Los estados de excepción y toques de queda decretados en todas partes, la extensión del control del Estado por sus fuerzas de control y represión, el descontrol de la explotación, la decisión todopoderosa y arrogante de a quién se deja vivir y a quién se deja morir. Todo esto no hace más que preparar el terreno para una cruenta “vuelta a la normalidad”, no sin antes, haber salvado al tótem económico.