30 mayo 2014
La reelección indefinida que plantea el régimen de la “revolución ciudadana” retrotrae la historia, nos remite a la época de los regímenes monárquicos, del nacionalismo de partido único y del socialismo de Estado, los cuales se caracterizaron y se caracterizan por ser regímenes autoritarios, antidemocráticos, corruptos y violadores de los derechos humanos.
La propuesta de la reelección indefinida no tiene asidero en la sociedad del conocimiento, porque ofende la razón y la dignidad de los pueblos; esta propuesta no es viable actualmente, porque los pueblos tienen un mayor acceso al desarrollo de la ciencia; esta es una época en la que predomina el desarrollo de la cibernética, la robótica, la ciencia especial, la medicina, la economía, la arquitectura, la ingeniería civil, la mecánica, la psicología social, la sociología, la política, el derecho y otras áreas del conocimiento que se apoyan en el desarrollo de las telecomunicaciones y la informática, por eso no es viable esta propuesta, menos todavía para alguien que quiere perennizarse en el poder como si los pueblos estuvieran viviendo todavía en la época del obscurantismo, en la que predominaba la ignorancia, la idolatría y la tiranía, la barbarie o el despotismo del poder.
La “reelección indefinida” que plantea el régimen de la “revolución ciudadana”, es una propuesta antidemocrática, ambiciosa, mezquina y egoísta, incluso para sus propias bases, para sus seguidores y adherentes, porque los subestima y los excluye de los procesos de elección popular; esta propuesta les cierra el camino y los convierte en la condición de subalternos, de tontos útiles, de servirles, únicamente aptos para que concurran a las concentraciones, para que griten en las barras, para que lleven la bandera y la pancarta, es decir, los convierten en masa y no en protagonistas de un proceso de cambio en el marco de la solidaridad y del bien común.
En este siglo XXI, el Ecuador se merece algo diferente y mejor sobre la conducción de la política ecuatoriana, especialmente de alguien que se haya formado en la cultura del respeto a las personas, especialmente alguien que cree las condiciones políticas para que la sociedad ecuatoriana se desarrolle integralmente en paz, en libertad y en democracia, libre de violencia y de la confrontación enfermiza; por eso no es aceptable la propuesta de la “revolución ciudadana”, porque retrotrae la historia a la época de los viejos caudillos y de los demagogos, hipócritas manipuladores de masas, cínicos y audaces, mentirosos y engañadores contumaces.
La reelección indefinida es más de lo mismo, es antidemocrática, no respeta el pluralismo ideológico, la alternancia de gobierno y la división de poderes, cuyos principios constituyen la base fundamental de la democracia.
A los que quieren la reelección indefinida, siguiendo el mal ejemplo de los hermanos Castro de Cuba, de Chávez y Maduro de Venezuela, de Ortega de Nicaragua y de Morales de Bolivia, hay recodarles, que estamos viviendo en el siglo XXI y no en la época del obscurantismo.
La reelección indefinida sería como comer mellocos y cebollas todos los días, en el desayuno, en el almuerzo y en la cena.
“NO MÁS DE LO MISMO”
