PRIMERO DE MAYO: FICCIÓN Y REALIDAD
Ulbio Cárdenas S.
Este primero de mayo el gobierno de la llamada “revolución ciudadana” nos despertó con un spot dirigido a los trabajadores ecuatorianos, en el que se mostraba los supuestos avances en materia laboral, destacando la modernización del Ministerio de Relaciones Laborales, la supuesta baja en la tasa de desempleo, culminando con la afirmación de que éste es el gobierno de los trabajadores.
Salvando la modernización del Ministerio de Relaciones Laborales, el resto de contenidos del spot muestra una situación que no se compadece con la realidad que viven los trabajadores del Ecuador; fruto de la política autoritaria, aplicada en estos últimos cuatro años y que ha derivado en un ambiente de inestabilidad; pues si bien a inicios del régimen, se eliminó la tercerización y toda forma de precarización laboral; ésta última se mantiene y profundiza con la figura de los contratos ocasionales sucesivos que elimina el principio de estabilidad, sometiendo a cientos de miles de servidores públicos a las presiones politiqueras que les obligan en la mayoría de casos, a afiliarse al movimiento oficialista, asistir a concentraciones e incluso aportar al movimiento.
Pero no sólo es la precarización laboral que está en marcha. Lo es también la serie de limitaciones a todo lo que huele a organización no sometida al régimen, sujeta ahora al hostigamiento público. Lo son también las trabas oficiales que frenan la contratación colectiva; y lo es la política de ahogamiento económico a las organizaciones independientes, así como la criminalización de sus luchas; aunque la mayor aberración de la política laboral correísta se expresa en el decreto ejecutivo 813 que introdujo en forma ilegal e inconstitucional la compra obligada de renuncias en el sector público, legalizando el despido intempestivo y mandando al tacho el principio de intangibilidad de los derechos laborales.
Sobre las remuneraciones, hay que recordar que cada año el salario se aleja más de la canasta de la pobreza, a pesar de los malabares estadísticos a los que el gobierno nos tiene acostumbrados, utilizando para ello hasta los fondos de reserva que, contrariando el espíritu del legislador, fueron mensualizados; mientras la praxis diaria muestra que las cifras del desempleo, están más cerca de la ficción.
La afirmación de que éste es un gobierno de los trabajadores, entonces es una falacia más, incubada en las mentes de quienes dirigen la propaganda goebbeliana del gobierno; frente a lo que la única alternativa de los trabajadores es forjar la unidad de los pueblos para conquistar el poder y ejercerlo directamente, sin estar supeditados a la voluntad de un pequeño burguesito envanecido por el poder y su oscuro círculo de adulones.
Myu bueno!