05 de Abril 2015
Los 23 millones de peruanos que van a votar este 10 de abril han observado un variado panorama electoral. Arrancó la carrera hace tres meses con 19 candidatos/as a la Presidencia y los escándalos estuvieron a la orden del día (un candidato que cometió plagio durante su formación académica, además, de otras serias acusaciones), un candidato sorpresa que en un mes ocupó el segundo lugar en la intención de voto, un candidato indígena, un candidato preso, dos excluidos (el candidato plagiador y el candidato sorpresa), el retiro voluntario de otros candidatos y sus respectivas listas congresales (hasta llegar ahora a diez candidatos) y la sorpresiva llegada de la izquierda que probablemente pase a segunda vuelta, luego de aparecer perdida en la categoría de “otros” en las intenciones de voto.
Durante estos tres meses de intensa campaña, el Perú no ha mostrado sus mejores credenciales democráticas, y no necesariamente por los escándalos que aparecen en cualquier campaña. Se trata del comportamiento de la entidad electoral, el Jurado Nacional de Elecciones, y sus decisiones dudosas, discrecionales y de favoritismo a ciertos candidatos, entre ellos Keiko Fujimori, hija del ex presidente-preso y ex Primera Dama durante el gobierno del padre (Alberto Fujimori).
Detengámonos un poco más. Imagínese que comenzó la campaña electoral, y la entidad correspondiente avala a todos los candidatos para poder participar. Los candidatos salen a buscar votos, los sondeos de opinión reflejan el interés ciudadano y, a un mes de las elecciones, la misma entidad que avaló a todos los candidatos excluye a dos, uno de ellos, el segundo en preferencias electorales: Julio Guzmán. El otro, cuya candidatura fue derrumbándose en medio de escándalos (César Acuña), también quedó excluido. Las razones: para Julio Guzmán, por no haber cumplido con la democracia interna para tomar decisiones del partido (se recibieron tachas/impugnaciones contra él); y César Acuña, por haber entregado dinero en plena campaña electoral: situación prohibida por la Ley de Organizaciones Políticas. Este hecho fue denunciado por un conocido espacio periodístico en señal nacional y la entidad electoral decidió abrir proceso investigativo.
Ambos quedan fuera, luego de las deliberaciones del Jurado Nacional Electoral. Ambos acuden a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y solicitan medidas cautelares, para regresar a la campaña electoral. Ambos, hasta la fecha de hoy, no tienen respuesta de ese organismo internacional.
Sin embargo, la misma entidad electoral que dictaminó “pegado a la ley y respetando las normas electorales”, no procedió en igualdad de criterio con Keiko Fujimori. Pese a la cantidad de videos, fotos y pruebas que circularon abundantemente por redes sociales, la entidad electoral no abrió proceso, como lo hizo con Acuña, y tuvo que llegar la tacha (impugnación) de varios ciudadanos para que la entidad electoral respectiva reciba la denuncia. Lo mismo ocurrió contra Alianza Popular, que lleva en bloque al APRA y al PPC (Partido Popular Cristiano). Esta alianza, donde candidatea Alan García, ha cometido los mismos errores que Guzmán: no haber respetado la democracia interna para la toma de decisiones. El resultado: el Jurado Nacional de Elecciones les permitió, al apro-fujimorismo, seguir en carrera.
Este rápido repaso ha hecho que algunos periodistas de renombre como Claudia Cisneros y César Hildebrandt, acusen enfáticamente que el fraude está al descubierto. Julio Guzmán, ha ido por esa argumentación también, y ha dicho, además, que el nuevo gobierno devendrá en ilegítimo. Desde el extranjero, Luis Almagro, Secretario General de la OEA y quien se entrevistó con Guzmán, reclamó medidas para evitar “elecciones semi-democráticas” y cuestionó, además, el sistema de inhabilitación del Jurado Nacional de Elecciones porque no ofrece las garantías necesarias. A esto, la entidad aludida, evidentemente, ha respondido que “se actúa de acuerdo a ley y respetando la Constitución”.
Esta sospechosa actitud del Jurado Nacional de Elecciones, a muchos, les ha recordado las elecciones del 2000, cuando Fujimori buscaba su tercera re-elección. Se presentaron diversas impugnaciones a la candidatura del ex presidente, y la entidad electoral resolvió a favor del entonces mandatario, la noche del 31 de diciembre. Un “vladivideo” mostró, posteriormente, cómo Montesinos “reclutó” a los magistrados del JNE para que limpiar el camino a Fujimori (Ver Video abajo: desde 5:53). Quince años después, la tacha/impugnación contra Keiko (por entregar dinero en campaña) se resuelve la noche del 24 de marzo, a vísperas del feriado de semana santa, con el argumento de no haber “incurrido en conducta prohibida” y no haberse acreditado los suficientes medios probatorios.
La discrecionalidad y el favoritismo a la candidata que va primero en las encuestas, Keiko Fujimori, oscurece estas elecciones nacionales. La campaña electoral ha transcurrido entre tachas/impugnaciones, exclusiones de candidatos y las decisiones dudosas de la entidad electoral. Desde Keiko y el resto de candidatos con afinidad política-económica han invocado que “la ley es la ley”, porque han sido favorecidos. Veronika Mendoza, la candidata de la izquierda (Frente Amplio) ha sido una voz en solitario al señalar la irregularidad que afectó a dos candidatos excluidos. Sin embargo, todos los candidatos/as han aceptado seguir en carrera, validando en cierta forma los procedimientos irregulares y viciados en que ha incurrido el Jurado Nacional de Elecciones.
Finalmente, y como telón de fondo, diversas organizaciones sociales han marchado para recordar el autogolpe de Alberto Fujimori, cometido el 05 de abril de 1992, cuando el régimen decidió quebrar el orden constitucional y afectó la vida democrática bajo el argumento de luchar contra el terrorismo y recuperar la economía. El 05 de abril no solamente es la fecha para recordar que no queremos que Fujimori repita la historia. Es una fecha simbólica para fortalecer nuestro rol como ciudadanos vigilantes, que queremos instituciones sólidas y libres de cualquier injerencia política, que las elecciones no deben ser manoseadas bajo leguleyadas antojadizas donde se aplica milimétricamente la ley para unos, y se torna flexible para otros. Es un ideal, sin duda, pero debajo de las movilizaciones del 05 de abril, específicamente contra Keiko y que me adhiero, quiero entender también que hay un pedido fuerte, ciudadano e ideal por una democracia más sólida.
Pero las elecciones de este 2016, la vuelven más frágil.
VIDEO -Montesinos y los manejos en el JNE: https://www.youtube.com/watch?v=JTP-8E1Fmy4