Clausura del espacio aéreo y de las soberanías
Lo ocurrido recientemente, durante el regreso del presidente Evo Morales de Moscú, donde se realizó la II Cumbre de Países Exportadores de Gas (GECF), es insólito. Los gobiernos de Francia y Portugal decidieron cerrar su espacio aéreo al avión del presidente boliviano, en tanto que el gobierno español dijo que se permitía el aterrizaje si es que se dejaba revisar el avión. Se supo que lo que se hacía, esta intervención de los países europeos, era porque se sospechaba que el avión trasladaba al joven Edward Joseph Snowden, perseguido por el gobierno estadounidense, acusado de filtrar información “secreta” de Estado, quien se encuentra en el limbo del aeropuerto de Moscú, sin poder acceder ni al asilo ni al tránsito. El gobierno de la Federación Rusa estableció que no podía dar asilo si es que Edward Joseph Snowden no se comprometía a no difundir la información cuestionada. Todo esto acontecía cuando el avión del presidente se encontraba en pleno vuelo. Ante las gestiones apuradas de la Cancillería boliviana, el avión del presidente pudo aterrizar en Viena dónde todavía se encontraba hasta la madrugada de 3 de julio. El gobierno de Austria notificó que Edward Joseph Snowden no se hallaba en el avión, como se había sospechado. Se dice que por fin, recientemente, Francia dio su consentimiento para el aterrizaje y el reabastecimiento del avión. Sin embargo, antes, el gobierno español expresó que permitía el aterrizaje y el reabastecimiento del avión en las islas Canarias, hacia donde finalmente se dirigió el vuelo oficial. Ante semejantes hechos violatorios de la soberanía boliviana, el vicepresidente de Bolivia se pronunció, dijo que este era un virtual secuestro imperialista del presidente boliviano. Los países del ALBA protestaron ante esta vulneración de los derechos internacionales, apoyando al presidente de Bolivia y al pueblo boliviano. Se espera un pronunciamiento de UNASUR, así como de la OEA. El Partido Comunista de Chile denunció la agresión y expresó también su apoyo al gobierno y al pueblo boliviano. Como se puede ver, esta sucesión de hechos muestra una flagrante violación del derecho internacional y un claro atentado a la soberanía boliviana. Se observa la intervención del gobierno estadounidense y la complicidad de los países europeos, incluyendo al gobierno “socialista” de Francia. El argumento de que se sospechaba que Edward Joseph Snowden se encontraba en el avión presidencial no justifica, de ninguna manera, este torpe y desproporcionado procedimiento de clausura del espacio aéreo por parte de los gobiernos europeos; al contrario, termina demostrando la concomitancia de estos estados no sólo con la política neo-colonialista norteamericana, sino con una actitud policial de un Estado, el estadounidense, que ha convertido en institución el espionaje y la intervención, incluyendo a los propios países europeo, como se ha terminado conociendo, por las últimas denuncias, que demuestran espionaje de reuniones de la Unión Europea.
Estábamos acostumbrados a las historias de espionaje de la guerra fría, también conocimos los montajes del espionaje norteamericano para justificar la segunda guerra del golfo y la invasión de Irak, así como se pudo entrever la continuidad interventora de las agencias de inteligencia de las potencias opresoras en la secuencia de sucesos de la llamada primavera árabe. Esta guerra tibia continúa con las intervenciones de apoyo a los grupos armados sirios, opuestos al gobierno del Presidente Bashar Al-Assad. Todo esto parece una historia de nunca acabar, la increíble y triste historia del eterno imperio de la infinita colonialidad. Empero, a lo que no se asistió todavía es a esta flagrante vulneración del derecho internacional y de soberanía de los países, afectando el regreso de un presidente a su país, incluso poniendo en riesgo su vida, al no permitirle aterrizar para reabastecimiento del avión. El antecedente a lo ocurrido es reciente, se trata de la amenaza del gobierno de Barack Obama al gobierno de Ecuador; la amenaza no deja dudas, dice que sí este país accedía a dar asilo a Edward Joseph Snowden se atenía a las consecuencias, a represalias de orden económico. ¿Qué nos dicen estos sucesos ignominiosos en el panorama internacional?
La persecución jurídica a Julian Assange, el asilo bloqueado por el gobierno de Londres, ya suspendido un año, manteniendo al responsable de WikiLeaks en la embajada de Ecuador en Londres, estos sucesos nos muestran la indisimulada intervención del gobierno estadounidense en los estados europeos, así como en los asuntos internacionales, afectando el derecho internacional. Llaman la atención los procedimientos empleados, la persecución desatada, el desconocimiento explicitado del derecho internacional, así como el asilo suspendido; violaciones que encubren, paradójicamente al manifestarlas, lo expuesto y denunciado a la luz por WikiLeaks. Las evidentes intervenciones, el descaro de los procedimientos intervencionistas, la violación de derechos, aparecen claramente en las informaciones clasificadas, hechas públicas por Wikileaks. ¿Qué es lo que más molesta a los estados dominadores del centro del sistema-mundo capitalista, en ambos casos, el de WikiLeaks y el de Edward Joseph Snowden? ¿Qué se pongan en evidencia y se develen los “secretos” sucios de las intervenciones imperialistas? Los derechos internacionales, los derechos individuales, las soberanías de los países quedan en entredicho. Los llamados estados “democráticos” y desarrollados se ponen en evidencia, se desnuda la descarnada dominación y su apego a los procedimientos “secretos”, el uso recurrente de las agencias de inteligencia, el recurso constante de la intervención velada y abierta de las soberanías de los países. También se devela el poco respeto del derecho internacional por parte de las potencias neo-colonialistas. Los gobiernos de estos estados no perdonan este develamiento de los “secretos” sucios de la política internacional, los recursos ilegítimos de la geopolítica del sistema-mundo; por eso, se considera viable optar por conductos violatorios, como los recurridos ante el vuelo de regreso del presidente boliviano.
Es indispensable el repudio a esta flagrante violación de la soberanía de Bolivia y vulneración del derecho internacional, repudio espontáneo de bolivianos y latinoamericanos, exigiendo además sanciones internacionales a los estados involucrados en estos actos violatorios y de vulneración de derechos; esta es la conducta consecuente que debemos seguir. Sin embargo, fuera del repudio, es indispensable analizar los alcances de todos estos eventos. Las informaciones de WikiLeaks, el asilo de Julian Assange, la filtración de información por parte de Edward Joseph Snowden, la persecución de ambos, el desconocimiento del derecho de asilo, la complicidad de las potencias, la clausura del espacio aéreo europeo y el virtual “secuestro” diplomático del presidente boliviano, son síntomas de la descomposición de la geopolítica de dominación mundial.
El problema de las filtraciones
¿Qué es entonces lo que está en juego? Este monstruoso proyecto de control y vigilancia, que convertiría al mundo en un inmenso panóptico, iluminado, atravesado por la mirada y los oídos absolutos de un sistema policial total. Como, de alguna manera, dice Snowden, la libertad y los derechos adquiridos desaparecerían, serían puestos en suspensos. Estaríamos asistiendo a un monumental Estado de excepción permanente. Todo esto bajo el control de ejércitos gendarmes, de intervención rápida, que defenderían los intereses de una minúscula ultra-burguesía todopoderosa. El dominio absoluto del sistema financiero internacional, que ha convertido la acumulación ampliada de capital en un sistema de valorización ficticia, hipertrofiada, por el camino de la desorbitada especulación, con tasas cortas de retorno, renunciando o postergando la inversión productiva; llevando al colapso a las propias clases medias de los países del centro del sistema-mundo capitalista, convirtiéndolas en eternos deudores, incapaces de pagar las amortizaciones y los intereses en constante incremento, después expulsándolos de sus casas y echándolos a la calle. Edward Joseph Snowden no es un criminal, tampoco un traidor a su país; todo lo contrario, responde a los principios primordiales de su Constitución, conculcados por el enorme aparato represivo, de vigilancia y de espionaje, montado por la clase dominante. No se puede perder de vista esta situación; Snowden ha arriesgado su libertad y su vida buscando desesperadamente salvaguardar la libertad y la vida de los ciudadanos del mundo. Como dijo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, hay que proteger la vida de este joven valiente. Los ciudadanos del mundo debemos exigir garantías y protección para el joven Snowden. La lucha que enfrentan ahora los pueblos es contra una amenaza nuca jamás vista, sin precedentes; la minúscula ultra-burguesía apuesta a un Estado policial mundial para preservar sus gigantescas y desbordantes ganancias, a costa de las inmensas mayorías de las sociedades y de los pueblos. A no dudar lo que se tiene que hacer; unidad de todos los pueblos del mundo en esta lucha contra la ultra-burguesía mundial y el dominio descomunal del sistema financiero internacional. Defensa del joven que se ha atrevido a desafiar al monstruo, al despropósito de los servicios de inteligencia. Exigir a las potencias develar sus “secretos” sucios. Enjuiciar a todos los responsables ante semejante atentado a los derechos fundamentales y libertades ciudadanas. Plantear la democratización de todos los dispositivos de seguridad. Desmantelar los servicios de inteligencia. Avanzar a una gobernanza de los pueblos del mundo. Poner fin al abuso de los sistemas financieros, que han endeudado a los ciudadanos de los países. ¡Qué paguen la crisis los responsables de ella! Los banqueros y la ultra-burguesía.
El problema de los gobiernos progresistas
Con todas las contradicciones que puedan contener los gobiernos progresistas, contradicciones que señalamos en distintos escritos, obligándonos a la crítica, en defensa de los procesos de cambio en cuestión, es indispensable distinguirlos de los gobiernos neoliberales y conservadores. La ultra-burguesía y el imperio ven a estos gobiernos como un peligro, una amenaza, por más frágil que sea. Los ciudadanos movilizados de los países céntricos, los indignados, observan con cierta condescendencia a estos gobiernos, pues consideran que se oponen a sus mismos enemigos, sus propios gobiernos y el sistema financiero internacional.
Los intelectuales conservadores y reaccionarios del norte se inventaron una teoría descalificadora e intervencionista, construyeron el término de estados canallas identificando a países susceptibles de intervención, por distintas razones, incluyendo razones humanitarias, así como preventivas, retornando al concepto medioeval de la guerra justa. Esta es la base argumentativa de la declaración de guerra infinita contra el terrorismo, que, en el fondo, es una guerra contra todo el mundo que se oponga a su ciclópea dominación. Para la ideología conservadora y reaccionaria de la ultra-burguesía los gobiernos progresistas corresponden a los estados canallas. No es pues casual que se haya atentado contra un presidente de un gobierno progresista de Sud América. Es como un ensayo, observando las reacciones de los gobiernos, de las instituciones internacionales, de los movimientos sociales y de los ciudadanos. ¿Qué es lo que nos tienen preparado los servicios de inteligencia, expertos y especialistas contra-insurgentes y de distintas formas de guerra, guerra fría, guerra tibia y guerra caliente, responsables de diseñar proyectos estratégicos y tácticos de intervención, simulando distintos escenarios?
Lo que ha ocurrido con el presidente Evo Morales Ayma no es casual, tampoco sólo responde a la sospecha de que iba en el vuelo Snowden, protegido por la inmunidad diplomática del avión oficial. Se juega mucho más. La crisis desatada en Europa, que alcanza a Estados Unidos de Norte América y a la mayoría de los países del centro del sistema-mundo capitalista, no se afronta, desde la perspectiva de la ultra-burguesía, sólo con disposiciones financieras y reingenierías administrativas, sino mediante una estrategia de guerra. Ante este proyecto descomunal de de dominación mundial, ante la proyección de un Estado policial mundial, ante la posibilidad de un Estado de excepción mundial y permanente, es menester, por parte de los pueblos del mundo, un proyecto alternativo, adverso a la dominación de la ultra-burguesía. Contra la guerra infinita a los pueblos, oponer la paz mundial; contra el Estado de excepción mundial, oponer la gobernanza mundial de los pueblos; contra el sistema panóptico de control, vigilancia y espionaje, oponer la exigencia de transparencia, garantías múltiples de las libertades y los derechos ciudadanos y de los pueblos; contra el estado policial mundial, oponer la profundización de las democracias, alcanzando formas operativas de participación y control social. Contra la dominación perversa del sistema financiero internacional, oponer un sistema mundial de complementariedades económicas y productivas. Contra los monopolios de las empresas trasnacionales, oponer la liberación de la potencia social, sus capacidades creativas, apoyadas en los bienes comunes, el intelecto general, los saberes colectivos y las revoluciones tecnológicas-científicas compartidas.