Debido a esta publicación, se generó una movilización para conocer los niveles de desigualdad que existían en países que no fueron abordados por su libro. Por ejemplo, para la realización del estudio de desigualdad de Brasil hecho por la Universidad de Brasilia (Medeiros y Castro, 2015), tuvo que haber presión política para que se dieran a conocer los datos de ingresos y riqueza.
En el gobierno de Lenín Moreno, capturado por la élite empresarial, la precarización aumentó consistentemente, sin embargo, en 2020 –año de emergencia sanitaria- esta desbordó el mundo laboral, convirtiéndose en su principal característica. Así, el incremento del índice que la mide alcanzó un 15%. Un crecimiento nunca observado en trece años. De esa manera, las políticas neoliberales implementadas dan cuenta de un deterioro masivo de las relaciones laborales, utilizando a la pandemia como excusa de sus ansias de desigualdad.
Una vez que el Consejo Nacional Electoral (CNE) declaró los resultados electorales oficiales el pasado 21 de febrero, que determinaron el paso a segunda vuelta de los candidatos Andrés Arauz (UNES) y Guillermo Lasso (CREO), los discursos políticos y las estéticas de los aspirantes a Carondelet se transformaron buscando llegar a otros segmentos de la población. ¿Se trata de una aproximación sincera o de simple desesperación?
Uno de esos sectores que ahora concentran la atención de los candidatos es la población sexo-genérica (LGBTIQ+), históricamente marginada e incomprendida. Ana Almeida, activista transfeminista, directora de Corporación Humanas Ecuador, en diálogo con La Línea de Fuego, comentó cuáles son las necesidades y las expectativas, tanto respecto de los candidatos finalistas como de cara a la modificación de las fuerzas en la Asamblea Nacional.
La pandependencia se expresa en las necesidades generalizadas de los recursos mínimos para sobrellevarla. Un país con el sistema de salud desmantelado, con el dinero estatal comprometido a los grupos de élite, factores que sumados a la negligencia del gobierno lo hacen completamente vulnerable. Los ecuatorianos han comparado los atroces actos gubernamentales con la película Titanic -a propósito de la reunión secreta de Lenín Moreno con Leonardo DiCaprio-, que al momento de hundirse el transatlántico, los jefes del barco prefieren salvar a la burguesía y aristocracia, mientras los pobres y la plebe completan los cupos. En la fase cero de vacunación, por sobre la primera línea, la crème de la société, familiares de la presidencia, el gabinete ministerial, ex funcionarios, la rancia oligarquía y la burguesía ecuatoriana fueron vacunados clandestinamente o en fiestas públicas como los clubes Rotario y Quito.
La humanidad, cual espectadora y actriz forzada, parece inmersa en una película de terror, que le confronta de forma brutal y global con la posibilidad cierta del fin de su existencia. Sin ser una película, siendo una dura realidad, es innegable que esta mega producción ha estado en marcha desde hace mucho tiempo atrás...
En medio de bajos índices de credibilidad y popularidad, Lenín Moreno cuenta los días para culminar su mandato. Las protestas y críticas no cesan a pesar de que el régimen consiguió recursos frescos para pagar una parte de los aprietos que arrastra, más esa plata es insuficiente para cubrir todas las obligaciones del Estado.
La desigualdad es la característica del gobierno neoliberal de Lenín Moreno cuyo Frente Económico es comandado por el ex presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano, Richard Martínez. En estos tres años se muestran cuantiosos crecimientos en el ingreso de las élites empresariales ecuatorianas, situación paradójica, si se considera que el resto de la población se encuentra sumergida en un mar de desempleo, pobreza, pérdida del bienestar y calidad de vida.
El año veinte del siglo XXI transcurre con la primera “pandemia global” –valga la tautología- que afecta a la especie humana. El SARS-CoV2 es el protagonista y ocasionó una peste de tal propagación, que todas las anteriores no alcanzaron. Ha demostrado suficiente poder para enfilar a la humanidad en un largo, doloroso y conflictivo tiempo. Aunque no tendrá la mortalidad de la precedente, la “gripe española”, se ha catalogado como “la emergencia sanitaria más importante de los últimos tiempos”(1).
un asunto de trascendental importancia que es evadido, o tratado de modo residual, es la desigualdad existente en el acceso a los servicios sanitarios y la protección de la salud individual. Esto último es una característica que esboza la mayoría de sistemas médicos mundiales, dentro de los cuales se incluye el nuestro, con alta repercusión en la salud de los grupos más desfavorecidos.
La acumulación del capital históricamente se ha basado en la violencia. Las guerras (de invasión, esclavización, comerciales, de despojo) son un constituyente originario del capitalismo que reordenan las fuerzas sociales. El reordenamiento geopolítico del mundo recompone la acumulación del capital hacia los centros.
Detrás del sector de la salud hay negocios gigantescos. La mercantilización de la medicina es una de las principales fuentes de ingresos corporativos a nivel mundial. En otras palabras, es uno de los pilares del capitalismo.
A estas alturas resulta inevitable asociar la imagen de Lenín Moreno con la de esos reyes debiluchos e improvisados que tienen que dar la cara por unos feudos sobre los que ya no tienen autoridad, y donde cada príncipe hace lo que le da la gana.
El coronavirus está impulsando la digitalización. El Sur global corre el riesgo de convertirse en el perdedor de este proceso. Los países desarrollados tienen parte de la responsabilidad.
El gobierno de Lenín Moreno sigue reciclando a miles de parásitos que antes fueron correístas, profesos neoliberales, conservadores y hasta populistas. Allí se camuflan aquellas sanguijuelas que se prostituyen ante cualquier gobierno por altos cargos burocráticos, pero también pasan de agache los delincuentes que amasaron fortunas con coimas, diezmos y sobreprecios.
Desde pequeño aprendió a amar gobiernos que adoran lo privado. Tenía un retrato inmenso de León Febres Cordero en su alcoba, pintado en el tumbado; así, antes de dormirse, le dedicaba dos aleluyas a su ídolo.