Socialdemócrata marxista y fundadora del partido comunista alemán, Rosa Luxemburgo devela el carácter de clase del Estado, combate al reformismo e investiga las leyes generales del capitalismo en la teoría de la reproducción.
Pero sobre todo Rosa Luxemburgo es el más alto exponente del marxismo libertario y del comunismo democrático “La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que éste sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente”. Para pensar en la reconstrucción del socialismo y en su idea de democracia, la autonomía de las masas es vital en Rosa Luxemburgo y este enfoque la ubica fuera del oficial pensamiento soviético estalinista y fuera también del debate trotsko estalinista que se consideró por décadas, como las única vertiente válida para el debate
Nadie combate la libertad; a lo sumo combate la libertad de los demás. La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos”. Karl Marx
En la Rusia post leninista nació el olvido deliberado de la pensadora comunista, insuficiente intento para procurar una segunda muerte luego del crimen de la derecha socialdemócrata de Alemania. La recuperación de su credo obliga a reflexionar sobre esa marginación, pero sobre todo a validar sus aportes teóricos y prácticos al pensamiento revolucionario.
La solidaridad con la revolución rusa deja fuera de toda duda su amistad crítica con Lenin y con el pensamiento bolchevique, sin dejar de mencionar por ello su ardorosa defensa de la democracia obrera como arquetipo de la democracia social en un contexto de triple e inseparable dimensión: comunista, demócrata y revolucionaria. La fase socialista es vista por Rosa Luxemburgo como democracia obrera y la dictadura del proletariado como negación de la dictadura de la burguesía. Rosa recupera el enfoque marxista y anarquista, que dice que mientras exista Estado existe dictadura de clase. Entiende el socialismo como ampliación de la democracia o una antípoda del Estado burgués, más que como fortalecimiento del estado controlador.
Otro aspecto a considerar, es que para ella, el socialismo no puede establecerse por decreto o decisión desde el partido. La solución revolucionaria solo es posible sobre la base de la libertad de crítica y de la más amplia iniciativa popular. Al respecto, remarca diferencias hasta con el mismo Lenin: “Lenin dice que el Estado burgués es un instrumento de opresión de la clase trabajadora, el Estado socialista, en cambio, de opresión a la burguesía… el Estado capitalista puesto cabeza abajo. Esta concepción simplista deja de lado el punto esencial: el gobierno de la clase burguesa no necesita del entrenamiento y la educación política de toda la masa del pueblo, por lo menos no más allá de determinados límites estrechos. Pero para la dictadura proletaria ése es el elemento vital, el aire sin el cual no puede existir” Como lo considerara Antoni Gramsci más tarde, para Rosa Luxemburgo es impensado creer que no se geste una pedagogía revolucionaria para la trasformación de la sociedad desde la conciencia…
El error y la virtud de Lenin fue la anticipación. El partido como agente consiente de los proceso inconscientes de las masas se formaría para la acción, el triunfo y la toma del poder y por tal andarivel, el pensamiento bolchevique acogió aspectos del jacobinismo político que le fueron útiles para derrocar el orden burgués y derrotar las tesis revisionistas del menchevismo. Esto válido para el triunfo, lo que engendró una práctica vertical que luego de Lenin se acentuó anulando la autodeterminación e iniciativa de las masas. El presumible agente consciente; el partido, consolidó el Estado y debilitó la democracia obrera. La relación entre democracia y socialismo cuestionada en las revoluciones triunfantes posteriores a la Revolución Rusa afirmó la contundencia de un Estado en dictadura (proletaria) que fue olvidando el concepto leninista-luxemburgista de dictadura democrática del proletariado. Con la relectura de Rosa Luxemburgo es posible reasumirlo y será la toma del poder por los trabajadores la manifestación no de poder sino de rechazo a las formas de dominación. Democracia solidaria creativa que se expresa y reproduce par toda la sociedad.
No retroceder al parlamentarismo burgués liberal ni al gradualismo socialdemócrata como alternativa, es el sustrato ideológico-moral de Rosa Luxemburgo como también de Gramsci. El uso de la fuerza, en rechazo a la dominación es intrínsecamente una reacción democrática y por lo tanto su resultado confirma la esencia democrática libertaria y su adhesión a la democrática esencial. Los dos teóricos comunistas que rescatamos no pueden ser considerados autores de la reivindicación de las instituciones del Rstado, son la continuidad de la tradición comunista y del pensamiento consejista de Lenin y Trotski que ven en los soviets formas de organización de la sociedad, preminentes sobre el partido y sobre el poder político formal.
La revolución proletaria debería arrojar un rayo de bondad para iluminar la triste vida de las prisiones, disminuir las sentencias draconianas, abolir los bárbaros castigos -las cadenas y azotes- mejorar en lo posible la atención médica, la alimentación y las condiciones de trabajo. ¡Es una cuestión de honor! Rosa Luxemburgo
No es propuesta de Rosa Luxemburgo acoger las formas democráticas liberales que pierden contenido al consolidar formas de decisión central delegadas, ni es su propuesta validar las instituciones administradoras de las “voluntades del soberano”. La democracia así entendida solo legitima la sociedad de clases. La transformación espiritual de las masas – propuesta de Rosa – surge no de la disciplina ni del encargo tutelar de quienes manejan la economía o la política, sino de las formas de organización social solidaria
El renacimiento comunista lo fue para Rosa Luxemburgo y lo es para nosotros hoy; democracia, opinión ilimitada amplia y nunca terror dominante. El gobierno de los trabajadores no puede ser expresión de una pequeña minoría dirigente que actúa en nombre de la clase y el mismo debe surgir de la educación política creciente de la masa popular. “…la democracia socialista no es algo que recién comienza en la tierra prometida…La democracia socialista comienza simultáneamente con la destrucción del dominio de clase…”.
El debate continua. La discusión sobre democracia y socialismo necesita ser sacada de la falsa disyuntiva socialdemócrata o de la dimensión residual del “bloque socialista” y sus herederos (Putin y los socialistas del siglo XXI a la cabeza). La alternativa al capitalismo es la propiedad colectiva, mínimamente estatal, ampliamente comunal o comunista con autogobierno obrero y no la fundamentación del estatismo monopólico que sustituye a la burguesía por la burocracia totalitaria. La organización de las masas es, en la línea de Rosa Luxemburgo y Antonio Gramsci la única posibilidad de que el comunismo democrático aflore y demuestre que existe la probabilidad de una sociedad profundamente revolucionaria y democrática.
La democracia de consejos obreros y asambleas populares, el comunalismo próximo e íntimo, casi barrial, forman una alternativa social a la democracia parlamentaria burguesa, que no difiere de la de los socialismos, con su rol mediatizador y delegativo. Las libertades civiles, la pluralidad en el pensamiento, la autonomía en la organización popular y la libertad de expresión universalizada serán construcciones tal vez menos socialistas (estatistas) y más comunistas libertarias, prescindiendo del Estado vigilador y aproximándose a la libertad