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jueves, mayo 2, 2024

NUESTRA META: UN SOCIALISMO DIFERENTE . por Marta Harnecker

(tomado del libro ‘A la conquista de una nueva hegemonía’**)

 29 octubre 2012

 

1) UN NUEVO SOCIALISMO DISTANTE DEL SOVIÉTICO

 1. Luego de la caída del muro de Berlín y de la desaparición de la Unión Soviética la intelectualidad de izquierda latinoamericana y mundial quedó perpleja. Sabíamos más lo que no queríamos del socialismo, que lo que queríamos. Rechazábamos la falta de democracia, el totalitarismo, el capitalismo de Estado, la planificación central burocrática, el colectivismo que pretendía homogeneizar sin respetar las diferencias, el productivismo que ponía el acento en el avance de las fuerzas productivas sin tener en cuenta la necesidad de preservar la naturaleza, el dogmatismo, la intolerancia a la oposición legítima, el pretender imponer el ateísmo persiguiendo a los creyentes, la necesidad de un solo partido para conducir el proceso de transición.

 2. ¿Por qué hablar de socialismo si esa palabra ha tenido y sigue teniendo una carga negativa tan grande luego del derrumbe del socialismo en la URSS y en el resto de los países de Europa del Este?

 3. Para responder a esta pregunta debemos tener en cuenta algunos elementos. Por una parte, en el mismo momento en que desaparecía del horizonte el socialismo soviético, en América latina empezaban a darse prácticas democráticas y participativas en gobiernos locales que prefiguraban algunas características del tipo de sociedad alternativa al capitalismo que queríamos construir.” 2 Por otra parte, al demostrar en la práctica que podían gobernar de forma transparente, no corrupta, democrática y participativa, prepararon las condiciones políticas para que en varios de nuestros países la izquierda accediese al gobierno por vía electoral.

 4. Esas luces que comienzan a irradiarse en nuestro subcontinente se ven potenciadas por el estruendoso fracaso del neoliberalismo en las décadas del 80 y 90 y, más recientemente, por la crisis mundial del capitalismo. Una sociedad alternativa al capitalismo se hace más necesaria que nunca.

¿Cómo llamarla?

 5. Fue el presidente Chávez quien tuvo la audacia de llamar socialista a esa sociedad alternativa al capitalismo. La llamó “socialismo del siglo XXI”, reivindicando con la palabra “socialismo” los valores siempre vigentes del “amor, la solidaridad, la igualdad entre los hombres las mujeres, entre todos”3, y agregándole el adjetivo “siglo XXI” para diferenciar al nuevo socialismo de los errores y desviaciones del modelo de socialismo implementado durante el siglo XX en la Unión Soviética y los países del este europeo.

 6. Sabiendo Chávez la carga negativa que tiene la palabra, se dedica desde entonces a explicar a su pueblo, en sus numerosas intervenciones públicas, todos los beneficios que traerá la nueva sociedad en contraste con la situación que ha creado el capitalismo. Ha sido tan exitoso su esfuerzo pedagógico que —según las encuestas— ya más de la mitad de la población venezolana prefiere el socialismo al capitalismo.

 7. Por otra parte, hay que tener presente que 35 años antes, a comienzos de la década de los 70 en México sólo dos/11 Chile, con el triunfo del presidente Salvador Allende apoyado por la coalición de izquierda Unidad Popular, se había comenzado a dar la primera experiencia mundial de tránsito pacífico al socialismo. Aunque fue derrotada a través de un golpe militar tres años después, dejó sus lecciones. Si algo aprendió nuestra generación de esa derrota fue que si se quería transitar en forma pacífica hacia esa meta había que repensar el proyecto socialista tal como se había aplicado hasta entonces en el mundo. Era necesario elaborar otro proyecto más adecuado a la realidad chilena y a la vía pacífica elegida para construirlo. Eso era lo que Allende parecía intuir al usar su folklórica metáfora de “socialismo con vino tinto y empanadas”4, que apuntaba a la construcción de una sociedad socialista democrática enraizada en las tradiciones nacional-populares.5 Y por eso considero que la experiencia chilena debería considerarse como la primera experiencia práctica que intentó alejarse del modelo soviético de socialismo y transitar hacia lo que hoy llamamos socialismo del siglo XXI.


2) VOLVIENDO AL PENSAMIENTO SOCIALISTA ORIGINAL

 8. Este socialismo, que pretende guardar distancia frente a la práctica socialista del siglo XX, retoma las ideas originales de Marx y Engels.

 9. Según los marxistas clásicos, la futura sociedad permitiría el pleno desarrollo de todas las potencialidades del ser humano, algo que sólo puede concebirse en una sociedad cooperativa. El capitalismo sólo produce seres humanos fragmentados..

 10. Se trata como decía Friedrich Engels, en su primer borrador del Manifiesto Comunista, de “Organizar la sociedad de tal manera que cada uno de sus miembros pueda desarrollar y utilizar su potencial y sus facultades en completa libertad y, por lo tanto, sin desnaturalizar la esencia básica de esa sociedad”. En la versión final de Marx del Manifiesto, esa nueva sociedad se presenta como una “asociación en que el libre desarrollo de cada uno sea la condición del libre desarrollo de todos.”

 11. El investigador canadiense, Michael Lebowitz, ha desarrollado ampliamente esta idea en varios de sus libros referidos al tema del socialismo del siglo XXI6. Él es el autor marxista que más ha puesto el acento en el pleno desarrollo humano como la meta a alcanzar y en la relación entre este desarrollo y la práctica revolucionaria (transformando las circunstancias, la persona se transforma a sí misma).

 12. Pero ¿cómo imaginaba Marx la sociedad alternativa al capitalismo que permitiría el pleno desarrollo humano?

 13. Él la imaginaba como una “sociedad cooperativa7, basada en la propiedad común de los medios de producción”, donde el trabajo dejaría de ser una obligación y se transformaría en la primera necesidad vital de la persona humana y donde ésta se desarrollaría “en todos sus aspectos”, donde se rebasaría totalmente el derecho burgués, donde cada uno daría a la sociedad todo lo que puede de acuerdo a sus capacidades y recibiría de ella de acuerdo a sus necesidades.8

 14. ¿De dónde saca Marx las escasas ideas que encontramos en sus textos acerca de lo que debe ser la futura sociedad que él denomina comunista?9 Éstas no caen del cielo, ni son el fruto de un pensamiento especulativo, sino que surgen del análisis de las contradicciones internas del propio capitalismo. Marx sostiene que el capitalismo crea las condiciones materiales de la nueva sociedad, una de las cuales es la necesidad técnica de la existencia del trabajador colectivo, otra es el aumento de la capacidad productiva requerida para poder responder a las necesidades humanas más apremiantes.

 15. Pero Marx no sólo señala las condiciones que favorecen la emergencia de una sociedad alternativa sino que, al mismo tiempo, al estudiar las contradicciones y efectos negativos del capitalismo en los trabajadores y el medio ambiente, indica qué cosas es necesario negar invirtiendo o transformando en su contrario para poder construirla.10

 16. Fue gracias a estas inversiones que Marx puede imaginarse la nueva sociedad que reemplazaría al capitalismo.

 17. Él sostiene que es necesario acabar con la propiedad privada capitalista de los medios de producción, porque ésta ha entrado en contradicción con el carácter cada vez más social11 del proceso de producción señalando la necesidad de transformarla en propiedad colectiva o común para superar la anarquía de la producción capitalista, y, por otro lado, para que la economía no esté orientada hacia el interés personal sino hacia los intereses de la sociedad como un todo.

18. Es necesario acabar con la creciente división entre trabajo manual e intelectual —fruto del despojo capitalista de todo conocimiento o habilidad que haya tenido el trabajador en relación con el proceso de producción—haciendo del trabajo una actividad integral manual e intelectual a la vez. Es necesario acabar con el trabajo alienador, obligatorio —en el que para lograr el máximo potencial productivo del trabajador se le fragmenta convirtiéndolo en un tornillo más de la máquina. Estas inversiones llevan a colocar el protagonismo de los trabajadores en el proceso de producción como algo central.

 19. Marx planteaba también que era necesario acabar con las relaciones de producción capitalistas y con el antagonismo entre el campo y la ciudad porque producen una “fractura irreparable” del metabolismo entre el ser humano y la naturaleza12, planteando que sería sólo en la sociedad comunista13 donde “los productores asociados [regularían] racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo […]”14.

 20. Quiero detenerme brevemente en este tema, dadas las tergiversaciones a que se ha prestado una lectura apresurada y fuera de contexto de algunos textos de Marx y Engels, aquellos en los que estos autores expresan que aprecian cómo positivo el gran desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado bajo el capitalismo y las perspectivas de un mayor desarrollo de éstas en la sociedad socialista. Y digo una lectura fuera del contexto, porque cuando allí ellos hablan del desarrollo industrial a gran escala que tendría lugar en la nueva sociedad no están planteando que sería un desarrollo ilimitado sino aquel que produciría “lo bastante para organizar la distribución con vistas a cubrir las necesidades de todos sus miembros.”15

 21. Hay que recordar que Marx vivió en la época de la crisis de la fertilidad del suelo provocada por “ el ciego deseo de ganancias” de los capitalistas, crisis que provocó la búsqueda desesperada de fertilizantes naturales como el guano y luego el salitre, y que impulsó la segunda revolución agrícola asociada a los notables avances en la ciencia del suelo16. Al comienzo, Marx pensó en que estas innovaciones podrían, de alguna manera, contribuir a resolver esa crisis pero, a muy poco andar, llegó a la conclusión de que esta segunda revolución agrícola no haría sino agudizar los problemas.17

 22. En ese marco, hace ya algo más de 150 años, el autor de El Capital desarrolló —como dice  John Bellamy Foster —“una crítica de la degradación medioambiental que anticipaba gran parte del pensamiento ecológico actual.”18

 23. Veamos lo que entonces decía en su obra maestra: “[…] todo progreso de la agricultura capitalista no es sólo un progreso del arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de esquilmar el suelo; todo avance en el acrecentamiento de la fertilidad de éste durante un lapso dado, [es] un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas de esa fertilidad. Este proceso de destrucción es tanto más rápido, cuanto más tome un país —es el caso de Estados Unidos de Norteamérica, por ejemplo— a la gran industria como punto de partida y fundamento de su desarrollo. La producción capitalista, por consiguiente, no desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de producción sino socavando, al mismo tiempo, los dos manantiales de toda riqueza: la tierra y el trabajador.”19

 24. Sólo un modelo de sociedad alternativo al capitalismo podrá restablecer el metabolismo natural entre el hombre y la naturaleza; una sociedad socialista en que sea la gente y no una élite privilegiada la que —a través de sus delegados— decida qué producir y cómo producir para satisfacer las verdaderas necesidades de la población y no las necesidades artificiales creadas por el capitalismo en su loca carrera por obtener más ganancias, y que al hacerlo tenga muy en cuenta la preservación de la naturaleza.

 

 3) LA PLANIFICACIÓN PARTICIPATIVA, UN RASGO ESENCIAL DEL SOCIALISMO

 25. Ahora bien, si examinamos las características que hemos señalado de la nueva sociedad que queremos construir, vemos que ésta no puede limitarse a traspasar a manos del Estado los principales medios de producción, porque esto no significa otra cosa que un mero cambio jurídico de propietario, ya que continúa la supeditación de los trabajadores a una fuerza externa: la gerencia capitalista es reemplazada por una nueva gerencia ahora socialista, pero no varía la situación alienada de trabajadores en el proceso de producción. Se trata de una propiedad formalmente colectiva, porque el Estado representa a la sociedad, pero la apropiación real todavía no es colectiva.

 26. Es por eso que Engels sostiene que “la propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas no es la solución del conflicto [entre el carácter cada vez más social de las fuerzas productivas y la propiedad privada capitalista de los medios de producción],” aunque añade que la propiedad estatal “alberga ya en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución” ¿Cuál es entonces la solución? Según él, ella “sólo puede estar en reconocer de un modo efectivo el carácter social de las fuerzas productivas modernas y, por lo tanto, en armonizar el modo de producción, de apropiación y de cambio con el carácter social de los medios de producción. Para esto, no hay más que un camino: que la sociedad, abiertamente y sin rodeos, tome posesión de estas fuerzas productivas, que ya no admiten otra dirección que la suya.”20

 27. Pero, ¿qué significa que la sociedad tome posesión de esos medios de producción?, porque la sociedad es algo muy abstracto: puede ser una localidad pero puede ser también toda la humanidad. A mi entender, de lo que se trata es de determinar quiénes son los que deben tener una posesión efectiva de ellos, es decir, el derecho a usar, gozar y disponer de esos medios. Es aquí donde me parece importante el aporte de Pat Devine. El economista inglés distingue distintos niveles de propiedad social, cada uno de los cuales estaría definido por “los grupos que se ven afectados por las decisiones que se toman sobre las cosas que se poseen, en proporción al grado en que son afectados.”21

 28. De acuerdo a esta lógica, ¿quién debería ser el propietario de una panadería que produce pan y dulces para una determinada área geográfica, para una comuna, por ejemplo? Si los trabajadores de esa panadería habitan en dicha comuna, si la materia prima para fabricar el pan proviene de agricultores de dicho territorio y el pan y los dulces que produce son consumidos por los habitantes de dicho territorio, no tiene sentido que esa panadería sea propiedad de la nación, debería ser propiedad de esa comuna.

 29. En cambio, en el caso de una empresa estratégica como la del petróleo, sería un absurdo que el colectivo de trabajadores se atribuyese la propiedad de esas riquezas que pertenecen a todos los habitantes del país (¿o de la humanidad?), lo que no significa que esos trabajadores no puedan o no deban participar en la gestión de dicha empresa. El excedente que se produzca no puede ser destinado únicamente a mejorar las condiciones de vida de sus trabajadores, sino también a nuevas inversiones en la empresa, a apoyar el desarrollo de las comunidades aledañas, y, al ser una riqueza de toda la nación, una parte significativa de esos excedentes debe ser aportada al presupuesto nacional. La propiedad jurídica de esta empresa debería estar en manos del Estado en representación de la nación, el control del proceso de producción debería estar en manos de los trabajadores de la empresa, pero el destino de los frutos obtenidos en el proceso de producción —una vez descontado lo que debe ir a inversiones necesarias para la reproducción del proceso productivo y a retribución por el trabajo— deberían ser definidos por toda la sociedad.

 30. Y ¿cómo se logra que la comuna, en el primer caso, y que la sociedad, en el segundo caso, definan qué se hace con esos frutos? Es aquí donde entra a jugar un papel esencial el proceso de planificación participativa —muy diferente de la planificación burocrática— ya que es sólo a través de este proceso que la sociedad —en sus distintos niveles— puede realmente llegar a apropiarse de los frutos del trabajo que en ella se generan.

 31. Comparto con Pat Devine la idea de que los actores de ese proceso de planificación participativa variarán de acuerdo a los distintos niveles de propiedad. En el caso de la panadería comunal,uienes se deberán pronunciar acerca de cuánto producir, con qué materia prima, con qué calidad, con qué variedad, a qué hora debe estar listo el producto, cómo distribuirlo, cuánto invertir en el mantenimiento o ampliación de la empresa, etcétera, deberán ser los representantes de las personas que producen la materia prima empleada, de las que trabajan en la panadería y de las que consumen el pan y los dulces. En el caso de la empresa petrolera, si bien los trabajadores de dicha entidad deberán participar en la gestión del proceso de producción del petróleo, en las decisiones en lo que se refiere a reinversión, ampliación de las inversiones, comercialización, y uso social del resto del excedente, deberá participar toda la sociedad a través de sus diferentes delegadas/os o voceras/os.

 32. Quise extenderme sobre este tema, porque pocas veces he visto que se considere a la planificación participativa como una de las características centrales del socialismo. Según mi opinión no hay socialismo si no hay planificación participativa, es decir, si la sociedad no toma  posesión “abiertamente y sin rodeos” —como dice Engels— de los medios de producción, mediante el ejercicio de la planificación participativa.22

 33. Pero cuando decimos que el socialismo del Siglo XXI retoma las ideas originales de Marx y Engels, eso no significa que podamos prescindir de un estudio crítico riguroso de las experiencias de socialismo del siglo XX que surgieron invocando sus ideas, para evitar caer en la repetición de sus errores y desviaciones. Éstos pesan demasiado sobre la cabeza de la gente como para pretender levantar banderas socialistas sin saldar cuentas con el pasado.

 34. Para algunos este proceso durará décadas. Para otros, como Samir Amin, durará siglos —del mismo modo que el capitalismo demoró siglos en consolidarse—, y hay quienes, como yo, lo vislumbran como una meta utópica, que ilumina el camino, que orienta la lucha, pero que nunca lograremos alcanzar plenamente. Y esto no significa ser pesimistas como algunos piensan. Por el contrario, una meta utópica bien perfilada ayuda a caminar, fortalece nuestra decisión de luchar, y todo paso que acerque a ese horizonte, por pequeño que sea, es considerado un paso positivo.

 

 4) SOCIALISMO, DEMOCRACIA DIRECTA Y DEMOCRACIA DELEGADA

 35. Hemos afirmado que la sociedad que queremos construir —que hemos llamado socialismo del siglo XXI— busca crear las condiciones para el pleno desarrollo humano en una sociedad solidaria, y que este pleno desarrollo sólo se logra a través de la práctica, es decir, que las personas, en la medida en que luchan por cambiar las circunstancias, por crear las condiciones de la nueva sociedad solidaria, van transformándose a sí mismas, van desarrollándose más plenamente, superando la cultura heredada y practicando nuevos valores como el de la solidaridad y el respeto a las diferencias.

 36. La participación democrática, el protagonismo popular, es por lo tanto, uno de los rasgos esenciales del socialismo.23

 37. Por eso es que Alfredo Maneiro —intelectual y dirigente político venezolano— sostenía que no se trata sólo de otorgar un contenido social a la democracia burguesa poniendo énfasis en la resolución de los problemas sociales del pueblo: alimentación, salud, educación, etcétera, sino de transformar la forma misma de la democracia heredada, creando espacios que permitan que las personas, al luchar por el cambio de las circunstancias, se vayan transformando a sí mismas.

38. No es lo mismo, decía el dirigente político venezolano, que una comunidad conquiste un paso a nivel para lo cual se ha organizado y ha luchado, a que reciba esa obra como un regalo del Estado.

El paternalismo de Estado es incompatible con el protagonismo popular. Conduce a transformar a la gente en pedigüeña. Hay que pasar de la cultura del ciudadano/a que mendiga a la cultura del ciudadano/a que conquista, que toma decisiones; que ejecuta y controla; que autogestiona, que autogobierna. Hay que pasar —como dice Aristóbulo Istúriz— del gobierno para el pueblo al auto gobierno del pueblo, a que el pueblo asuma realmente el poder.

 

39. Esta democracia participativa y protagónica no es sólo una democracia para las élites, como lo es la democracia representativa burguesa, es una democracia para la gran mayoría de la gente. En ella el ciudadano común puede participar de distintas maneras no solo formulando demandas y fiscalizando, sino fundamentalmente tomando decisiones y vigilando que éstas se pongan en práctica.

 40. Como dice el dirigente político uruguayo, Pablo Anzalone24, se trata de construir procesos democráticos donde las grandes mayorías populares sean incorporadas a la escena política, tanto en las estructuras como en las prácticas que se desarrollan. Es una reformulación de la política, rescatando y poniendo el énfasis en los mecanismos participativos que van desde lo local a lo nacional

 a) La descentralización: esencial para una verdadera participación

 41. Pero la participación no se da en el aire, ni se da en cualquier espacio, es necesario crear los espacios adecuados para ejercerla, es decir, espacios en los que la gente pueda no solo discutir, manifestar sus opiniones sino que también pueda tomar decisiones.

 42. Y por ello, sólo puede haber posibilidades de real participación si se da un profundo proceso de descentralización que implica descentralizar competencias y recursos.25

 43. Pero, además de crear estos espacios, es necesario darle herramientas a la población para que pueda tomar estas decisiones. Si bien es cierto que se aprende a participar participando, no es menos cierto que es muy importante, aunque no imprescindible, contar con facilitadores que ayuden a dar los primeros pasos, y es necesario contar con la información que permita adoptar las decisiones más convenientes.

 44. Aquí debemos aclarar que afirmar que la participación popular es un rasgo central de la nueva sociedad que queremos construir, no significa que todo el mundo tenga que participar con la misma intensidad. Si respetamos las diferencias, tenemos que entender, por un lado, que hay personas con mayor o menor vocación para participar activamente en la construcción de la nueva sociedad y, por otro, que hay muy diferentes formas de participar: hay padres de familia dispuestos a participar, por ejemplo, en las reuniones de padres que se organizan en las escuelas a comienzos del año escolar, hay jóvenes que se sienten dispuestos a participar si se les convoca a discutir sobre cómo desarrollar el deporte en su comunidad, pero ni los unos ni los otros se interesan en participar en las reuniones de su comunidad; hay otras personas, en cambio que sí se sienten llamadas a participar en forma mucho más activa y constante en el espacio donde habitan, en su centro de trabajo o de estudio. Lo que nos debe interesar conseguir es que, sea cual sea el nivel de participación, en los momentos decisivos esas personas estén dispuestas a manifestar su apoyo al proyecto de nueva sociedad que se quiere construir a través de su voto (elección de autoridades, referéndum, consulta popular), de su presencia en la calle cuando la situación lo exige, etcétera, etcétera.

 45. Por otra parte, para que la gente se sienta estimulada a participar, tiene que sentir cómo cambia su vida gracias a esa participación. Por eso es tan importante evitar el reunionismo, la gente tiene que tener tiempo para el descanso y la recreación, y cada reunión que se haga debe dejar en la gente la sensación de que valió la pena asistir, sea porque se consiguió algo material o sea porque se logró algo espiritual: algo que tocó el corazón (un video, una canción, un gesto). Lo importante es que la persona salga enriquecida de dicho encuentro, que sienta que su vida cambio en algo.

 46. Por último, tenemos que entender que la gente va transformándose a través de la participación. Puede empezar asistiendo a una reunión sólo para conseguir una solución material, pero cuando va descubriendo que asistir a las reuniones la va enriqueciendo, porque logra tener más información de lo que está ocurriendo, porque al realizar acciones solidarias siente la satisfacción de ver cómo ha contribuido a hacer feliz a otra gente, todo eso va cambiando a las personas, éstas van entendiendo que es más importante el ser que el tener y, seguramente, estarán cada vez más dispuestas a participar por otras motivaciones que no sean puramente materiales.

 b) Democracia directa y democracia delegada

 47. Tenemos que entender también que la única forma aceptable de democracia no es sólo la democracia directa, es decir, aquella democracia en la que a través de asambleas la gente discute y decide qué hacer.

 48. La democracia directa es una forma de democracia, sin duda la más rica y protagónica, pero tiene límites. Para que todos pueden participar plenamente, la dimensión del grupo no puede ser excesivamente extensa. No podemos pensar en democracia directa a nivel municipal en un municipio con 200 mil habitantes y, mucho menos, en las grandes capitales donde habitan millones de personas.

 49. La participación democrática no puede quedar limitada a estas experiencias de pequeña dimensión, sino que debe trascender la comunidad, la sección de la fábrica, el aula de clases, debe abarcar niveles de poder local más amplios hasta llegar al poder a escala nacional; lo mismo debe ocurrir en las empresas: además de existir consejos de trabajadores por taller o sección, debe haber consejos de trabajadores por empresa, por rama de la producción; y similarmente debe ocurrir en los centros de estudio (por aula, facultad, universidad, universidades).

 50. Hay que crear un sistema que permita la participación de las ciudadanas y ciudadanos en todos los procesos de toma de decisiones, concernientes a asuntos comunes y generales que atañen a la vida humana en sociedad, y para ello debe establecerse alguna forma de delegación de poder que no reproduzca las limitaciones y deformaciones a las que da origen la representación política burguesa clásica.

 51. En la Venezuela revolucionaria se han dado pasos, que marcan un hito en la historia política latinoamericana, para abolir la figura clásica de representación política e ir instaurando un sistema político que combina democracia directa con delegación o vocería, como se le ha llamado acertadamente en este país. Aquí las personas electas para formar parte del consejo comunal26 se denominan voceras y voceros porque son la voz de la comunidad y, por eso, cuando dejan de serlo, porque han dejado de transmitir lo que la comunidad piensa o decide, esas personas pueden y deben ser revocadas.

 52. La idea sería la de constituir un sistema político inédito de poder popular o de autogobierno que combine democracia directa en los espacios pequeños con todo un sistema de asambleas de voceras y voceros [de delegadas y delegados] a distintos niveles, las cuales deberían elegir, orientar y controlar a los distintos órganos de gobierno.

 53. El correcto cuestionamiento a la democracia representativa burguesa, no debe llevarnos, por lo tanto, a rechazar todo tipo de representatividad. Lo que se rechaza, y con razón, es esa democracia que se limita a los cinco minutos de votación cada cierto número de años; esa democracia elitesca que ha invisibilizado a sectores importantes de la población, que son los que hoy han comenzado a aparecer en el escenario político en distintas partes del mundo, expresando una crítica abierta o implícita al sistema político vigente.

 54. Si defendemos que las grandes decisiones deben ser tomadas por la gente, tenemos que ser coherentes y señalar cómo millones de personas, que además viven a cientos de kilómetros unas de otras, van a tomar esas decisiones. Yo no veo otra posibilidad que no sea la de delegar en algunas personas para que éstas representen las posiciones de sus comunidades en los niveles institucionales superiores. Por otra parte, tenemos que tener claro que si ellas —en representación de sus bases— no toman las decisiones, las toman otros.

 55. Negar la posibilidad de delegar es negar la posibilidad de participar en la toma de decisiones sobre temas que trascienden a nuestra realidad local (comunidad, centro de trabajo o de estudio).

 56. Los invisibles no llegarán a ser visibles si no se hacen visibles. Creo que ese fue el error de los zapatistas. Si bien ellos lograron hacerse visibles en 1994 a través de la rebelión armada luego, al marginarse de la política del país, de alguna manera han vuelto a invisibilizarse.

 57. De lo dicho anteriormente se puede concluir que tenemos que crear un sistema político de representación, o delegación, pero éste debe ser muy diferente al sistema democrático burgués. Este último concibe a sus representantes como profesionales de la política y, por lo tanto, considera que deben recibir una remuneración por su desempeño y, una vez electos, su mandato es exclusivamente unipersonal, alejado de sus electores a los que sólo vuelven a contactar en un nuevo período electoral.27 El sistema de delegación o vocería que se propone como alternativa, es la antítesis de estas concepciones y prácticas: las personas electas como representantes, delegadas/os o voceras/os deben mantenerse ligadas a sus bases, las que a su vez deben supervisar y guiar su trabajo y prevenir su burocratización.

 58. No reciben un mandato libre por un cierto tiempo como los representantes burgueses, sino que deben guiarse por las decisiones y orientaciones de sus electores quienes deben evaluar su desempeño de acuerdo a las tareas que le van asignando. Esto es lo que los zapatistas han querido significar al plantear que hay que mandar obedeciendo.

 59. Pero aquí debemos aclarar que esto no significa que su mandato sea imperativo. No son autómatas que reciben mensajes y simplemente los transmiten, son personas responsables y creativas que, al encontrarse con la realidad de otras comunidades, deben poder modificar el mandato recibido al ver, por ejemplo, que un comunidad vecina está en situación más precaria que la suya y apoyar una obra para esa comunidad en lugar de defender la suya. Tiene, por supuesto, dar cuenta de su mandato a su comunidad; debe volver a ésta a explicar el porqué de su actitud. Debe realizar con sus bases todo un trabajo pedagógico para que éstas entiendan que el no cumplimiento del mandato de la comunidad se debe a razones solidarias que justifican su conducta. Si la comunidad no logra ser convencida, tiene todo el derecho a revocar a ese delegado porque éste ya no representa su sentir. La comunidad todavía no ha madurado para hacer suyos los valores solidarios y, por lo tanto, no se merece ese delegado que refleja esos valores. Recordemos aquí el dicho: los pueblos tiene los gobernantes que se merecen. Podríamos decir lo mismo de esta comunidad.

 60. De alguna manera el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, explica con otras palabras lo que más arriba hemos querido decir, refiriéndose en este caso a los gobernantes a nivel nacional: “Gobernar obedeciendo es afirmar cada día que el soberano no es el Estado, que el soberano es el pueblo, que no se manifiesta cada cinco años con el voto, sino que se manifiesta, habla, propone, cada día: necesidades, expectativas y requerimientos colectivos. Lo que se le pide al gobernante es sintetizar y unir, porque pueden haber voces discordantes dentro del pueblo. El pueblo no es una cosa homogénea, ¡no señores!, hay clases sociales, hay identidades, hay regiones. El pueblo es muy diverso. El trabajo del gobernante no es sustituir al pueblo, es armonizar las voces del pueblo, sintetizar en un solo sentido sus inquietudes. Pero eso no significa que el gobernante sustituya al pueblo. Gobernar obedeciendo es eso: el soberano es el pueblo y el gobernante es simplemente un unificador de ideas, un articulador de necesidades, y nada más.”28

 61. Para cumplir sus funciones de voceras y voceros y no deformarse, estas personas deben ser electas en sus lugares de trabajo o de residencia y, como decíamos, deben poder ser revocadas cuando han perdido la confianza de sus electores.

 62. Por otra parte, no deben recibir un salario sino continuar en sus respectivos trabajos. Y si es necesario que en determinado momento se dediquen a tiempo completo al trabajo comunitario, es la comunidad la que —a través de sus propios recursos— debería entregarle una cierta suma de dinero que le permita durante ese período sobrevivir. De esta manera, quedaría aún más claro que tienen que rendir cuenta de su trabajo a la comunidad. Esto evita transformar las tareas de trabajo comunitario en tareas burocráticas, realizada sólo para poder obtener un salario.

 63. Por último, hay una práctica muy sana en algunas comunidades que es la de rotar a los cuadros, de tal forma de evitar que determinadas personas se eternicen en determinadas funciones impidiendo que otras personas de la comunidad vayan aprendiendo a ejercerlas.

 64. Y, por supuesto, es muy importante que quienes los eligen los seleccionen correctamente. Y sobre ello nuevamente la experiencia venezolana nos da luces. Ella nos ha hecho ver cuán importante es que la elección de las y los voceros se prepare con seriedad y que la gente hayaconocido a sus candidatos a través de su comportamiento práctico y no sólo de discursos. Por ejemplo, ha sido muy positivo que antes de elegir a los miembros de los consejos comunales, quienes se autoproponen como candidatos colaboren en la realización en su comunidad de un censo demográfico y socio-económico casa por casa, porque a así se ven obligados a tomar contacto con cada familia de la comunidad. También ha sido muy útil el que hayan elaborado una breve historia de esa comunidad con la gente, lo que les permite conocer mejor la realidad a la cual van a servir. Otra actividad que ha sido muy productiva es la organización del diagnóstico participativo que les ha permitido conocer mejor las necesidades y anhelos más sentidos de la gente que habita en esa comunidad. No basta entonces que sean capaces de pronunciar bellos discursos para ser electos, sino que los habitantes de su comunidad constaten su verdadera vocación de servicio. Así se evita elegir a quienes buscan estos cargos como trampolín para una carrera política personal.

 65. Hasta aquí hemos hablado de democracia participativa en lo local y su sistema de vocería, pero —como ya hemos dicho— ésta no debe ser la única forma de participación política del pueblo. El investigador boliviano Luis Tapia tiene una interesante propuesta que cualificaría aún más esta participación política y profundizaría la democracia. Él propone la creación de espacios políticos públicos para deliberar sobre cuestiones de interés general.

 66. Se trataría de espacios políticos de participación democrática directa, no sólo sobre los temas locales y municipales [que es lo que suele hacerse], sino sobre temas nacionales o plurinacionales; por ejemplo, cómo avanzar hacia una política de desarrollo económico que respete la naturaleza y los intereses de las comunidades indígenas; cómo afrontar el tema de la inseguridad. Vivir en lugares apartados de la capital no debería ser un impedimento para participar en la discusión de temas nacionales.

 67. De alguna manera el movimiento 15 M en Madrid y los estudiantes chilenos están usando espacios públicos para el debate, y se han transformado en proceso masivo de auto-educación popular.

 68. Pero no sólo se debe discutir a nivel local problemas nacionales, hay que hacer llegar la voz de esas discusiones locales hacia los niveles institucionales superiores, y esto ratifica, una vez más, la necesidad de establecer un sistema de delegación o vocería.

 69. Por otra parte, la agenda de los debates de la instancia legislativa a nivel nacional —un parlamento de nuevo tipo— debería ser pública y objeto de discusión en cada uno de esos espacios de democracia directa, que a su vez irían retroalimentando la discusión del mismo parlamento.29

 70. Y junto a este sistema de construcción colectiva de opiniones y lineamientos, en el que participan las personas más comprometidas, no hay que descartar el empleo de mecanismos de consulta popular de carácter nacional con distintas modalidades, como ya se hace en algunos de nuestros países latinoamericanos, teniendo claro que estos mecanismos de consulta que implican un pronunciamiento individual , no tienen la riqueza de las discusiones colectivas, y que por eso deben ser instrumentos complementarios y no sustitutivos.

 71. Creo que todas estas reflexiones llevan a concluir que el sistema democrático que queremos construir debe combinar momentos de democracia directa y momentos de democracia indirecta o delegada.

 

5) UNA NUEVA SOCIEDAD QUE NO SE DECRETA DESDE ARRIBA

 72. Y, por último, una sociedad con las características arriba señaladas no puede surgir por decisión de un gobierno o de una vanguardia iluminada. No puede decretarse desde arriba. No es una dádiva, es una conquista. Es un proceso democrático, de transformación cultural, que se construye con la gente, en el que ésta, al ir transformando las circunstancias, se transforma sí misma.

 

   **    Para descargar el libro completo el libro http://www.rebelion.org/noticia.php?id=158421

 

 

NOTAS

 

1. En este punto hemos empleado casi textualmente párrafos de mi libro América latina y el socialismo del siglo XXI. Inventando para no errar publicado en 2010 por El viejo Topo en España; la Secretaría de La Paz en Guatemala; el Instituto Politécnico Tomás Catari (I.P.T.K) en Sucre, Bolivia; y en Caracas, Venezuela, dividido en tres libros de bolsillo, por XSTAK producciones. Ha sido traducido al inglés por Monthly Review, en su edición de verano juli-ago 2010 y en francés por Les Editions Utopia, Paris, nov. 2010. Se prepara una traducción al griego. Está disponible en la página web

de Rebelión: http://www.rebelion.org/docs/101472.pdf. Y también he empleado párrafos de unas últimas elaboraciones que he realizado sobre el tema del socialismo, que aparecen en un número especial de la revista Science and Society, de abril 2012. Se trata de respuestas a algunas preguntas formuladas por los editores Al Campbell and David Laibman.

2. Uno de los alcaldes del PT, Tarso Genro, decía : “Creo que las experiencias de nuestras administraciones, por su seriedad e importancia, son fundamentales para la reconstrucción de un nuevo proyecto político.”

3. Hugo Chávez Frías, Discurso de la unidad, Caracas, 15 diciembre 2006, Ediciones socialismo del siglo XXI, No 1o, Caracas enero 2007, página 41.

4. Comida chilena típica. Ver: Tomás Moulián, La Unidad Popular y el futuro, en revista Encuentro XXI Nº 3, año 1, Santiago de Chile, 1995, p.25.

5. Marta Harnecker, “Reflexiones sobre el gobierno de Allende, Estudiar el pasado para construir el futuro”, 5 junio 2003. Este texto fue elaborado para la revista inglesa Historical Materialism: Research in Critical Marxist Theory, Vol.11, No.3, Autum 2003.

 

6. Principales obras del autor publicadas en español: Construyámoslo Ahora: El Socialismo para el Siglo XXI (Caracas: Centro Internacional Miranda, 2007) [Build it Now: Socialism for the Twenty-first Century (New York: Monthly Review Press, 2006, ediciones en India, Turquía, Noruega, Grecia); El Socialismo no cae del Cielo: un nuevo comienzo (Caracas: Monte Avila, 2007; Ediciones Sociales, Cuba y otras.); El Camino al Desarrollo Humano: ¿Capitalismo o Socialismo? (Caracas: Centro Internacional Miranda, 2008) [The Path to Human Development: Capitalism or Socialism? (Toronto: The Socialist Project, 2009), también en India]; The Socialist Alternative: Real Human Development (New York: Monthly Review Press, 2010), en preparación su edición al español en Chile.

7. La traducción española emplea la palabra colectivista, la inglesa la palabra cooperativa.

8. Marx, Crítica al Programa de Gotha , en C.Marx, F.Engels, Obras escogidas, Tomo III, Editorial Progreso, Moscú, traducción al español 1974, p.45 y p.43.

9. Debemos señalar que Marx se dedicó a estudiar científicamente sólo el modo de producción capitalista y que ni siquiera pudo desarrollar todos los temas que se había propuesto abordar en esta materia, de allí que sea difícil encontrar en sus escritos referencias al socialismo. Por otra parte, aunque hubiese contado con tiempo para hacer este trabajo, no hubiese podido desarrollar mucho más ya que el conocimiento científico no puede ir por delante de la realidad.

10. He tomado esta idea de Michael Lebowitz. El autor dice: “Leamos El capital con el objetivo de identificar las inversiones y distorsiones que producen seres humanos truncados en el capitalismo, y podremos tener una idea de lo que pensaba Marx acerca de lo que es “peculiar y característico” de la producción en esa “situació n inversa”, el “socialismo.” (The Socialist Alternative, Real Human Developpement , Monthly Review Press, New York, 2010, pp.56-57).

11. Si los frutos del trabajo son cada vez más el producto de un trabajador colectivo y para ser producidos dependen cada vez más de diversas ramas de la producción, lo lógico es que la propiedad sea cada vez más colectiva.

12. Marx, Capital, Vol 1. Chapter 7, p.283, Vintage Books, New York, 1976, p.283 and Vol.3, Chapter 47: The Genesis of Capital Groun Rent, Vintage Books, New York, 1981, p.949. Marx escribe: “El trabajo es, antes que todo, un proceso que se desarrolla entre el hombre y la naturaleza, un proceso en el cual el hombre, a través de sus propias acciones, media, regula y controla el metabolismo entre él y la naturaleza. […] A través de este movimiento él actúa sobre la naturaleza externa y la cambia, y de esta manera simultáneamente cambia su propia naturaleza […] .” (Capital, vol. 1, chapter 7, Vintage Books Editions, New York, August 1977, p. 283) NO TENGO SXXI. Bellami Foster nos dice que la mayor parte de las ideas acerca del metabolismo entre el hombre y la naturaleza fueron expuestas en las obras iniciales más filosóficas de Marx.

13. Ese es el nombre que Marx da a la sociedad de productores asociados.

14. El capital, Tomo III, vol.8, Siglo XXI editores, México,3ª ed. 1984, p.1044.

15. Engels, Principios del Comunismo, en C.Marx, F.Engels, Obras Escogidas Tomo I, Editorial Progreso , Moscú,

1973, p.94 [El subrayado es de Marta Harnecker]

16. Lo que más técnicamente se llama edafología.

17. Ver sobre la influencia de Liebig en Marx en: John Bellamy Foster, La ecología de Marx. Materialismo y naturaleza, El Viejo Topo, España, 2000, pp.233 a 240. Título original: Marx`s ecology. Materialism and Nature, Monthly Review Press, 2000. Recomiendo calurosamente este libro a mis lectores.

18. John Bellamy Foster, Ibidem, p.221.

19. Marx, El capital, Tomo I, Vol.2, Siglo XXI editores, México, 3a.ed. 1975, pp. 612-614. Según Bellami Foster, esta idea de la necesidad de restaurar los constituyentes del suelo fue tomada por Marx directamente de Liebig.[La ecología de Marx, Op.cit. Cap. V. nota 39, p.420.

20. F. Engels, “Del socialismo utópico al socialismo científico”, en K. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1989, tomo. III, pp. 151-153. [El subrayado es de MH]

21. “Podemos definir mejor la propiedad social como aquella propiedad que pertenece a los grupos que se ven afectados por las decisiones que se toman sobre las cosas que se poseen, en proporción al grado en que los afecta. Tiene bastante en común con el concepto de stakeholding. Siguiendo el principio de subsidiaridad que sostiene, por lo menos en teoría, que en la estructura de gobierno de múltiples niveles de la Comunidad Europea, los propietarios sociales serán diferentes respecto al grado de generalidad y el alcance de las decisiones a tomar. Las decisiones tomadas en los niveles más altos de generalidad involucrarán posesiones mayores y afectarán a una mayor proporción de personas e intereses que las realizadas en los niveles más bajos. En cada nivel, los propietarios sociales necesitarán negociar entre ellos para llegar a un acuerdo acerca del uso de las cosas que se poseen para que ellas satisfagan los intereses colectivos, los cuales habrán sido definidos por ellos mismos. (Pat Devine, “Social ownership and democratic planning”. Este artículo es una version revisada de “The political economy of twenty-first century socialism”, Soundings, 37, Winter 2007, pp.105-115. Ver también: Democracy and Economic Planning: The Political Economy of a Self-governing Society. Polity Press, 1988, resumido por Marta Harnecker y Camila Piñeiro y publicado el 5 de mayo del 2009 en:  www.rebelion.org/docs/85008.pdf bajo el nombre de Democracia y planificación económica.

22. Para profundizar en este tema recomendamos leer el libro de Pat Devine ya mencionado.

23. Ver mayor desarrollo de este tema en Marta Harnecker, América latina y el socialismo del siglo XXI. Inventando para no errar, Capítulo III. Rasgos del socialismo del siglo XXI, Op.cit. párrafos 189 al 280.

24. Comentarios a una versión previa de este trabajo.

25. Más técnicamente se usa la palabra descentralización para referirse al poder y desconcentrar para indicar el traslado de funciones y creación de servicios.

26. Se trata de una organización territorial inédita en América Latina por lo reducido de su número de participantes: entre

200 y 400 familias en las zonas urbanas densamente pobladas, entre 50 y 100 familias en las áreas rurales, y aún menos familias en  zonas alejadas, fundamentalmente en zonas indígenas. La idea era favorecer al máximo la participación

ciudadana en espacios pequeños para facilitar el protagonismo de sus asistentes, haciéndoles sentirse cómodos y desinhibidos.

27. “Lo que uno elige —señala el investigador boliviano, Luis Tapia— es quién va a sustituir a los ciudadanos, por un tiempo, en las tareas ya sea ejecutivas o legislativas, en funciones de gobierno estatal, ya sea a nivel municipal o a nivel del gobierno central o nacional. Lo que el [p.126] representante hace luego de ser elegido puede no tener relación con los ciudadanos que votaron por él, en el sentido de que no hay un espacio en el que éstos puedan a través de su participación alimentar con opiniones políticas al supuesto representante. […]. Luis Tapia Mealla, Gobierno multicultural y democracia directa nacional en: La transformación pluralista del estado, de Álvaro García Linera, Luis Tapia Mealla y Raúl Prada Alcoresa, Muela del diablo editores/Comuna, Bolivia, pp.126-127).

28. Palabras final pronunciadas en la conferencia de prensa en Maracaibo, Venezuela, en el marco del VI Foro

Internacional de Filosofía, 28 enero 2012.

29. Luis Tapia Mealla, op.cit pp.132 -137 y pp.180-182.

 

 

 

 

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