Los nombres propios de los incas-quechuas responden a una concepción dual que mantenía este pueblo. Tal manera de modelar el mundo es propia de sociedades arcaicas donde hay dos jefes, dos mitades exogámicas de la población, dos antepasados fundadores. Este sistema binario se expresa también en palabras compuestas de dos lexemas relacionados entre sí. Los ecuatorianos sabemos bien lo que significan Inti Raymi, (sol fiesta), Rumi Chaca (piedra puente), Yahuar Cocha (sangre lago), choclotanda(choclo pan).
Todos los nombres de los Incas están formados por dos palabras, y se los creó con sumo esmero porque debían resaltar el honor y la gloria que se atribuía a sus monarcas. Aludían al halcón totémico, pero también denotaban cualidades estéticas y éticas como la luz y la valentía.
Atau, según el diccionario de Diego Gonçález Holguín (1608), significa “la ventura en guerras” y Huallpa, “creador, formador”, término que evolucionó desde el significado de “ave ponedora”. El nombre del Inca Atahualpa fue Tupa Atau. Tupa denota “rey memorable y resplandeciente”, Huallpa sería un apelativo. Estas denominaciones son parte de códigos de la nobleza cuzqueña.
Los nombres en mitologías históricas como la egipcia y la hindú eran comunes al antepasado del rey, al padre y a los hijos. Entre los Incas se transmitían de generación en generación y se compartían con padres e hijos y entre hermanos. Atau Roca era hermano de Capac Yupanqui, quinto de la dinastía de los trece monarcas. Guallpa Rimache, anterior a Pachacutik, fue un antiguo gobernador del Cuzco. Huallpa Titu fue el cuidador de la momia de Huayna Capac. Ya en la época colonial un pariente de Atahualpa fue bautizado Tupa Atau Alonso.
De acuerdo a reglas cortesanas, la consorte real -la colla- era la esposa principal del Inca; la palla, una “muger noble, adamada y galana”, reemplazaba a la colla en algunas circunstancias. Ambas tenían un parentesco cercano, pertenecían a clanes de abolengo cuzqueño. Atahualpa era hijo de Tupa Palla, según varios eruditos. Tanto los hijos de la colla como los de la palla podían pretender a la masca paycha, símbolo del poder real. Prueba del derecho de Atahualpa a ese poder es que tenía el cráneo deformado artificialmente, lo que asombró a los españoles. Pero hay un argumento adicional: el nexo de la madre y el hijo puede deducirse porque se llamaban de la misma manera, Tupac, lo que consolidaría la identidad del Inca Atahualpa.
El recuerdo de Tupa Palla se conserva hasta ahora en ciertas comunidades de Ecuador. En las fiestas de Alangasí una imagen gigantesca de mujer, hecha con ramas y telas por manos indígenas, se conoce como Tupa Palla, refulgente con su vestido blanco en la fiesta del solsticio de junio. En la batalla ritual de Tisaleo, que se celebra cada año, el personaje principal es la Inga Palla, nombre que ha sido reemplazado por Santa Lucía, “la que lleva la luz”.
El nombre del Inca Atahualpa fue Tupa Atau. Tupa denota “rey memorable y resplandeciente”, Huallpa sería un apelativo. Estas denominaciones son parte de códigos de la nobleza cuzqueña.
*Ileana Almeida es filóloga. Profesora universitaria, investigadora, periodista. Nacida en Ambato, Ecuador. Es autora de varios libros, ensayos y artículos de su especialización. Algunos de sus trabajos han sido publicados en México, Perú, Estonia, España, Alemania.
Bibliografía Fundamental:
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-Gonçález Holguín Diego, Vocabulario de la Lengva General de todo el Perv llamada Lengua Qqichua, o del Inca. 1608. Digitalizado por Runasimipi Qespisqa Sofware
(http: wwwrunasimipi.org) para publicación en el internet.2007
-Lara Jesús, Diccionario Qhëshwa-Castellano/ Castellano Qhëshwa, Ed. Amigos del Libro, 1978, La Paz, Bolivia
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