Los datos sirven para dar una lectura de la realidad social, conservarla o cambiarla. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), así como el Servicio de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI), vienen atravesando por un profundo desmantelamiento. En mayo de 2019 el INEC se convirtió en una dependencia de la Presidencia de la República y desde entonces la investigación y transmisión de los datos se ha estancado constantemente, al punto de no tener noticias precisas en educación, empleo, economía y otros campos vitales para las políticas públicas y el análisis. A la vuelta de cuatro años se ha pasado de maquillar los datos para decir que la mesa está servida, a ocultarlos para impedir que la población proteste. Esconder la información se ha hecho recurrente en este gobierno como en el caso de la vacunación VIP, la deuda pública, los ingresos, egresos y otras formas de contratación.
El 2020 mostró de lo que son capaces las élites empresariales para mantener sus privilegios, depredando las vidas de miles de personas sin límite alguno. La reconfiguración de un régimen de desigualdades, que antecede a este año se implementó, se institucionalizó y legitimó a través de la captura de las decisiones públicas: la verdadera pandemia. Dicho proceso involucra a una serie de actores, prácticas y redes que constituyen el “neoliberalismo a la ecuatoriana”.
El objetivo de este artículo es ser breve en la explicación de cada uno de estos temas, buscando aclarar sobre ciertos elementos que circulan en las redes sociales y que desinforman a la ciudadanía, puesto que estamos en medio de un proceso electoral que ya se vio empañado por la campaña sucia. Dicho proceso electoral debería enmarcarse en la generación de propuestas y no en el encuadre mediático de la generación del miedo para disuadir que se vote por determinado candidato.
Para entender el determinismo económico hay que leer a los antideterministas. El ex presidente Osvaldo Hurtado, por ejemplo, en una entrevista con motivo del...