Para quien espera leer aquí un obituario de un actor de la franquicia cinematográfica “Rápidos y Furiosos” fallecido recientemente, es necesario aclarar que se trata mas bien de algunas reflexiones sobre las consecuencias del Pico y Placa en la ciudad de Quito.
En efecto, conforme se acerca la hora en que aplica la restricción de circulación vehicular conocida como “Pico y Placa”, es común observar el incremento de los vehículos conduciendo rápidamente para llegar a destino, con l@sconductor@s furiosos con el alcalde, y maldiciendo entre dientes la medida. Se genera entonces una versión criolla de Rápidos y Furiosos en la ciudad, con pitos nerviosos y conducción frenética en cuanto se acercan las horas fatídicas de vigencia de la medida.
Sin embargo, la instauración de la impopular e ineficiente medida tiene también consecuencias inesperadas: ha surgido ahora un nuevo deporte extremo, llamado “picoplacking”, el cual ya cuenta con una liga secreta de adeptos.
Este consiste en moverse por la ciudad en un vehículo con restricción del Pico y Placa precisamente durante las horas de restricción. Es un deporte de adrenalina garantizada, especialmente si uno ya ha sido sancionado, ya que desde la segunda reincidencia, el vehículo es retenido tres días, sin contar la multa, de la mitad de un salario básico. Se requiere una gran concentración para manejar con una vista periférica que permita identificar todo uniforme fluorescente a una distancia suficiente para poder cambiar de calle o inmovilizarse, mientras se vigila en el retrovisor la llegada furtiva de eventuales agentes motorizados. Una sirena ocasional, algún funcionario supuestamente importante en un vehículo con luces rojiazules son igual cantidad de alertas inofensivas pero angustiantes que incrementan la dificultad del deporte. La recompensa, llegar a destino sin haber sido sancionado, es comparada por muchos con el regocijo de llegar a la cima del Cotopaxi después de una extenuante caminata (y sin tener que madrugar).
El municipio, tal vez involuntariamente, colabora con este nuevo deporte con una nueva generación de jueces o árbitros, vestidos de una indumentaria a medio camino entre policía británico y payaso de circo que, a defecto de ser muy estética o aumentar la respetabilidad de sus portador@s, permite por lo menos una sonrisa vengativa del ciudadano atrapado en el trafico, pensando en lo ridículo que se deben sentir los jóvenes policías obligados a vestir tal uniforme.
Como la primera línea de Metro está siendo anunciada para el año 2016, es razonable pensar que este nuevo deporte tiene varios años mas de vigencia, con la posible constitución de federaciones barriales y un campeonato anual, hasta llegar, quien sabe?, a generar una película o un video juego.
Se lo que están pensando: dónde los encuentro? como me les uno? en realidad, la confraternidad de los picoplaquistas es totalmente hermética, sin ninguna página en Facebook, ni signos de reconocimiento.
Así que, por el momento, los puedes apoyar pitando cual hincha secreto la próxima vez que veas a un picoplaquista sorprendido por la policía, o votando por el candidato que proponga mantener la impopular medida del pico y placa en su próximo mandato municipal. Sin Pico y Placa, no mas rápidos y furiosos en Quito!
En la próxima entrega hablaremos de otro deporte extremo: las ventas ambulantes en los buses.
Me parece que el Sr. Chaula ha escrito este comentario “rápido y furioso” pues no veo un solo argumento y peor una alternativa al grave y creciente problema del tránsito en Quito. Supongo que él es uno de esos apuraditos pacticantes del “picoplacking” lo cual explicaría su visceral rechazo a la medida.
No está claro si el autor apoya que se quite el pico y placa como solución al picoplaquismo o es un entusiasta del mismo. Si lo que quiere es que se eliminen los problemas/emociones según él producidos por el pico y placa, no se debe eliminar la restricción, sino extenderla a todo el día. Placas pares circulan un día, placas impares al siguiente. Este era el esquema que los estudios indicaban que debía implantarse en Quito, como parte e inicio (nunca como solución) de la transición a una movilidad menos automovilizada.
A medias, como le gusta hacer las cosas a esta administración municipal para contentar a todos, se implantó el tibio pico y placa, y no se lo acompañó de medidas y planes complementarios para aprovechar la reducción de circulación para quitarle espacio al auto. Al contrario, se han gastado $650 millones en vías y pasos a desnivel, lo que es lo mismo que decir en subsidios y promoción del vehículo privado, y se ha dado al olvido el incipiente sistema de transporte público. El pico y placa se vio como una medida para “mejorar” el “tráfico” (lo que es un uroboros que se muerde la propia cola, pues toda medida para mejorar el tráfico fomenta el tráfico), y no como una herramienta dentro de un esquema de desincentivos al auto privado.
La solución no es, como proponen con demagogia algunos despistados candidatos, eliminar el pico y placa, sino potenciarlo y contextualizarlo dentro de políticas integrales y coherentes.
Comparto algunas respuestas a los argumentos contra el pico y placa que se oían cuando se lo iba a implementar, pues pienso que todavía pueden ser válidas: http://www.terraecuador.net/revista_65/65_picoyplaca.html
Señor Vallejo:
Hace algunos meses, un domingo, pude leer en el periódico “El ciudadano”, un artículo suyo en el que exponía más ampliamente su criterio al respecto, al criticar la posibilidad de que se abran vías de descongestionamiento en el antiguo aeropuerto; sería tan amable de indicarme en qué número fue y proporcionarme una copia del texto?
Gracias anticipadamente,