El discurso de odio difundido por una élite “blanca–mestiza” solo mira su propio cuerpo y no mira al otro. Se convence de que el color de su piel lo hace mejor que la otra persona, la que vino del páramo, de la selva amazónica, la que también habita la misma ciudad y sale a reclamar sus derechos al gobierno, por no ser atendida de manera oportuna.
Para ciertos académicos, las protestas sociales y sobre todo los levantamientos indígenas que han marcado la historia democrática de este país, no responden a un hartazgo e indignación de la sociedad, especialmente de los sectores más empobrecidos, debido a las políticas económicas depredadoras que implementan los malos gobiernos y que genera miseria, sino a un plan oculto y malévolo para acabar con la vida democrática del país.
Mientras una parte del pueblo reclamaba sus derechos frente a la Asamblea, otra gritaba “fuera indios” desde sus barrios privilegiados. Lo que evidenció el paro nacional en junio de 2022 es que el racismo es estructural y está vigente. Marisol Rodríguez Pérez e Ivette Vallejo Real integrantes de la Colectiva de Antropólogas del Ecuador y de la Red de Antropología Ecuatoriana reflexionan sobre el colonialismo interno y el racismo que incide en la exclusión de los pueblos indígenas y suscita discursos de odio difundidos por una élite blanco-mestiza en Ecuador.
Los múltiples factores para el Levantamiento Indígena Popular de junio de 2022: la crisis pandémica global y económica del país, la situación de hambre y pobreza, el desempleo y la insalubridad, las guerras comerciales y de Rusia-Ucrania, pero también la opresión de clase, el racismo, las desigualdades de género, el despojo económico y de tierra, la contaminación ambiental y el irrespeto a la naturaleza, entre otros, se resumieron pausadamente en las 10 exigencias del movimiento indígena y popular. Las primeras voces de respuesta del gobierno de Lasso fueron: “demandas irracionales”, “incumplibles”, “la agenda real es el golpe”, expresiones similares a las del octubre de Lenín Moreno. Sin embargo, tanto en octubre-2019 cuanto en junio-2022, una vez cumplidas las principales demandas se terminó el paro.
En medio de la violencia verbal y física desatada en el marco del Paro Nacional 2022, hubo algo positivo: el reconocimiento por parte del Presidente de que el Ecuador es un país plurinacional. Reiteradamente Guillermo Lasso habló de los pueblos y nacionalidades indígenas, se concluye que efectivamente asume que el país es plurinacional. Esto es bueno porque entonces, se cumple una condición fundamental para promover cambios para el bien indígena.
Ahora, hace poco, acá nomás, la gente de poncho y faldas coloridas entró al camino, como si fuese a buscar la tierra prometida, o vida prometida, o muerte si no se puede sembrar y cosechar. Entró al camino como si fuera a juntar los colores del arco iris en un solo telar, con pasos de mucho tiempo y miradas tan largas que llegan a la ciudad. En la ciudad hay unos que dicen que la gente de poncho y faldas coloridas entró al camino para romper la paz.
Sabemos -o al menos intuimos- que la paz social solo se puede construir sobre el diálogo, la libertad y especialmente la justicia social. En ese sentido, un periodismo y una comunicación que aspiren a contribuir a la paz social -particularmente en momentos críticos como los que vive Ecuador- tendría que contribuir a fomentar el diálogo social a partir de mostrar las injusticias sociales que vive la gran mayoría de la población golpeada por un creciente empobrecimiento, desempleo, violencia y falta de acceso a alimentación, salud y educación adecuadas, es decir, poner en evidencia que la mayoría de las y los ecuatorianos vive mal y que su situación cada vez es más precaria.
Por ahí anda un académico, atención con el pedigrí: "Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip)". Busqué en el diccionario qué significa eso de politólogo. Por un momento creí que era un profesional que fusiona el pensamiento político con el pensamiento policial, pero no ha sido. Resulta que los politólogos analizan, según parámetros y herramientas específicas, los fenómenos políticos con el fin de explicarlos y formular predicciones.
Esa pequeña población que se dice blanca es la que está, e históricamente ha estado, ligada al poder económico y político. Es la dueña de la banca, de la gran industria y la agroindustria, la dueña del gran comercio, de la exportación e importación, son los terratenientes de la Sierra y de la Costa, son los que mandan en la cúpula militar, policial y eclesiástica.
Es indudable que la guerra de información se ha convertido en el principal campo de batalla para el gobierno del Ecuador en el PARO NACIONAL 2022; muchos ciudadanos, con la experiencia de la desinformación emitida por los medios tradicionales en el Levantamiento de Octubre de 2019, decidieron informarse a través de redes sociales, en donde hemos recibido un bombardeo simbólico, por parte de la Policía Nacional y el Municipio de Quito
¿Cómo podemos construimos una paz en medio de la miseria? Y es que la paz de las élites se traduce en un anhelo por el silencio de la población que vive en extrema pobreza. Para ellos y ellas, el trabajo del campo no tiene ningún valor ni económico ni simbólico, la consiga “dejen trabajar” supone que los indígenas no lo hacen, mientras se quejan de que no hay alimentos en las ciudades. Levantarse a labrar la tierra no es trabajo para una élite colonial de hacienda. El trabajo cuasi esclavo, el concertaje, sigue estando presente en la memoria de explotación.
¿Por qué se rie el Presidente? Porque desprecia a los pobres, mi amor. Porque su vida está llena de billetes, mansiones, yates y avaricia. Se ríe porque cree que el dinero todo lo compra, hasta la presidencia. Se ríe porque hay gente como él, que celebra que los pobres sean apaleados.
Doce días han transcurrido de seguir, a la distancia,[1] la masiva y polarizada información sobre el ParoNacional en Ecuador. Navego entre ella y como punto de partida de este análisis, señalo que se ha informado ya de al menos 5 personas fallecidas y decenas de heridos, constatación de que el gobierno ha emitido dos respuestas incongruentes a la creciente multitud movilizada a nivel nacional. Por una parte, una campaña de comunicación sobre su supuesta apertura al diálogo para alcanzar la paz, junto con una serie de medidas anunciadas, poco meditadas, que no han satisfecho a las organizaciones convocantes, por considerarlas irrisorias.
A diferencia de lo que ladran los medios empresariales de comunicación tradicionales y sus guau-guau de ocasión, sean los Vera, los pelagatos, los cachucheros pauteros, Boniles y demás, Quito recibió con algarabía la llegada de los indígenas y campesinos del país. Obvio, nunca íbamos a ver eso en Teleamazonas o Ecuavisa, ellos tienen otras preocupaciones además sus invitados estrellas son expertos en hablar de vándalos y violentos. La entrada al norte por Calderón y al sur por Cutuglagua fueron recibimientos cálidos: aplausos, gracias compañeros, viva el paro, fuera Lasso, beban aguita, el pueblo no se ahueva, carajo.
A pesar de que los indígenas a lo largo de la historia han sido víctimas del olvido, en sus pequeños territorios el sentido de pertenencia a lo runa se mantiene. Aunque se las tilda de retardatarias, sobreviven, y constituyen una innegable realidad en nuestro país. Se calcula que en el Ecuador hay más de 2.000 comunidades indígenas.