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viernes, noviembre 22, 2024

“SI ES QUE PUEDO PEDIRLE, LE PIDO”…Por Alfredo Espinosa

Sobre el intento de Virgilio Hernández para que el Presidente Correa perdone a Cléver Jiménez

 

En el llamado del asambleísta de Alianza PAÍS, Virgilio Hernández, para que el Presidente Correa perdone a Cléver Jiménez, asambleísta del movimiento Pachacutik, por supuestas injurias al Mandatario, hay que destacar algunos elementos clave. Primero, el intento de Hernández por marcar distancias con el Presidente que se sustenta en los resultados que arrojó el proceso electoral del pasado 23 de febrero de 2014, donde el movimiento de Gobierno perdió su hegemonía sobre las principales ciudades del país. En comparación con el año anterior, donde Alianza PAÍS obtuvo el 52% de los votos emitidos, incluyendo nulos y blancos, el 23 de febrero únicamente alcanzó el 31% del promedio nacional[1]. Es decir, el asambleísta de Gobierno tiene proyecciones políticas y no busca poner en riesgo, frente al electorado, una futura gestión dentro o fuera del movimiento oficialista. De esta manera, Hernández reconoce implícitamente que luego de siete años de gestión, la imagen del Primer Mandatario junto a sus candidatos dejó de ser el imán que atraía votos.  

Un segundo elemento podría ser analizado, en primera instancia, como una posible recuperación de la legitimidad de Hernández, como asambleísta, al momento de exponer su posición política respecto al caso Jiménez y disentir del criterio Presidencial[2]. De ser así, esto permitiría visibilizar- aún más- los conflictos y discrepancias dentro del movimiento de Gobierno, que en la actual coyuntura se enmarcan en precautelar los intereses y proyecciones políticas de cada uno de los actores que ostentan espacios de poder. Sin embargo, ¿es esto suficiente para desmitificar la imagen del movimiento con criterio único: el criterio del Presidente?

Una segunda instancia se manifiesta en el contenido del mensaje que Hernández hace extensivo al Primer Mandatario para que perdone[3] al asambleísta Jiménez y al activista Fernando Villavicencio. “Si es que puedo pedirle, le pido al Presidente que pueda hacer la remisión de los procesos penales respecto de estas personas”. Sobre esta frase cabe analizar: ¿Qué le impide a Hernández dirigirse abiertamente al Presidente Correa para solicitar el llamado perdón para Cléver Jiménez? ¿Esta es la tónica de los asambleístas al momento de tratar de entablar diálogo con el Presidente, o es simplemente el precio que paga Hernández por una posible injerencia en la designación de candidatos de Alianza PAÍS para el Distrito Metropolitano de Quito?[4] De esta manera, se ratifica ante la opinión pública la autoridad y el poder que ostenta Correa frente a los otros, quienes son desconocidos como sujetos activos de diferencias: la oposición con sus matices de izquierda y derecha, sus compañeros y compañeras de movimiento, y la ciudadanía en general.  

Ante lo expuesto, es innegable que tanto Hernández como Correa son reiterativos en cometer los mismos errores que le causaron la derrota al movimiento de Gobierno el pasado 23 de febrero de 2014. La votación de ese proceso electoral, demostró que los ciudadanos quieren un Presidente con autoridad, no un autoritario con poderes omnímodos que intente – a base de insultos – hacer de sus pensamientos verdades colectivas. De igual forma, los ciudadanos no buscan elegir autoridades que se conviertan en meros receptores de la agenda gubernamental salida de Carondelet, sino representantes proponentes que expresen sin temor sus divergencias con el poder. Esta es una de las principales razones por las que Augusto Barrera perdió la Alcaldía de Quito.

Finalmente, el intento de disciplinar a la sociedad bajo el criterio único del Gobernante, solicitando el voto ciudadano en el proceso electoral de febrero de 2014, fue defenestrado en las urnas. Ahora, la estrategia utilizada nuevamente es el miedo, y para ello, el caso de Jiménez, Villavicencio y Figueroa se convierte, ante la opinión pública, en un ejemplo de cómo castigar y reprender a quienes se atrevan no solo a disentir, sino también a dudar de la honestidad del Gobierno y la verdad del Presidente. De esta manera, el Gobierno espera que se autocensuren las voces críticas.

 

[1] Esa es la conclusión presentaron que presentaron Carlos Larrea y Pablo Ospina, catedráticos de la Universidad Andina Simón Bolívar, que han realizado análisis de las elecciones en el país desde 2002.

[2] Para nadie es un secreto que el objetivo del Gobierno es encarcelar a Jiménez, Villavicencio y Figueroa. Anteriormente lo hizo con los estudiantes del Colegio Central Técnico y los llamados 10 de Luluncoto.

[3] La misma idea de perdón se encuentra ligada al sentimiento de culpabilidad, elementos claves en la reproducción de los rituales judeo-cristianos. De esta manera, cuando los fieles cometen alguna acción reprochable (pecado), acuden donde su guía espiritual para obtener en nombre de Dios el perdón ante sus acciones. En el caso ecuatoriano, es notoria la usurpación simbólica que realiza el Presidente Correa a la divinidad judeo-cristiana.

[4] María Hernández fue candidata a concejal por la circunscripción 3 de Quito, es hermana de Virgilio Hernández, asambleísta de PAIS, luego del pasado proceso electoral del 23 de febrero de 2014, varias fueron las voces que al interior de Alianza PAÍS reprocharon la injerencia de Hernández para que su hermana sea candidata.

 

lalineadefuego
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PENSAMIENTO CRÍTICO
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1 COMENTARIO

  1. Felicitaciones al autor de este artículo por la valentía de escribir asuntos políticos, y aún más referentes al comportamiento del actual mandatario en una época donde todo es punitivo para quienes poseemos como condición inherente la expresión.

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