BUENO hijitos, nietos, bisnietos, mijines, mijares,
he aquí mi testamento para los que son y no son.
Lego mi escaza fortuna a los más despiertos
y las migajas, por cierto, a los más pendejos.
Porque hay que ser pendejo en grado sumo
para seguir creyendo en un presidente bobalicón,
que lo único que hace es decir con devoción:
amén, lo que vos digas María de Lourdes, mi corazón.
Y este horrible año voy directo a la yugular,
no me pidan tino, delicadeza o buenas formas al hablar.
Aunque me muero de desconsuelo y tristeza,
hoy disparo -antes de ser quemado- mis dardos sin tibieza.
A eso que llaman presidente le heredo todo mi desprecio,
de la A a la Z le grito delincuente de lasso blanco.
Y que mi bronca vaya firmada en sus off shore de pandora,
donde evade millones en impuestos. Ya le llegará la hora.
Nunca deseé el mal a nadie, pero estos últimos años de terror
añoro ver a pandorito metido en una caja de cristal;
Y alado suyo, abrazadito de manera fatal
al patojo de Moreno con su cara de “siempre fui un error”.
Después de terminado el mundial y viendo a Messi triunfar,
Sí, fue un momento de felicidad. Pero luego volvimos a la realidad:
Muertes, inseguridad, miles migrando y el desempleo
no va pa´lante, sino de retro. Todo gracias al gobierno del encuentro.
A los fans de Lasso les dono algunos rollitos bañados en ají,
para que envuelvan esa consulta tramposa de ocho preguntas.
Y con todo el amor del mundo se la deslicen en sus aleluyas,
mientras cantan en coro: así me ardía cuando voté siete veces sí.
Para todos hay, para todos tengo. No se queden en suspenso.
A la mascota principal del evasor le regalo un bosal inocencio;
y que ladre si puede en la Asamblea el veneno que le cae del seso.
Con todo cariño, ese bosal dorado para el pazguato del Villavicencio.
Un detalle para mis amigos locuaces de la Asamblea,
donde rebuzna, al por mayor, más de uno, más de dos.
Ahora que socialcristianos y correístas van de la mano,
ahí les dejo una hebilla con bigote;
más temprano que tarde, Nebot les va a dar
¡tóma tu dulce en el cogote!
Y no se me olvida cierta prensa, que es un inodoro a tiempo completo.
Al hijo bobo y a su padre ídem, les obsequio un cerebro nuevo;
aunque de nada servirá. A los diez segundos estarán repitiendo:
te amamos Guille; somos bobos, pero por vos estamos comiendo.
Al Pallares y sus pelagatos, pelagavers, pelaenchufes,
les regalo una estatua de Lasso en algún barrio aniñado.
Que se arrodillen ante su amo, muchas veces al disimulo,
y con respeto le besen el… el bastón.
Una sesión de hipnosis al Bonil, aunque sea de hobby,
a ver si así se olvida de la obsesión con Iza.
Sobre todo, ahora que es presidente del club de Toby,
y defiende con dientes a Lasso y su porqueriza.
Por ahí les tengo un diploma de máster en ridículo
a esos candidatos falsetes de Tik Tok cotidiano.
Freile, Luz Elena, Páez y al encantador de perros canela:
elimínense por su bien, y cúbranse con franela.
Y a mi alcalde preferido le tengo una ventana de hierro
para que, así como entró de sapo, salga por las mismas.
Que mejor se inaugure un bosque sin árboles, una piscina sin agua,
un metro sin trenes, una casa sin techo y un cerebro sin neuronas.
Al Correa le obsequio un libro de Historia, o mejor dos o hasta tres.
Que la lucha social no sirve para nada dice, que mejor voten bien.
Con ese criterio simplón, que se quede nomás por las Bélgicas,
mientras se le cae el poco pelo que le queda: una, dos y tres.
Al Diego Ordóñez, obsesionado por tubos y feministas,
ahí le heredamos una chamba con los Tiguerones,
porque de seguridad el tonto solo sabe
lo que entienden sus podridos pantalones.
A ese Yaku y al Salvador Quishpe, una limpia con lija gruesa,
de esas que raspan paredes y hasta el asfalto.
Más regalados no pueden ser:
¡Váyanse los docitos al carajo!
Por algún lado anda protegido el policía Cáceres,
por otro lado a los duros del banco guayaquil les quitan la visa.
Narcopolíticos, narcopolicías, narcoguilles:
sálvese quién pueda, mientras otros se fugan muertos de risa.
Todo está podrido, todo está dañado.
Al Ulloa de Participación, a la fiscal diez sobre veinte,
les endoso una horrible canción de cantina:
son más rastreros que una bacinilla.
Y así me despido, y así me voy, y así digo adiós.
Que me quemen con todos los males,
pero sobre todo a los que gobiernan
por ineptos y criminales.
Solo le falto desearle algo al Iza que siempre quiere dar palizas, al ex-alcalde del grillete y el Masserati, al Pavel paveliano y a la Pavon, pavoniana.