LAS FRESAS DE LA AMARGURA
Ricardo Cobo <www.cartasallibertador.blogsport.com>
Una producción cinematográfica dirigida por Stuart Hagmann, The Strawberry Statement – traducida al castellano como “Las fresas de la amargura” – filme que rescata la emoción de las rebeliones universitarias que sacudieron a Estados Unidos a finales de la década de los 60, ha sido rememorada con insistencia en estos días frente a las imágenes de la versión de Los Indignados en la unión americana, las movilizaciones identificadas bajo el slogan Ocupa Wall Street, que se extienden de costa a costa por el país del norte. A la par se entrecruzan las noticias e imágenes que provienen de la “zona euro” donde los indignados crecen en efecto bola de nieve, mientras los sacudimientos de la “primavera árabe” aún no abre paso al otoño y continúan las movilizaciones en Siria amenazada por la sombra de la intervención del imperio en Libia, que en nombre de la defensa de los derechos ciudadanos terminó con la vida de 70.000 libios y remató con el vergonzoso linchamiento de Moammar Gadhafi. Un fantasma apocalíptico desciende desde el norte y se profetiza la caída del imperio arrasado por el gigantesco tsunami de los INDIGNADOS.
Campamentos en las plazas de Nueva York, Los Ángeles, Madrid, Barcelona. Multitudinarias marchas en Washington, Atenas, Londres, Paris, Roma. En efecto dominó, caída de gobiernos y quiebres en los pronósticos electorales. Encuentros emergentes de los mandatarios, del G20, G8… FMI, Troika del euro… Recetas milagrosas de los tecnócratas, danza de millones sobre millones destinados al salvataje y por último la noticia de que Alemania, país que opera a manera de soporte de la economía del euro en crisis… tiene una deuda similar al de España, superando el rango del 80% del PIB. La humanidad asiste a una crisis financiera sin precedentes y el texto futuro está aún por redactarse.
Las cuatro patas de la mesa imperial fracturadas: el estallido de la burbuja inmobiliaria que explotó el rostro del sistema financiero y pone en jaque al dólar como moneda referencial, la crisis alimentaria, la crisis energética que cuestiona la matriz sostenida por los hidrocarburos y el estallido social que no se detiene solamente en el plano reivindicativo en sus propuestas movilizadoras y se extiende hacia una critica del sistema político, de la hegemonía del sector financiero, es decir, apunta a la cabeza.
Los Indignados como actor global introducen en el cuaderno diario de la política varios capítulos que debemos prontamente asimilar. La dinámica de sus propuestas ideológicas alimentadas desde las asambleas ciudadanas en los parques, su capacidad de convocatoria a través de las redes sociales, su insistencia en mantenerse en los parámetros de desobediencia civil que arrincona al Estado en el uso de la violencia, factor que funciona a manera de espiral… Reprimen a 200 y responden 1200, la capacidad de involucrar a sectores sociales diversos, desde ex – marines, trabajadores, desocupados, afectados por la banca y las medidas de ajuste económico, estudiantes hasta jubilados. En la medida en que los Indignados enarbolen sus banderas anti – sistema y cuestione en sus acciones al estatus quo, estaremos frente al surgimiento de una nueva expresión de izquierda, muy interesante, que cuestiona a la vez las recetas ortodoxas de la izquierda tradicional, no solo ideológicas sino también de sus propuestas organizativas.
Tres vertientes convergen en el llamado movimiento de los Indignados, un enorme sector de ciudadanos afectados por las medidas neoliberales que se aplican a rajatabla como respuesta a la crisis, un sector de clase media que se radicaliza a partir de la proposición planteada por ¡Indignaos! de Stphane Hessel y plantea la consigna de Revolución Imperativa, y una tercera fuente, que viene desde el mundo virtual, los Anonymous que para entender sus raíces debemos remitirnos al siglo XVIII, a la historia de Guy Fawkes, la conspiración de la pólvora y la tradicional fiesta de Bonfire Night en Inglaterra. Sus planteamiento sobre la libertad de expresión y opinión, independencia del Internet y en contra de diversas organizaciones, entre ellas, Scientology, servicios públicos, consorcios con presencia global y sociedades de derechos de autor que convergen con principios libertarios del anarquismo.
No se trata de sumar al léxico discursivo de la izquierda el termino Indignados de manera plana y de cerrar los ojos antes un movimiento que sugiere entramados complejos, símbolos nuevos y sobre todo un actor que germina desde las entrañas mismas de la modernidad desde lo urbano, lo global y desde el aún inexplorado mundo de lo virtual. La política como expresión de lo real debe sustentarse desde la acertada y oportuna lectura de los acontecimientos y de los actores que surgen de esos acontecimientos reales.
La concepción del partido – aparato está severamente cuestionado, el tsunami Indignados hecha por tierra la idea fija del aparato de la organización partidaria, la cuestiona y la coloca en el borde del baúl del demodé.
La dimensión de la comunicación se abre, rompe los límites de la dictadura de la “caja tonta” las avenidas virtuales se plantean como las vertientes que nutrirían el nacimiento de una nueva democracia, los debates y discusiones en las redes sociales, los blogs, enriquecen los lenguajes democráticos y políticos, debemos revelar lo que significan extensiones abiertas por los tablones de imágenes, 4chan y Futaba Channel, wikis y Encyclopædias Dramáticas. Debemos entender a plenitud las potencialidades que se abren para canalizar las participaciones ciudadanas que construirán la nueva democracia, más horizontal, más cercana y viva, comprender los impactos que en la vida común y diaria ocasionarán las extensiones virtuales, los cambios que se derivan a partir de éstas. La democracia no es más que una síntesis. En sus formas se reflejan las formas de vida que conviven en el cuerpo societal y cuando entran en contradicciones, es decir, cuando los canales planteados por la democracia no corresponden a las formas profundas de una sociedad, se ingresa en el terreno de lo conflictivo. Esa miopía es la que ha situado a las izquierdas europeas en el mismo saco que “las derechas”, a Rodríguez Zapatero en la misma vereda con Sarkozy y Berlusconi, quien ya es cadáver político, no por sus andanzas de gigoló sino arrasado por el vendaval de la crisis. Las consignas vertidas desde las plazas de el primer mundo “Democracia Real YA”, “Somos el 99% “apuntan con el dedo a los límites de la democracia representativa que no va más y se constituye en una suerte de espoleta de una granada presta a estallar y clavar sus esquirlas en una civilización industrial que se nos muestra nonagenario e incapacitado para asimilar las realidades que surgen de nuevos escenarios reales. La civilización industrial es hoy un anciano esquizofrénico que en su demencia asesina un pueblo en nombre de los derechos e insiste en pensar que a un pueblo se lo gobierna aun con las premisas del Cesar: Pan y circo.
Resulta necio insistir en sostener el poder tanto en la fuerza como en un electorado “cautivo” “amarrado” por las redes clientelares o los profetas mesiánicos, el ciudadano tiene a su alcance una multi entrada de información, el elector de opinión se abre espacios y desplaza al elector cautivo, estamos a las puertas de nuevas legitimidades. Resulta insensato pensar que gobiernos tecnocráticos como los de Papadimos y Monti, que no cuentan con un solo elector, puedan contener a las movilizaciones en Grecia e Italia que surgen desde lo real.
Estamos a las puertas de una nueva forma de organización social y mundial, apenas percibimos la punta del iceberg, la crisis financiera solo precipitó las contradicciones sociales que germinaban de manera global y desde la convivencia global.
La tierra se zanja con una nueva línea imaginaria, un nuevo equinoccio. Quienes apartan sus puertas al desarrollo de una nueva civilización, de una hermandad universal que se abre paso por las avenidas de la libertad y la democracia directa, como en su tiempo los 13 de la fama, que den un paso adelante. Aquellos que se aferren al mundo de los gobiernos “representativos”, a las mayorías móviles, a los mandatos verticales, a la claudicación de las libertades en nombre del Estado, al poder omnímodo y absoluto. Aquellos que juegan con la participación de los ciudadanos y la convierte en una parodia ridícula y caricaturesca. Aquellos que ejercen el poder en nombre de una tecnocracia o de una meritocracia. Aquellos que aun creen que llenar una plaza con buses de alquiler y clientes de los jefes políticos significa apoyo popular. Aquellos que aun sueñan con el poder como estigma de nacimiento… Que se queden, que no se muevan, pertenecen al hemisferio de lo caduco, al periódico de ayer, aunque reciten fiel la letra de sus ortodoxias de izquierdas, por comodidad o conveniencia… Que se queden aquellos que no sirven ni para testigos.
