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viernes, noviembre 22, 2024

SALVANDO EL CHULLA PLANETA: la basura y el reciclaje. Por Michel Laforge

Donde el autor le da rienda suelta a sus demonios consumistas y sigue salvando el planeta

Últimamente uno ve circular muchos videos de animalitos silvestres sufriendo por el plástico, como tortugas con sorbetes de plástico en la nariz o esqueletos de aves marinas con objetos de plástico en su interior;  mientras que por otro lado nos muestran carreteras elaboradas con plástico de reciclaje o geniales inventores que, se supone, reciclan el plástico en ladrillos, con el que construyen casas baratas y resistentes.También sabemos que hay verdaderos “continentes” de plástico en el medio del Océano Pacífico, y que se han visto residuos de plástico en la fosa de las Marianas, a más de diez mil metros en el fondo marino.

Sin embargo, nada de esto tiene efectos prácticos en la vida promedio del quiteño promedio, a quien le siguen entregando cada compra en pequeñas bolsas de plástico, las cuales son alojadas en bolsas más grandes, especialmente en los mercados tradicionales; los platos de “foam”, que van rápidamente a la basura también forman parte de nuestro cotidiano.

Entonces, hablar de basura en el Ecuador es muchas veces hablar del plástico y cómo hay que pelear para que no nos den todo envuelto en este material tan barato y polivalente. Claro, no es que uno siempre tiene lista su bolsa de tela, pero uno termina acordándose de llevarla para no estar siempre explicándole a la casera que no necesita bolsas de plástico o no tantas. Lo bueno es que la gente entiende muy rápidamente y se guarda sus bolsas sin problema. Por su lado, los grandes supermercados sí han anticipado, vendiendo bolsas de cambrela, que es un textil hecho con un plástico de reciclaje o entregando bolsas supuestamente compostables.

Por el momento, en todo caso, no he visto muchas de esas casas hechas con bloques de plástico por aquí…

Aun así, estamos lejos de esos países donde empiezan a comprar todo a granel, en bolsitas de tela previstas para esto, reutilizables, o donde se reemplaza el film plástico o el film de aluminio (sí, ése, el súper práctico) con tela encerada. La bolsa de tela sigue siendo nuestra única arma concreta para luchar contra los excesos del plástico; eso y buscar cada vez más productos a granel.

Claro, ya en casa, uno sí puede separar la basura y si tiene un mínimo de espacio, intentar compostar la basura orgánica. En mi casa tenemos dos sistemas de compostaje: uno, más rural, que utiliza los restos vegetales del jardín y el segundo, que nos dejó en herencia una pareja de amigos que salieron del país, que utiliza las lombrices para deshacer los restos de comida.

El segundo, sobre todo, funciona súper bien, salvo si no te gusta darle vuelta de vez en cuando a una mezcla maloliente donde se mueven cientos de lombrices o como decía una señora que trabajaba con nosotros, “las anacondas”, en una clara exageración. No todos nuestros desechos de comida llegan a esta etapa, porque tenemos la suerte de tener gallinas, las cuales se llevan una parte importante de las cáscaras y otros restos. De todas maneras, está de moda en Europa volver a tener unas cuantas gallinas en casa, aún en las ciudades, lo cual te asegura huevos de campo frescos y poder reciclar los restos de comida. Así, que si tienes espacio, considera tener un par de gallinas.

En todo caso, estamos muy orgullosos de haber reducido sustancialmente lo que se lleva el camión de la basura, pero lo que sí me duele es la ausencia de un sistema de reciclaje del vidrio. Reutilizamos los frascos, claro, pero aun así hay botellas como las botellas de vino, que por el momento no vemos cómo se pueden reciclar. Periódicamente las acumulo, creyendo, inútilmente, que algún día voy a encontrar un servicio de reciclaje.

Por último, resulta que la industria textil ha sido una de las más contaminantes, por lo que se recomienda fuertemente no comprar ropa nueva con frecuencia; por eso también, en los países del primer mundo está muy fuerte la tendencia de comprar ropa de segunda, de muy buena calidad, por cierto. No sé si eso funcionaría en el Ecuador, donde tenemos una mirada despectiva hacia la “ropa americana”, aunque no estoy seguro que las pacas que nos llegan sea la misma calidad de ropa de segunda que ves en las tiendas “vintage” por allá. Tampoco sé si nuestra clase media aquí estaría dispuesta a casi regalar su ropa de medio uso o casi sin usar, en vez de aprovecharla hasta que se ponga casi transparente.

Lo que puedo decir es que he tenido la suerte de poder comprar alguna ropa “vintage” estando de viaje y que es algo completamente adictivo porque puedes comprar ropa de muy buena calidad, de marca y todo, a veces por unas cuantas monedas. Paradójicamente, puedes dar rienda suelta a tus demonios consumistas, todo esto sin arruinarte y sobre todo, sin pecar realmente desde el punto de vista del planeta, ya que estás reutlizando…realmente, la última tentación.

El problema que veo es, que si los propios países del primer mundo se ponen a comprar su “ropa americana”… ¿Qué ropa nos van a enviar en las pacas?

Sus comentarios son bienvenidos, especialmente si se trata de compartir sus experiencias personales.

*Agrónomo, articulista, amante de la tierra y preocupado por los temas ambientales, llegó hace 16 años al Ecuador y se le pareció tanto a su Perú natal…que se quedó. 

 

lalineadefuego
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PENSAMIENTO CRÍTICO
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1 COMENTARIO

  1. Importante tema. Esas bolsas de los supermercados y de El Comercio, supuestamente “biodegradables” no lo son en realidad. Es decir, se degradan en unas condiciones súper específicas de pH, temperatura y humedad que no existen en los botaderos ni en los rellenos sanitarios, peor en el río o en la playa donde van a parar. Son biodegradables en condiciones de laboratorio. Punto. Incluso pueden ser peores que una bolsa normal, pues para hacerlo “biodegradable”, al plástico normal se le adiciona un químico, que no sé que otros efectos tendrá en el ambiente.

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