Todo el tiempo, los seres humanos entramos o buscamos salir de diferentes prisiones, reales o simbólicas. Esa faceta de nuestra condición es lo que explora “Sansón”, el primer largometraje de ficción del cineasta ecuatoriano Pável Quevedo Ullauri. La película se centra en la historia de Baldomero, un exboxeador que recupera su libertad luego de un largo período en la cárcel, solo para advertir que algunas rejas lo han seguido y otras lo estuvieron esperando.
“Pável tuvo visiones del futuro”, comenta divertida la actriz y cantante Carla Calasanz sobre el estreno del filme –previsto para hoy, en salas de todo el país-, que coincide con un momento histórico en que la covid ha convertido a la noción de encierro en la cotidianidad de toda la población mundial. “Estrenar ahora es también una forma de decir que seguimos haciendo cine a pesar de todo: a pesar de estar a contracorriente y de no tener las condiciones más bacanes de financiamiento o apoyo estatal, el cine ecuatoriano está vivo”, enfatiza el realizador.
Juego de espejos
El origen de “Sansón” se remonta a 2014, cuando Quevedo estrenó su reconocido documental “La Tola Box”, que le “presta” algunos climas y situaciones al guión de este nuevo proyecto. Como en un juego de espejos rotos en los que nadie quiere reflejarse, asoman por allí los fríos dientes de la marginalización, la violencia, la pobreza, la soledad y el alcohol, a modo de celdas superpuestas que conforman el laberinto espiritual y social del protagonista, así como en el nudo dramático de la obra.
“Baldomero sale de la cárcel y se encuentra un mundo totalmente diferente al que dejó: ya no conoce a nadie, incluso se topa con un amigo y no puede hablar con él como antes, porque su cambio también es interior. Eso le lleva a revisar un montón de cosas y sale con esa sensación de curar culpas que ya no quiere cargar”, describe el actor principal, Wolframio Sinué, a su personaje. Sobre el cual agrega que “está buscándose todo el tiempo, esta es una película que habla de la reconstrucción del ser humano”.
No hay estridencias en la performance de Sinué, sino silencios densos y emociones contenidas al límite. La mayor parte del tiempo, la crispación, el agobio, los remordimientos o la vergüenza de Baldomero son apenas el filo de un rictus en su rostro, que se esfuma cuando comienza a ser demasiado evidente. “Hay seres humanos cuyo ambiente siempre fue violento y aprendieron a defenderse con las mismas herramientas, como en la cárcel; pero también hay gente que al salir del encierro dio un giro en su vida. Esta es una película que nos permite entender eso: reconocernos como espectadores en cosas que hemos visto o escuchado”, apunta el actor.
Hallazgos y apariciones
Mientras el personaje trata de hallar –y poner en orden- los retazos de aquello que fue su vida antes de la prisión, las piezas nuevas del rompecabezas aparecen por su cuenta. Así, el atribulado exboxeador conoce a Amelia, una joven cantante de tecnocumbia que asimismo carga con fantasmas propios. “Ella tiene dudas sobre Baldomero: no sabe si elegirlo o no, o si entregarse a lo que siente por él”, comenta Calasanz, quien detalla que su criatura ficcional tiene elementos de su estética real, pero también matices de otras personas incorporados “durante los tres meses que duró el proceso de cocreación que hicimos con Pável”.
Las largas caminatas por el Centro Histórico de Quito, compartidas por el realizador y el equipo de actores y técnicos, fueron parte esencial de esa elaboración conjunta. Ya en pantalla, a cada paso el espectador descubre seres y sectores reconocibles de la capital, registrados con un gran cuidado por los detalles de producción; incluso cuando se trata de definir el lugar de enunciación, que implica pinceladas dolorosas: la sucia precariedad de algunos espacios, el olvido, la soledad y cierto vacío existencial que se aturde en las cantinas. “Esa es un poco la función del arte, hablar sobre la gente del pueblo, sobre lo popular, sobre el día a día en el centro de Quito y la gente que trabaja allí: hay muchos Baldomeros caminando por las calles”, enfatiza Sinué.
Aunque tal vez el elemento decisivo, a la hora de completar la atmósfera de “Sansón”, lo constituye su universo sonoro. Para contrastar con el mutismo inquietante de Baldomero, Quevedo emplea “sintetizadores estridentes y sonidos electrónicos sencillos, saturados”. “El tema de la música es muy potente: para distintas generaciones, hay mucha identidad e imaginario cultural en la tecnocumbia. Es una propuesta musical que me interesa y que empecé a explorar en esta película. Creo que el público se sentirá atraído por eso”, anticipa Quevedo, también responsable de una parte de la banda sonora, junto con Francko Pomaquiza.
Como debilidades menores, en una película se podrían anotar los limitados movimientos boxísticos del protagonista; la falta de pericia como soldador de un personaje dedicado a ese oficio; y unos pocos diálogos que van por debajo de la naturalidad del conjunto.
Nueva normalidad
“Por suerte pudimos terminar de rodar antes de que empezara la pandemia; ha sido todo un movimiento elaborar un plan de distribución y estreno dentro de esta nueva normalidad. Pero a la vez, la película va a reflejar la realidad que teniamos antes, como una conversación entre distintos tiempos de la vida”, explica a su turno la productora del filme, Lucía Romero, para señalar que la obra fue realizada en coproducción con Colombia y también se trabajaron aspectos puntuales en Chile y Argentina.
En este sentido, desde el inicio de su proceso creativo, “Sansón” obtuvo varios fondos nacionales e internacionales (como IFCI e Ibermedia) que contribuyeron a su financiamiento. Y en paralelo, otros reconocimientos le abrieron la puerta para participar en talleres y encuentros sobre producción, posproducción y escritura de guión (en Francia, Venezuela, Chile y España): “La película se terminó en unos estudios de posproducción muy buenos de Argentina, con detalles de sonido y color que se aprecian mejor en la pantalla grande, por eso invitamos a la gente a que la vea en salas”, agrega Romero.
Sin embargo, los entrevistados aclararon que, en la actualidad, la presencia de la pandemia exige repensar cada aspecto de la cadena de distribución y exhibición cinematográfica, para respetar las normas de bioseguridad necesarias. Desde la realización de varias citas presenciales con aforo reducido –en lugar del clásico estreno único-, hasta la reducción de los plazos de arribo a plataformas digitales, nada quedó librado al azar. “La idea de estrenar en salas es también para compartir algunos momentos con el equipo, como agradecimiento, porque sin ese grupo maravilloso no hubiese sido posible hacer la película. Espero que la gente se conecte con ‘Sansón’, porque el cine termina de concretarse cuando un espectador lo ve”, concluye Quevedo.
Dónde y cómo ver "Sansón" “Sansón” se estrena este viernes 28 de mayo en varias salas y cadenas a nivel nacional: Multicines, Supercines, Cinemark, Cineplex y Ocho y Medio, en las ciudades de Quito, Guayaquil, Ambato, Cayambe, Tumbaco y Cuenca. “Pronto vamos a estar también en diferentes plataformas digitales, como Choloflix. Las personas que quieran estar al tanto de las fechas, conocer a los miembros del equipo y otras novedades, pueden seguirnos en nuestras redes sociales”, invita Lucía Romero.
*Jorge Basilago, periodista y escritor. Ha publicado en varios medios del Ecuador y la región. Coautor de los libros “A la orilla del silencio (Vida y obra de Osiris Rodríguez Castillos-2015)” y “Grillo constante (Historia y vigencia de la poesía musicalizada de Mario Benedetti-2018)”.
Fotografías: Cortesía Sansón Films.
¡Calidad…! Tenemos mucha expectativa por mirar esta película. Cuesta creer que el cine ecuatoriano no termino de morir en la desolación de la pandemia.