una política clientelista que persigue mantener a la nueva oligarquía gobernante en el poder (muchas veces, personajes muy ricos).
3.
Su ejemplo “ la libertad del dueño de una plantación de banano de pagar un sueldo bajo para incrementar sus propios ganancias, es evidentemente perjudicial para los trabajadores.” es precisamente de lo contrario, la falta de libertad porque es una medida autoritaria pagar a los trabajadores menos de lo que debe y es traído de los cabellos
Ud. dice: “Pero sí es claramente inaceptable la libertad de un medio privado de hacer campaña contra cualquier gobierno (y este es un principio general) que pretenda proteger a la gente de menos recursos económicos, al medio ambiente, y promover el derecho de gozar de una vida sana.” No se de que gobierno está hablando porque el correato ha hecho lo contrario que Ud. dice. Por otro lado eso demuestra que es cuestión de opiniones porque yo puedo decir: “Pero sí es claramente aceptable la libertad de un medio privado de hacer campaña contra cualquier gobierno (y este es un principio general) que pretenda desproteger a la gente de menos recursos económicos, afectar al medio ambiente y disminuir el derecho de la gente a gozar de una vida sana.” y ese es el caso del correato.
4. En cuanto a las “noticias falsas”, quién define lo “falso”, los mismos comisarios corruptos de gobiernos muchas veces corruptos. POR FAVOR.
Me alegro que esté de acuerdo con esa observación.
5.
Me alegro que Ud. se crea representante de otra clase que no sea la de Martín Pallares a la cual tampoco yo creo pertenecer y yo me considero un experto en solo muy limitados campos del conocimiento. En cuanto a “que sus palabras inevitablemente reflejan los valores de su clase” refiriendose a las opiniones de Martin Pallares, es una extensión de la falacia ad-hominen a las clases sociales. Le haría bien a Ud. recordar que Marx y sobre todo Engels eran miembros de esas clases, pero lo que hay que debatir son los pensamientos y no la clase social a la que pertenecen los que opinan.
Interesante postura con respecto a la coyuntura actual. En este lapso de tiempo se ha mostrado un Lenin Moreno con una faceta interesante, hablar con sus ex-contendientes, pero de ¿qué hablaron? ¿cuáles son sus acuerdos? ¿inclinado por la derecha o izquierda ? considerando que vivimos en un sistema de poder capitalista inventado por un Judío(ojo), no creo que tengamos mucho que pensar al respecto. Creer que este mandato y el saliente han sido de izquierda, es como pensar que existe “UN DOLAR SOCIALISTA”.
Evidentemente un ciudadano común saca sus propias conclusiones desde una referencia ambigua, ya que consume información desde la caja cuadrada o desde un papel impreso y las redes( solo generan desinformación). Los medios manejan contenidos, manejan pensamientos, manejan mundos, ” las verdades se construyen a partir de las mentiras”. Es necesaria una ley de comunicación, que permita un mejor direccionamiento de los contenidos, pero lamentablemente falta mucho por hacer, aún nos seguimos construyendo como sociedad y como ciudadanos.
La censura es un ataque a la libertad de pensamiento, a la libertad de ideas, y si un mandatario ataca a un periodista, dista mucho de ser un pensador, y se convierte en un extraterrestre lleno de arrogancia, poder y emborrachado por la soberbia. ¿Qué puedo concluir?algo que siempre ha sido parte fundamental de la vida de un caricaturista: “la mejor forma de burlar el poder, es caricaturizar su ego”.
Con respecto a las reinas de la farándula politiquera, representan lo irrepresentable, es tratar de dibujar la honestidad y caricaturizarla, ¿cómo la dibujas? .Desde la época de la colonia ecuatoriana, las mujeres han mantenido un papel oculto en la política, ahora salen a la palestra y veo caras bonitas con rasgos de inteligencia, pero cuidado con lo que pregonan, porque la cada puede ser dura.