En Ecuador, desde los años 90, las polémicas y descontextualizadas declaraciones del entonces presidente, Abdalá Bucaram sobre el rock (aduciendo que es una música inventada por los hippies y que eso no nos “pertenece”) hasta las persecuciones políticas al pionero del rock guayaquileño, por parte del ex presidente Febres Cordero a Pancho Jaime, suscitaron un punto de inflexión sobre cómo entendían algunos políticos a la inserción de la música urbana. De algún modo, lograron sedimentar un imaginario peyorativo de lo que significa expresarse a través del arte o la música.