Salimos agotados de un proceso electoral plagado de irregularidades y con serias sospechas de fraude en la primera vuelta. De los dos candidatos nominados por un Consejo Nacional Electoral incompetente, el de la derecha neoliberal obtuvo el mayor número de votos. El correísmo -el progresismo conservador- fue derrotado. El voto nulo consolidó la dignidad y la resistencia, herencia histórica de los movimientos sociales y, en especial, de la reserva moral y ética del país, la Conaie.