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19 noviembre 2012
Tanto se usó el término de “cambio” en política que se ha vuelto un valor. Se pregunta qué cambios hay en la competencia electoral. Para muchos de nosotros la sociedad y la política requieren ser transformadas, pero puede ser conveniente que acciones y posiciones iniciadas merezcan continuidad, después de todo las políticas no muestran sus virtudes en corto tiempo. Lo mismo con los actores políticos, la no continuidad de partidos tiene más de negativo que de positivo.
En entregas venideras analizaremos los programas y partidos, por ahora mencionamos tres aspectos sobre el conjunto.
1. El panorama electoral permite ver al menos que, fuera del no-programa de Noboa y Bucaram y el contraste bien definido de las Izquierdas Plurinacionales, los otros tienen programas que tienden a confluir, con los mismos temas y soluciones próximas. De suplemento, las diferencias ideológicas son tenues. El parte-aguas de mercado o Estado ya no es tal, unos y otros los interrelacionan. La primera conclusión es el predominio de posiciones que van más bien al centro.
En este contexto, el estilo del partido o del político se sobredimensionará. Distinguirse y no sólo estar contra Correa es el desafío, a la larga esto es lo que contará; sin negar que hay que venderse y ganar los decisivos votos para existir políticamente.
2. Es notorio, como en 1978, que hay nuevos políticos y partidos, es un cambio generacional y siguiendo la inestabilidad , no se renuevan los partidos se los reemplaza. Este cambio no implica renovación, puede ser la continuidad en nuevo traje.
3. Correa repite la opción de Noboa con un binomio guayaquileño. Confirma que el núcleo gobernante es guayaquileño y que con el sistema de concentración de poder, el gobernante termina rodeado de próximos de todos los estilos: por parentesco o similares dados por pertenencias primarias como el amiguismo, compadrazgo, prácticas religiosas o el mismo pasado (boy-scouts). Son pertenencias personales, lealtad primaria; son secundarios la ideología o el proyecto.
Pero los amigos de Alianza País no quieren ver lo que implica esta concentración de poder en la cual se esmera Correa desde el inicio, ni lo que implica la concentración regional, al no buscar el equilibrio regional, que es la personalidad del Ecuador. No porque Correa es popular en las dos regiones que lo regional no cuente, ni que en un nuevo país no contará la región. Las sociedades no cambian en un abrir y cerrar de ojos, ni por decreto. Antes, no mantener el equilibrio regional llevó a las crisis ecuatorianas. Cuando empiece a decaer la legitimidad actual, esta postura y los abusos de poder se volverán justificación para incentivar su pérdida. Los otros se acordaron de la etnia y del género; Correa priorizó concentrar poder, después vino su funcionamiento tecnocrático , trabajo en equipo.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/jorge_g-_leon_trujillo/Renovacion-continuidad_0_812918818.html.