Excluyente, plagado de inequidades, altamente violento, corrupto y discriminatorio, el modelo carcelario que ha dejado tres masacres en menos de un año, tiene un proceso y una génesis que exigen una mirada histórica para poder entenderse dentro de una dinámica regional.
¿Por qué podría yo cometer la herejía de plantear una analogía entre Guayaquil y la infame Salò de Pasolini? Lo que está ocurriendo ahora en Guayaquil me recordó a la escena final de Salò, después de que los esclavos sexuales rebeldes sean torturados de formas indescriptibles por los guardias. Mientras la tortura se perpetraba, el duque, el presidente y el magistrado la observaban con unos binoculares, excitándose por la perversión. Al mismo tiempo, dentro de la mansión, los guardias danzaban al ritmo de un vals que callaba los gritos de los torturados.
Las organizaciones que conforman la Alianza Contra Las Prisiones expresaron, mediante un comunicado, su consternación frente a la pérdida masiva de vidas humanas en el centro carcelario conocido como Penitenciaría del Litoral y cuestionan el accionar y el discurso del gobierno nacional.