Si antes las comunidades indígenas, que agrupan a la mayoría de la población, estaban relegadas y olvidadas del estado boliviano, con lo cual mantenían o buscaban nuevas y diferentes formas de autosubsistencia, con el nuevo gobierno pasaron a ser mendigos de la burocracia, a pedir la caridad del Estado para que les suelte más migajas.
El que habla es Felipe Quispe Huanca (1942-2021). Nacido en Achacachi, capital de la región de Omasuyos, Quispe es una figura fundamental en la construcción política de la identidad aymara. Su actividad política estuvo marcada por esta imagen del cerco; de los indios bloqueando a los blancos. Haciéndoles sentir su aliento y los sonidos de sus pututus. La geografía de La Paz es muy funcional a ese «repertorio» de lucha, y las propias élites de la Hoyada sintieron una y otra vez la amenaza del cerco.
Los 14 años del Movimiento Al Socialismo (MAS) en el poder fueron un sueño para su pueblo y para su necia izquierda centenaria, vieja y consecuente escuadra revolucionaria americana. Sueño que solo se interrumpió con una pesadilla criminal que duro menos que la pandemia y que ya terminó.
Dos fenómenos han cambiado la vida de los pueblos en estos años: las movilizaciones masivas y la situación pandémica y los dos se corresponden con la fractura del metabolismo natural. Sigo sosteniendo que la estructura del panóptico pandémico fue ideado más para contrarrestar las movilizaciones que para solucionar la emergencia sanitaria. De tal modo que lo pandémico es un nudo de conceptualizaciones filosóficas, sociológicas, políticas, económicas y, en último lugar, médicas. Las transformaciones pandémicas sometieron a la población a los múltiples circuitos gubernamentales: Estados de excepción, reformas laborales, tributarias, de extracción de recursos naturales, de endeudamiento para beneficiar a los capitalistas y de control biopolítico poblacional.
Voy a empezar por el final, por la rueda de prensa brindada por el presidente de la CONAIE, Jaime Vargas, y el presidente del MICC, Leonidas Iza, en la cual, particularmente Iza retó a debatir a sus contrincantes o adversarios al interior del movimiento indígena y de la izquierda en general: sí el movimiento indígena era o no de izquierda socialista-comunista. Y él inscribiéndose en esta última concepción.
Por Jaime Chuchuca Serrano*
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