No se trata de “ayudar” a Haití (en los hechos, las promesas de donaciones se han hecho efectivas en una mínima parte) sino de respetar a su pueblo (entre otras cosas que sea el pueblo haitiano y no la OEA y la ONU quien elija a las autoridades haitianas) de devolverle lo que es posible devolver de todo lo que se le ha despojado en 500 años.