16 enero 2018
Esa es la pregunta del millón. Porque si envés del señor canguil aparece, digamos un cabeza de chulpi o un tostado extraseco, mejor ya eliminemos esa figura política y conformémonos solo con los concejales y ya. Porque repetir canguil sería como cobrar un penal dos veces y botarla dos veces fuera del arco.
Ya aparecen nombres, ¡y qué nombres! De llorar. Como para santiguarse en familia y con todo el barrio. Si con el canguil da vergüenza decir la palabra alcalde, imagínense a los siguientes caballeros sentados en el sillón principal del Municipio de Quito. Dos puntos.
- Andrés Páez. Una especie de Nebot pero en serrano y el doble de odioso. Prepotente en cuatro versiones, mentiroso en dos versículos, arrogante en seis colores y entregado a la banca en tres cajeros. De ley sería otro canguil pero aceitoso. Los vendedores ambulantes deberán afiliarse ipso facto a CREO si pretenden trabajar. Ese es capaz de endosar el municipio de Quito al Banco de Guayaquil.
- Gustavo Baroja. Una de las barajas más maltratadas del ocho loco de la Revolución Ciudadana. Primero devoto del Primero, luego devoto del segundo, después será devoto del que llegue. Se acomoda en todo terreno, cambia de discurso según la ocasión, baila con el pie izquierdo en enero, se amarra el pasador con la mano derecha en febrero y asiiiii, vira y cambia con el que algo bueno le oferte. Sería una especie de canguil pero crudo.
- Jorge Yunda. El huérfano de la Revolución Ciudadana. Sin padre y con poca madre. De alcalde se rodearía de concejales que sepan contar cachos, y toda normativa sería una broma de mal gusto. Se lo vería con frecuencia jugando con las frecuencias que algún padrino le frecuenció en la era Rafico. Si de Asambleísta no sabe con quién irse, de Alcalde no sabrá ni con quién quedarse. Otro canguil pero con gorgojo.
- Mauricio Rodas. Parecido al canguil pero con… con… ¡Pucta! si es el canguil mismo. Como no entiende nada de nada es muy capaz de pedir reelección. Y como por ahí endosó unos votos de SUMA al señor cuántico en la Asamblea, quién quita y se lanza inocente a otro período. Sueña con que el Metro le vuelva popular y hasta inteligente. Es una especie de Lasso pero con veinte años menos. La cuña perfecta diría: …e Interpretando al canguil… el propio canguil.
- Antonio Ricaurte. Otro canguil pero en pequeñas cuotas mensuales. No da la talla ni el tallo ni la toalla.
- Mauricio Pozo. Éste ya es canguil pero con fritada. Cosa seria un alcalde del foro de economistas añejos, socialcristiano, banquecristiano, emprescristiano. Y como es mimado de los medios privados, tribuna no le va a faltar.
Un amigo extranjero me preguntó, así de pasada que qué tal su Alcalde. No es mentira. Se me humedecieron los ojos, la voz se me quebró y no atiné qué responder. Mi amigo comentó que ojalá en su país alguien llorara de la emoción cuando se nombra a su alcalde. Me tocó apretarme el pescuezo y estallar: ¡Qué alcalde va a ser ese caballerito! Vergüenza, vergüenza es lo que me da, frustración, impotencia, al no poder deshacernos de ese aparecido. Si ese señor fue alcalde, cualquiera puede. Ya perdí toda esperanza.
Y seguirán apareciendo nombres rocambolescos para la alcaldía. ¿Quieren más? Qué tal un Lucio Gutiérrez, un Virgilio Hernández, una Macarena Valarezo, un Fidel Egas, un Blasco Peñaherrera, entre otras joyas de la política ecuatoriana. Esto recién empieza… recién.
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