Diario Hoy <www.hoy.com.ec>
04 Diciembre 2012
Pedro Delgado se ha transformado en un personaje muy incómodo y pesado para la revolución ciudadana y en particular para el presidente Rafael Correa. Constituye una suerte de ícono donde se representa in extremis una faceta desconcertante de la revolución: la voluntad indeclinable de su máximo líder para proteger a sus colaboradores más cercanos de cualquier acusación de corrupción. Todo menos adjudicarles a los medios, sus principales enemigos, algún trofeo. El problema se deriva de la hiperpersonalización del poder: Correa siente que cualquier cuestionamiento al Gobierno es un ataque a él, a su liderazgo.
¡Qué desgastante y agobiante labor la del presidente! Mover todos los recursos simbólicos y de poder a su alcance para sostener la imagen de una revolución de manos limpias, aunque la tarea no siempre sea exitosa. Pese a los esfuerzos del presidente por protegerlo de los “linchamientos mediáticos” –fórmula sacada de la manga para eludir cualquier denuncia- la imagen del primo se desmorona conforme pasan los días. Hay tres temas que persiguen a Delgado. El primero: ¿cómo financió la compra de su casa en Miami? ¿Tuvo esa operación algún vínculo con el préstamo irregular concedido por COFIEC a Duzak, con garantías de empresas administradas por el Fideicomiso No Más Impunidad, del cual Delgado es el representante legal? Demasiadas coincidencias en el tiempo entre el momento del desembolso del crédito y el pago de una cuota de $200 mil por la casa, como para no levantar interrogantes, de un lado; y de otro, los permanentes titubeos de Delgado a la hora de explicar de dónde salió el financiamiento: desde que estalló el escándalo, ha dado tres versiones distintas.
Segundo tema. Se ha confirmado que el primo nunca terminó sus estudios de tercer nivel en economía, a pesar de lo cual se adjudicó el título en varias ocasiones como funcionario público, e incluso fungía como miembro del Colegio de Economistas de Pichincha. Cuestiones menores para el presidente porque el primo tiene una maestría del INCAE. Nadie sabe, sin embargo, cómo pudo ingresar a un programa de cuarto nivel sin título de tercer nivel. Si la manipulación de títulos académicos no es una falta a la ética, ¿entonces de qué hablamos? A la crítica de un supuesto linchamiento mediático, el presidente agregó otro atajo para seguir en la defensa: los medios reciben billete, dijo. Linchan porque alguien les paga. Así de bajo llega a ser el argumento.
Por último, la semana anterior apareció una nueva denuncia: Delgado descongeló fondos de sus cuentas personales en pleno feriado bancario para comprar una casa con Certificados de Depósitos Reprogramados (CDR). Si Delgado resulta un hueso duro de sostener se debe a que el presidente se ha tomado muy en serio la defensa incondicional del primo, a pesar de tantos documentos que ponen en duda su idoneidad profesional y ética para ocupar un cargo tan delicado como el que le ha dado la revolución. Y como personaliza tanto el poder, Correa no puede evitar que las malas prácticas del primo terminen contaminándole. De ese modo, todo, lo bueno y lo malo, queda en familia. ¡Hasta la victoria siempre!