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Marta Harnecker, reconocida intelectual de izquierda en América Latina, con quien mantengo cercana amistad y comunicación, me cuenta que acaba de celebrarse en la Universidad de Valparaíso un seminario titulado “Los marxismos en el siglo XXI”. En la entrevista que me remite, da cuenta que hay un retorno del marxismo entre la juventud. Al mismo tiempo habla de las diferentes interpretaciones del marxismo, de su indudable utilidad para entender el mundo contemporáneo; del correcto análisis que hizo K. Marx sobre la explotación capitalista. Dice que el gobierno de Allende intentó una vía democrática de construcción del socialismo que es precursora del “socialismo del siglo XXI” que hoy intentan Chávez, Morales, Correa y otros; observa que estos procesos no nacieron de los partidos comunistas; y apunta los errores del “igualitarismo” y del “colectivismo”, entre otras interesantes reflexiones. Por cierto, Marta aclara que nunca ha sido asesora de Rafael Correa.
Coincido en que el retorno del marxismo entre la juventud es un fenómeno naciente en América Latina y, sin duda, también se observa en Ecuador. Y reconozco que hay diferentes “marxismos”. Me pronuncio contra la manipulación que se ha hecho de Marx, para crear una seudopolitología que, abundando en categorías y fraseologías supuestamente marxistas, cree hacer análisis de la realidad social sin investigarla a fondo. Tampoco me explico cómo antiguos y nuevos “marxistas”, dizque utilizando una teoría “científica”, sean incapaces de comprender los procesos que viven los gobiernos de la Nueva Izquierda latinoamericana y, por lo tanto, ocupen el espacio de una izquierda que, por minoritaria y aislada, ya no es capaz de representar a las grandes mayorías, movilizadas en sentido opuesto al de sus teorías. Como que la historia les pasó por delante.
Estoy convencido que en Ecuador es urgente que la intelectualidad de izquierda comience a debatir sobre el marxismo, como lo han hecho los chilenos. Es necesario acabar con dogmas y supuestos teóricos hoy insostenibles, precisamente si se quiere levantar un marxismo vivo, que sirva, como lo señalara K. Marx en su introducción a “El Capital” de “hilo conductor” y “resultado general” al que llegó, para estudiar, con esa herramienta teórica y metodológica, a la sociedad capitalista. Porque un marxismo sin estudio y análisis concreto, “fáctico” de la realidad, seguirá quedándose en fraseología. Será, simplemente, un marxismo panfletario.