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domingo, diciembre 22, 2024

SOBRE LIBIA, LA PRIMAVERA ÁRABE Y SIRIA: Entrevista con Tariaq Alí.*

 por S. Eriksson, M. Fahlgren y P. Widén

CounterPunch

1ª pregunta. En su texto “Qué es una revolución” usted comienza con la siguiente frase:

“Desde el comienzo de la Primavera Árabe se ha hablado mucho de revoluciones. No por mi parte. He argumentado contra la posición de que los levantamientos masivos por su propia cuenta constituyen una revolución, es decir una transferencia del poder de una clase social (o incluso de una capa) a otra que conduce a un cambio fundamental”.

Su artículo se ha debatido calurosamente entre los marxistas revolucionarios de Suecia. Algunos dicen que usted no se puede diferenciar entre una revolución social y una revolución política. Una revolución política sería una transformación política radical del poder, pero en la cual el cambio podría no incluir un cambio del sistema social.

Por lo tanto nuestra pregunta es: ¿Cómo piensa que deberían utilizarse estos conceptos (revolución social y política) y cómo llega a su punto de vista que lo que sucede en los países árabes no debe verse como un proceso revolucionario, ni siquiera político?

Tariq Ali: Soy plenamente consciente del concepto de revoluciones políticas. Después de todo es lo que esperábamos que podría ocurrir en la URSS y en Europa Oriental, pero lo que realmente ocurrió fue una restauración capitalista. Mi posición sobre el carácter de las revoluciones se esbozó en el debate en New Left Review con Asef Bayat hace algunos meses [ http://www.rebelion.org/noticia.php?id=168913 ] y los que estén interesados pueden leer ambos lados del argumento. Lo más cerca que hemos llegado en términos de “revoluciones políticas” es en Latinoamérica, aunque también en este caso me he abstenido de describir las movilizaciones de masas y las subsiguientes victorias electorales como revoluciones. ¿Por qué? Porque incluso en Venezuela, a pesar de las importantes reformas estructurales (educación, salud, distribución de la tierra, y una Constitución ultrademocrática) las estructuras tradicionales del Estado permanecen intactas y podrían conducir en última instancia a la derrota a menos que se formen nuevas instituciones y tengan lugar cambios sociales. En el mundo actual, especialmente, las revoluciones políticas requieren un ataque contra el viejo régimen y sus instituciones. Algo de esto ha sucedido en Latinoamérica. Nada de esto ha ocurrido en el mundo árabe.

Si queremos describir importantes levantamientos por los derechos e instituciones democráticas como revoluciones políticas podemos por supuesto hacerlo, pero crea ilusiones. Más vale ser obstinado y reconocer las realidades de nuestros días. El único resultado de este juego de palabras ha sido el envío de fuerzas diminutas de la diminuta extrema izquierda en la dirección del imperialismo. Como si este último hubiera estado interesado alguna vez en armar o ayudar a las revoluciones. La nueva manera de pensar de algunos refleja las derrotas del siglo pasado. Pero si se va a estar de parte de Bernard Henri-Levy y actuar como porristas de la OTAN más valdría ir todo el camino y renunciar a toda pretensión de ser de izquierdas.

2ª pregunta: ¿Cómo ve la caída de Gadafi y cómo ve la situación actual en Libia?

Tariq Ali: Gadafi fue derrocado por seis meses de bombardeos de la OTAN. Sus amigos de Occidente se habían cansado de él y decidieron aprovechar los levantamientos y eliminarlo de la escena, respaldados por el Estado y los empresarios cataríes. Por supuesto, yo no apoyaba a Gadafi o su régimen, pero el que alguien en la Izquierda apoyara la denominada “zona de exclusión aérea” y luego el ataque de la OTAN provoca numerosas preguntas. ¿A cuántos mataron? Seis meses de bombardeo no es ningún chiste y el “daño colateral” usualmente es considerable.

Incluso si dejamos de lado el hecho de que el resultado ha sido un inmenso embrollo y que el país está en un estado de total desorden, como aceptan algunos de los comentaristas en los medios que respaldaron los bombardeos (a otros no les gusta retornar a la escena de los crímenes de la OTAN), sigue existiendo la pregunta: ¿Debería aliarse la izquierda con el imperialismo (al que a veces se refieren como “comunidad internaciona”) en el nuevo desorden mundial que amenaza los derechos democráticos del propio mundo occidental? La pregunta se planteó por primera vez ante el bombardeo “humanitario” de Serbia por parte de la OTAN durante la guerra civil yugoslava. Se ha mantenido desde entonces, dividiendo cada vez todavía más las fuerzas desintegradoras de la izquierda.

3ª pregunta: En el debate entre marxistas revolucionarios en Suecia hay algunos que incluso parecen positivos respecto a posibles bombardeos estadounidenses. Aunque son muy pocos. Hay otros que rechazan los bombardeos pero plantean la consigna: “armas para los combatientes laicos y progresistas”. ¿Cómo ve esto?

Tariq Ali: La facción de los bombarderos no debería limitarse a llamados patéticos a la acción sino junto a otros de su tipo deberían llamar a que las brigadas internacionales vayan y combatan con los combatientes “seculares y progresistas”. ¿Quién les suministrará las armas? ¿La OTAN, EE.UU., la UE? ¿Quién? Me recuerda cuando la Unión Soviética invadió Afganistán y hubo un debate dentro de la Cuarta Internacional. Un compañero japonés dijo que deberíamos combatir junto a la Unión Soviética. En ese caso, le dije, más vale que aprendas a volar ya que la mayor parte de los ataques son desde el aire. ¿Quién entonces va a armar a quién? Turquía, Catar, los saudíes ya están armando a los rebeldes. No es suficiente. De ahí todas las esperanzas invertidas en el lanzamiento por Obama de unas pocas incursiones aéreas para destruir la infraestructura del régimen y facilitar una victoria rebelde. En secreto y no tan secretamente algunos de los izquierdistas de la FBL (Facción de los Bombarderos de Laptop) también lo esperaban. Qué confesión de bancarrota. ¡No podemos vencer sin Washington! Terriblemente patético. El Pentágono parece haber aprendido las lecciones de Libia pero no la FBL.

4ª pregunta. Se trata del ataque con gas sarín cerca de Damasco en agosto de este año. La mayor parte de los medios dominantes y una parte de la izquierda están convencidas de que el régimen de Asad fue responsable. Otros no están tan convencidos.

En un artículo “Sobre la intervención en Siria” (28 de agosto de 2013), usted escribió al respecto diciendo que duda de que Asad sea responsable porque no tiene sentido: “¿Quién se beneficia? Evidentemente no el régimen sirio”. Usted también dice “Simplemente no tiene sentido. ¿Quién realizó esa atrocidad?

Y en un artículo posterior, “¿Qué es una revolución?” (14 de septiembre), usted no es tan categórico: diciendo: ¿Usó el régimen gas u otras armas químicas? No lo sabemos”.

¿Cree todavía que tiene más sentido que el culpable no sea el régimen? ¿O piensa que la pregunta aún no tiene respuesta?

Tariq Ali: No lo sabemos. Incluso Washington admite que no existen pruebas de que Asad ordenase los ataques. Podría haber sido un general tunante. Podría haber sido cualquiera. Dado que Obama había dicho que su uso sería “cruzar una línea roja” no podemos estar seguros de quién dio la orden, quién la realizó. En la guerra civil siria hay Estados extranjeros que apoyan a ambos lados. Los israelíes no se limitan simplemente a contemplar y aplaudir mientras cada lado mata más y más gente. Tienen un objetivo que no es secreto. El Jerusalem Post del 16 de septiembre cita al embajador de Israel en EE.UU., Michael Oren, diciendo: “Siempre hemos querido que Bacher Asad se vaya, siempre preferimos a los malos que no eran respaldados por Irán a los malos que eran respaldados por Irán”.

5ª pregunta: ¿Usted ha recibido críticas por no estar incondicionalmente en apoyo al levantamiento sirio y por aparecer en la televisión rusa?

Tariq Ali: Lo primero es una mentira inequívoca como sabe cualquiera que lea mis textos. Pero mucho ha cambiado desde el comienzo. La izquierda siria, en la cual tengo muchos amigos, antiguos y nuevos, es débil y no ha podido retener el control del movimiento de masas en ningún sitio. Era fuerte en Alepo y partes de Damasco pero fue pronto sobrepasada por la Hermandad Musulmana y grupos a su derecha, respaldados por Catar y Arabia Saudí. Los desertores de Asad fueron recuperador por Turquía y Francia. Por lo tanto el carácter del levantamiento cambió después del primer año. ¿Cómo podemos dejar de registrar ese hecho? La relación actual de las fuerzas no favorece a ningún grupo secular o progresista. Pretender otra cosa es estar cegado por las ilusiones o los requerimientos de la política entre sectarios de izquierda. En cuanto a la televisión Russia Today, sí, les di entrevistas como hago con muchas redes. ¿Y qué? Son parciales, evidentemente, exactamente como CNN, BBC World y al-Jazeera. No cambia nada de lo que tengo que decir.

6ª pregunta: ¿Qué nos enseñan los eventos en Egipto? Usted como todos los demás apoyó el levantamiento y sus objetivos. ¿Y ahora?

Tariq Ali: Los eventos en Egipto prueban una vez más que no se puede ignorar lo político. No fue una sorpresa que el candidato de la Hermandad Musulmana ganase la elección. No fue una sorpresa que se haya comportado como lo hizo: acuerdos con Washington, compromisos con Israel hasta llegar a inundar los túneles de Gaza con aguas residuales, ni el menor deseo de romper con las formas dominantes del capitalismo contemporáneo, etc. No hubo ningún intento de destruir o incluso reformar las estructuras del antiguo régimen, la demanda central del levantamiento. Lo que me sorprendió fue la velocidad con la cual fueron movilizadas inmensas movilizaciones (mayores que durante el levantamiento) para derrocar a Mursi. Sin ninguna fuerza política progresista independiente capaz de desafiar al régimen, una sección importante de las masas aceptó apoyar a los militares y celebró el golpe que se deshizo de la Hermandad. Yo estuve y sigo estando totalmente opuesto a la nueva dictadura militar. Los asesinatos son una desgracia y el uso de comentaristas, de otro modo inteligentes, de frases como “hay que desarraigar a la Hermandad de la sociedad egipcia” recuerda a Pinochet y otros. La Hermandad tiene apoyo en las masas. Habría que derrotarla políticamente. Esto requiere la creación de nuevas organizaciones políticas con un programa claro. No es fácil en este mundo, pero es necesario a pesar de todo.

Esta entrevista también aparece en el periódico sueco Internationalen

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Tariq Ali es autor de The Duel: Pakistan on the Flightpath of American Power y de The Obama Syndrome (Verso). Contacto: tariq.ali3@btinternet.com .

Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/11/01/on-libya-the-arab-spring-and-syria/

 

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