Hoy, intentamos construir otro país. Uno en el que tengamos cabida todos; uno en el que gobiernen ellas, porque ellos nunca pudieron. Hoy, sin embargo, no dejo de maldecir con todas las fuerzas a todos aquellos que nos destrozaron. No nos vamos a olvidar de los Noboa, los Lassos, los Nebotces, los Paula Romos y todos sus acólitos de tinta, cámara y micrófono. Nunca. Por lo menos nos quedará la memoria.
En este país, sí hija. Cualquiera. Bueno, cualquiera que tenga mucho dinero. Puede ser un ignorante, un delincuente, un evasor de impuestos, un cambalache siglo XX o XXI.
No hay nada que hacer. Cuando un tipo, ya maduro, decide convertirse en un ser ridículo por propia voluntad, es una clara señal que, casi a la vejez, le llovieron los vacíos de la infancia. Después de analizar las acciones del Juan Esteban Guarderas, vocal del Consejo de participación Ciudadana, ya no queda ninguna duda. Como dicen la gente de a pie: oye, ese sí que es bien shunsho. Y se quedan cortos.
¿O sea que fuiste a la Biblioteca Pública de la CCE? Te cuento que es una biblioteca distinta. Quienes asisten ya no deben estar “educaditos”, sentados, en silencio, con cara de ya me duermo. No. Cuentan que la Biblioteca se transformó. Nuevas ideas dinamizaron los espacios y puso a la gente que labora ahí, a divertirse mientras trabaja o viceversa. Las niñas, niños y adultos pueden tomar los libros y abrazarse con ellos. La Biblioteca cuenta con mediadores de lectura, esos “abuelos modernos” que nos transmiten con su voz y su cuerpo todas las historias que salen de la inspiración de escritores e ilustradores.
El cuñado estaba vacacionando en los Yuneites Esteites, y mientras saboreaba ricos manjares en la piscina de un hotel cinco estrellas, tuvo el presentimiento que, ese día, algo bueno le iba a ocurrir. Sonrió como sólo lo hacen los galanes de Hollywood, y no lo pensó más. Pidió a las dos señoritas que lo acompañaban que se retiren, y se dirigió, semidesnudo, a su habitación. Una vez ahí, se vistió con el traje que había comprado en su última visita a París a un precio de 12.000 USD. Pidió que lo bañen, que lo afeiten, que lo perfumen, que lo dejen peinado y planchado.
La única caricaturista que le canta -a punta de lápiz- las verdades al poder y a sus amanuenses de paja que desfilan en la Shyris y destilan veneno en televisión o las redes. Ella les dice miserables sin decirles miserables. Los grafica como son: seres ridículos. Con inteligencia y con arte, les propina lo que, sin duda, se merecen. Uno espera la caricatura de Vilma Vargas o Vilmatraca como se espera una nueva temporada de Peaky Blinders, el beso de un hijo al despertarse o un helado de chocolate al medio día.
Por ahí anda un académico, atención con el pedigrí: "Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip)". Busqué en el diccionario qué significa eso de politólogo. Por un momento creí que era un profesional que fusiona el pensamiento político con el pensamiento policial, pero no ha sido. Resulta que los politólogos analizan, según parámetros y herramientas específicas, los fenómenos políticos con el fin de explicarlos y formular predicciones.
Lindos les quedaron los comunicados en donde apoyan el paro nacional, a la Conaie y su preocupación -al borde del llanto académico- por lo que pasa en el país. Inquietísimos se les nota. Ya podrían lanzar un posgrado en “Resolución de conflictos sobre el papel” o “una maestría en metodologías para entender porqué no entendimos nada”.
A diferencia de lo que ladran los medios empresariales de comunicación tradicionales y sus guau-guau de ocasión, sean los Vera, los pelagatos, los cachucheros pauteros, Boniles y demás, Quito recibió con algarabía la llegada de los indígenas y campesinos del país. Obvio, nunca íbamos a ver eso en Teleamazonas o Ecuavisa, ellos tienen otras preocupaciones además sus invitados estrellas son expertos en hablar de vándalos y violentos. La entrada al norte por Calderón y al sur por Cutuglagua fueron recibimientos cálidos: aplausos, gracias compañeros, viva el paro, fuera Lasso, beban aguita, el pueblo no se ahueva, carajo.
Que manda a decir el mente brillante del Secretario de la Educación Superior, un tal Alejandro Ribadeneira, que los wambras de gana quieren estudiar en la Universidad. Dijo lo siguiente, palabras más, palabras menos: "Verán, hoy en día las empresas, los negocios solo buscan gente que tengan una competencia profesional bien acreditada (qué también querrá decir), antes que gente que tenga título de maestría o doctorado".
Buen día. Lindo saludarles a los dos. Veo por las noticias que están repartiendo un bono de ¿cómo es que se llama? Conti… contialgo. Al ver eso me pegué la emocionada, porque a una que es pobre no le caen mal esos 257 dólares. Y si llega en cheque de ese porte ha de valer más, ¿o no? Yo supongo que sí. Porque para nomás de 257 dólares, no hacía falta semejante cheque de metro y medio. De chiste le decía a mi hija: con ese cheque le envuelven al Vera.
Decenas de personas junto a sus pequeños hijos fuera del hospital Baca Ortiz. Madrugaron, aguantaron lluvia, frío, hambre. Y luego soportaron un sol inclemente. ¡Qué horror! Sentados en las frías aceras, comiéndose un pan, unas galletas, esperaban noticias de sus pequeños. Eran las tres de la tarde, y seguían ahí, esperando, esperando. ¿Cómo carajos nos tragamos que la gente pobre sea humillada de esta manera? ¿Cómo permitimos, otra vez, que miles de personas huyan del país a buscar otro destino? ¿Cómo diablos hicieron para regresarnos a los años 90?
¡Hay que armar a la población, pero ya! ¡Qué esperan! La delincuencia y el sicariato campean libremente. Esto parece tierra de nadie o tierra de Sinaloa. Necesitamos leyes más severas para los delincuentes y premios más audaces para los policías. Se quejan algunitos por siete tiros en la espalda a un delincuente. Ladrón es ladrón, delincuente es delincuente, matón es matón y evasor es evasor. ¡Qué derechos humanos ni que nada! Bala contigo si quiebras la ley. Algunos han de decir que es la pobreza, la falta de empleo, la inequidad social. No. El que es choro es choro, por naturaleza divina. Y el que mata debe ser matado antes de que mate.
He visto su película titulada No mires arriba. La he visto por tres veces. La primera la vi con mi esposa, pero nos quedamos dormidos a los cinco minutos. Por más que veíamos arriba solo aparecía el tumbado. La segunda vez la vi con mis asesores, pero nos quedamos dormidos a los seis minutos, cansados de no ver ningún cometa en el cielo quiteño. La tercera vez la vi con unos amigos periodistas, que son la luz de mi gobierno. Esta vez no nos dormimos, pues ellos me iban explicando los diálogos, las acciones y qué significaba cada escena.