Que manda a decir el mente brillante del Secretario de la Educación Superior, un tal Alejandro Ribadeneira, que los wambras de gana quieren estudiar en la Universidad. Dijo lo siguiente, palabras más, palabras menos: "Verán, hoy en día las empresas, los negocios solo buscan gente que tengan una competencia profesional bien acreditada (qué también querrá decir), antes que gente que tenga título de maestría o doctorado".
A comienzos del siglo XX (en 1903, para ser precisos), el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez publicó la que sería una de sus obras más reconocidas: M’hijo el dotor. En ella, los sueños de ascenso social de una familia campesina que envía a su hijo a la ciudad para cursar la universidad, se ven interpelados por la forma en que sus saberes tradicionales colisionan con los conocimientos y costumbres adquiridos, en su nuevo entorno, por el joven aspirante a profesional.
En los últimos días los recortes presupuestarios a los salarios a las Universidades Públicas desencadenó una serie de protestas por su restitución, ya que afecta el funcionamiento para la formación de personas de escasos recursos que ven en lo público la posibilidad de mejorar su bienestar y, al mismo tiempo, aportar a la sociedad con su trabajo.
Desde pequeño aprendió a amar gobiernos que adoran lo privado. Tenía un retrato inmenso de León Febres Cordero en su alcoba, pintado en el tumbado; así, antes de dormirse, le dedicaba dos aleluyas a su ídolo.
La aprobación del Reglamento de Carrera y Escalafón del Personal Académico del Sistema de Educación Superior, por parte del Consejo de Educación Superior, es...
Su post-noticiero más objetivo, más imparcial y más independiente presenta su segundo episodio.
Ver el examen de la Senescyt y pensar: ¿en qué calle venderás...
28 de marzo 2015
La arquitectura del sistema
En el último mes se ha acrecentado la incertidumbre respecto del futuro de la universidad de postgrado en...