La mañana del 9 de noviembre de 1990, Gustavo Garzón salió de su domicilio ubicado en el tradicional barrio de San Juan en Quito. Fue a la biblioteca para trabajar en su tesis de doctorado en literatura y letras. En el transcurso del día y hasta la noche, recorrió la ciudad capital como acostumbraba hacerlo, no solo físicamente y a pie, sino también dentro de su escritura. Fue de norte a sur y viceversa, acompañado de amigos y quizás también de personajes y criaturas pérdidas entre el poder o el desamor, a los que su potente trabajo literario se encargó de dar vida en sus obras. Al día siguiente, luego de acudir a una reunión con amigos en la discoteca Son Candela, la ciudad por la que tantas veces caminó de un lado a otro, lo devoró. Desapareció. Tenía tan solo 32 años cuando no se supo nunca más de él.
En la madrugada del 10 de noviembre de 1990, el escritor ecuatoriano, Gustavo Garzón Guzmán, fue desaparecido. Eran los tiempos del gobierno de Rodrigo Borja (ID). Desde esa madrugada hasta el día de hoy, no se conoce si Garzón “está muerto o no”, dicen en el documental “Brutal como el rasgar de un fósforo”, que se estrenará mañana, miércoles 21 de julio en la sala de cine Ochoymedio.