El gobierno de Lasso ha vivido en permanente crisis. Acusado de fraude, pero apoyado por las máximas instituciones electorales. Acusado de privatización petrolera, pero apoyado circunstancialmente por la Asamblea. Reclamado por la población por encarecer los combustibles y rifar los recursos naturales, por los casos de corrupción, que han ido estallando uno tras otro (Panamá Papers, Aduanas, Petroecuador, el Gran Padrino, el Gran Hermano), pero defendido por la sociedad conservadora institucionalizada.