Eldiario.es
03 abril 2014
Lo peor que puedes decir a un macho es que su mujer es una puta. Que lo griten en un partido de fútbol “contra” Piqué revela muchas de las ideas que sustentan el sistema heteropatriarcal.
Estos días se ha hecho público un vídeo en el que miles de personas gritan en el campo del Espanyol que Shakira es una puta.
Una frase de tan sólo cuatro palabras, que contiene muchas de las ideas que sustentan el sistema heteropatriarcal.
1-Las mujeres (y los hijos e hijas) somos propiedad de los hombres. No sólo de nuestros maridos sino también de nuestros padres y hermanos. Esto es así en todo el mundo. Quizá en algunos países, gracias al falso espejismo de la igualdad, resulta más difícil detectar esta realidad. Es lo que dicen implícitamente las miles y miles de personas que gritaban eso de que Shakira es una puta.
El comentario no tendría ningún sentido si no creyeran que así iban a enfadar a Piqué, que iba a sentir su masculinidad herida. Curioso también que algunos medios de comunicación hayan dicho que los espectadores del estadio gritaban “contra” Piqué. No estaban insultando a Shakira, estaban poniendo en tela de juicio a Piqué. Lo pensaban aunque, quizá, ninguno de ellos lo supiera. El patriarcado ha calado tan hondo y es tan complejo, que creo que muchas veces ni son conscientes. Vaya, lo que viene siendo la alienación. Lo peor que puedes decirle al típico macho de la manada es que su mujer es una puta porque es ella la que soporta, en todos los sentidos de la palabra, su masculinidad.
2-Las putas y las esposas. Ellas y nosotras. Putas somos todas las mujeres que decidimos transgredir alguna de las normas que impone el patriarcado. No vayáis a creer que estábamos hablando de transgredirlas todas. Sólo algunas. Shakira es una puta porque baila con mujeres en un videoclip, porque baila con hombres, porque gana su propio dinero, porque parte de su trabajo es la sensualidad. Shakira es una puta porque no está en casa esperando a que su marido vuelva del trabajo, porque no sólo se dedica a hacer cupcakes. Eso lo creían los miles de espectadores del Cornellá-El Prat, pero también lo cree Piqué. Buscad por ahí unas declaraciones que hizo Shakira hace poco.
¿Los aficionados del Espanyol querían contarle a Piqué que su novia se acostaba con otras personas por dinero? No. Quería decirle que su novia es esa mujer que ellos buscan en ciertos espacios, pero que no quieren en casa. Ninguno de ellos votaría por abolir la prostitución porque acuden a ellas para poder seguir follando con sus esposas con la luz apagada.
3-Espacio público – espacio privado: Las mujeres hemos ganado espacio público, pero no lo hemos ganado por completo. Sólo es nuestro para trabajar. Los espacios de ocio no nos pertenecen. Los campos de futbol, el ocio y los domingos son de los hombres. Esto es así y no voy a matizar ni a cambiar de opinión porque tú misma o alguien que tú conoces vaya todos los domingos a no sé qué estadio. El fútbol es masculinidad hegemónica. Es, quizá, uno de los espacios más potentes de creación de hombres incapaces de cuestionar sus privilegios.
Circula por la red una cita que se le atribuye a Borges: “El fútbol es popular porque la estupidez es popular”. No estoy de acuerdo. El problema es el patriarcado y la industria futbolística lo perpetúa en todos los sentidos. El fútbol es la gran carrera hacia la masculinidad aunque nos lo hayan vendido como deporte. Los niños entrar en los equipos desde que son muy pequeños y, ¿qué se encuentran ahí? Competitividad, agresividad, deporte y, sobre todo, muchos iguales con los que compararse el falo. Y la novia. Pesándolo bien… el fútbol no es una excepción.