El líder de la disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la frontera colombo-ecuatoriana, es sólo la punta visible de un iceberg mucho más grande llamado narcotráfico internacional.
El tráfico de drogas, como cualquier negocio basado en oferta y demanda, depende de una cadena productiva administrada-controlada, de una organización y un jefe. Una parte de la cadena está atada a la otra y esta se compone de diversos liderazgos en cada etapa y en cada uno se especializa o es importante para cumplir la parte pertinente.
En ese sentido, ‘Guacho’ es sólo un eslabón de la cadena, el eslabón que hace el trabajo sucio. Hay otros igual de peligrosos que hacen el trabajo limpio, no porque no se ensucien con la sangre de otros, estos lavan el dinero del narcotráfico en el “pulcro y aséptico” sistema financiero, no dan la cara y se camuflan en los escondrijos de las finanzas y negocios de ejecutivos exitosos.
Otros eslabones se componen de autoridades: jueces, policía, militares, políticos; gente con influencia y que puede tomar decisiones o incidir en acciones o políticas que no pongan en riesgo ningún eslabón de la cadena. Estos casi nunca aparecen, ni son capturados. Los campesinos y la gente como ‘Guacho’, son los que dan la cara y ponen los muertos.
Lo particular de esta cadena productiva es que para que la droga circule por todos estos países, requiere de varios aparatajes: el técnico, político, militar y el corruptor, cada uno opera como la infraestructura que tenía Odebrecht para corromper a los gobiernos, son gente especialista en su área: mercenarios, ingenieros, abogados, políticos, líderes, militares, policías, economistas, expertos en finanzas, médicos, etc. garantizan que el negocio funcione en cada país. La especialización del negocio es tal, que ha llevado a que haya especialistas en ciertas áreas de la cadena.
Por ejemplo, en seguridad, si un cartel necesita protección en alguna área de su producción, contrata a quien le provee de ese servicio, el caso más conocido por la coyuntura, es ‘Guacho’. Si se requiere aspectos de tecnificación de cultivo, también se contrata a otros especialistas. En cada país donde circula la droga hay especialistas en transporte, en comunicaciones, finanzas o comercialización que proveen estos servicios.
Al hablar de la cadena productiva del narcotráfico, lo hacemos ubicada dentro de la lógica y producción capitalista industrial, pues la producción de drogas como cualquier otra producción o negocio de empresa, se basa en criterios de oferta y demanda, de obtención de plusvalía y acumulación, de maximización y control de la producción, de mano de obra y de gerentes. Para entender mejor esta dinámica, a continuación algunas preguntas que apuntan a profundizar en los temas en cuestión.
- ¿Cómo funciona la oferta y demanda de los servicios de alias ‘Guacho’?
El comandante del Frente Oliver Sinisterra, según informa el periódico El Espectador de mayo de 2018, tiene a su mando alrededor de 500 hombres. Este frente, según este periódico es resultado de la unión de varios grupos disidentes como el bloque 29, las columnas móviles Daniel Aldana y Mariscal Sucre, que fueron las fuerzas especiales de las ex FARC, es decir, no son gente improvisada ni gente que va huirle al combate. Por ello, este frente es un proveedor y ofrece sus servicios a la demanda del negocio de tráfico ilícito de diversas sustancias y materiales. Lo que a ‘Guacho’ lo hace valioso para el negocio de la droga en esta parte del país es que:
- Conoce y controla el Sur Occidente del Departamento de Nariño frontera con Ecuador, que es el territorio donde se produce más coca en Colombia y el mundo según una fuente del gobierno colombiano en entrevista con la revista Semana de abril 2018.
- Tiene de su parte a un importante sector de campesinos cultivadores que dependen de su cuidado para desarrollar la producción, debido a que el Estado colombiano y ecuatoriano en la frontera ha estado ausente.
- Maneja una tropa formada militarmente y experta en combate, manejo de armas, explosivos, seguridad e inteligencia.
Estos tres aspectos son su ventaja comparativa para ofrecer sus servicios. Pero esta característica no se logró de un día para otro, es resultado de sus años como parte de la insurgencia colombiana que fue la única autoridad en esta región del país donde el Estado no existe, sino para militarizar y perseguir cultivos ilícitos. ‘Guacho’, ahora es responsable de dar seguridad a los cultivos, laboratorios y rutas de envío del alcaloide.
La seguridad es un negocio muy lucrativo en el mundo moderno y por ello existen empresas dedicadas a esa actividad en todo el mundo, el mejor ejemplo son la seguridad a las petroleras en el Golfo Pérsico, África o Colombia. Además, de la seguridad a diplomáticos, millonarios, artistas, industrias, etc. Estas empresas sirven a quienes pueden pagarlas y contratan a ex soldados combatientes de las guerras del golfo, de origen ruso, norteamericano, colombiano y judío. Su funcionamiento cumple con los requisitos de cada país (impuestos, contratos), pero actúan como mercenarios en otras regiones. El narcotráfico también contrata servicios de seguridad en Colombia como son los paramilitares, militares, disidencia, mercenario. Hoy en la frontera está ‘Guacho’ y su grupo son subsidiarios de los carteles de la droga.
Si hay demanda de seguridad para el cultivo y procesamiento de droga, hay oferta. Por ahora el disidente es el que mejores condiciones ofrece en este servicio. Hablando en términos capitalistas, tiene valores agregados que la competencia no tiene y por eso mantiene el liderazgo en la zona. Hay que indicar que es un liderazgo efímero.
- ¿Cómo se vuelve legal lo ilegal en el territorio de ‘Guacho’?
Desde que Ecuador hace valer su papel soberano en la frontera de Esmeraldas, dando golpes al narcotráfico, ‘Guacho’ siente que el Ejército y la Policía ecuatoriana se metieron en su territorio, así lo señala Luis Saavedra, director de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh). Se metieron en su casa, con su familia; él está para protegerlos. Por eso las acciones militares de este grupo armado contra soldados ecuatorianos. No es novedad que en todas las fronteras operan diversos grupos y de este lado de Ecuador opera un grupo con características de subversión, que controla los dos lados de la frontera, es decir, que tiene diversas alianzas con la población que actúan como red de apoyo.
Los civiles que apoyan a ‘Guacho’, no necesariamente son combatientes o están relacionadas al negocio de la droga, pero si mantienen cercanía ideológica, política, laboral, de parentesco y de otras características. Para muchos, en San Lorenzo y Tumaco, él es un referente. La subversión opera de esa manera, llenando los vacíos, las ausencias y las inoperancias del Estado ecuatoriano y colombiano.
Los jóvenes en esta región no tienen otro referente que personas como ‘Guacho’, por ello, cuando Ecuador empieza a detener, hostigar y perseguir el negocio ilegal quienes se ven afectados se defienden por la ofensa de las fuerzas del orden en romper el orden establecido por la insurgencia.
‘Guacho’ debe enfrentarse pues las acciones del Estado ecuatoriano afectan la tranquilidad y sobre todo los ingresos de quienes viven en la frontera.
Por considerarse herederos y seguidores de la insurgencia de las FARC, ellos son los llamados a defender a la población de cualquier amenaza. Muchas de las acciones “ilegales” en esta zona, por la carencia de servicios públicos y sobre todo de las fuentes de empleo, son normales y hasta consideradas “legales” entre sus habitantes y por ello hay que defenderlas.
Un ejemplo, es la tenencia de armas, actividad prohibida en Ecuador. En la zona de San Lorenzo y Tumaco portar armas es “una manera de ser escuchado”, asegura el informe de revista Semana, de abril 2018. Está normalizado entre la población, el uso de esta como una manera de hacerse escuchar.
Por otro, lado el Estado ecuatoriano no tiene el monopolio de la violencia, son otros los que la tienen y por ello pueden construir su autoridad y legitimarla sin necesidad del Estado, es decir, en el territorio de ‘Guacho’, lo ilegal es legal porque es importante para vivir. La legalidad es un hilo muy delgado que pone en riesgo a quienes quieren sobrevivir en la frontera.
En un extenso informe de la revista Semana, de abril 2018, en el que hace un análisis sobre la erradicación de cultivos ilícitos en Tumaco, se señala que: “En el puerto de Tumaco, frontera con Ecuador, el 70% de la población está desempleada. La mayor parte son jóvenes entre los 15 y los 30 años que viven en medio de una alta vulnerabilidad. Algunos se gradúan del colegio sin haber aprendido siquiera a leer. Tumaco está en los últimos puestos en calidad de la educación en Colombia. En materia de productividad, el panorama no mejora. Antes que un hongo acabara con 35.000 hectáreas de palma hace algunos años, el puerto exportaba 100.000 toneladas de aceite vegetal. La mitad de esa palma era de grandes empresarios y la otra mitad de pequeños campesinos asociados y representaban 7.000 empleos directos y 10.000 indirectos. Actualmente, se han recuperado apenas 17.000 hectáreas. La gran mayoría pertenece a los grandes empresarios que son foráneos, mientras los campesinos no han tenido suficiente apoyo para resembrar las nuevas especies mejoradas genéticamente.
Del lado ecuatoriano, en San Lorenzo, Borbón y la provincia de Esmeraldas en general, la situación no es muy diferente de lo que ocurre en Nariño. El abandono de las autoridades a estas poblaciones se refleja en los bajos índices de escolaridad, falta de opciones laborales, índices de malnutrición desconcertantes y alta criminalidad. Desde su origen, el Estado estuvo ausente en la zona cuya única fuente de ingreso es el corte de madera, minería ilegal, pesca en manglares o trabajo de jornaleros en las plantaciones de Palma a ambos lados de la frontera. Pero estos recursos no alcanzan para todos.
La ausencia absoluta del Estado ha llevado a que la economía ilegal se vuelva legal como la única opción para muchos. Por ello plantearse salidas militares frente a una situación como estas, no resuelve nada. La terrible realidad es que, ahora la presencia militar del Estado con ejército y policía, donde siempre estuvo ausente, amenaza el orden normal de la población. Implicará muchos años y mucho trabajo recuperar lo que se conoce como legal en el resto del país, pero es algo que hay que empezar, la paz y la vida de más ciudadanos no puede esperar.
Detener el tráfico de armas es silenciar a un sector de esta población y dejar sin ingresos a otros. Erradicar los cultivos de coca significa que muchos campesinos se quedan sin su principal ingreso económico y las familias podrían sufrir. Vivir del cultivo de la coca, es tener alta rentabilidad. No hay una opción en el territorio de control de ‘Guacho’, que genere empleo e ingresos como el cultivo, procesamiento, transporte, seguridad de coca y cocaína. Si se corta toda la coca sembrada en la región, muchas familias se quedarán sin ingresos, por ello la salida militar como única acción es la más torpe de las salidas.
Este frente Oliver Sinisterra tiene una doble responsabilidad, por un lado mantenerse como referente para un sector de la población que lo apoya y por otro, responder a quienes le contratan y le pagan para que proteja sus intereses: cultivo de coca, laboratorios de procesamiento, transporte de precursores y estupefacientes, entre otras. Está pendiente ver hasta cuándo podrá mantener esa doble función, cuando tienen al ejército ecuatoriano ocupando su territorio y a los narcotraficantes no les gusta que quede expuesto su negocio y con los ataques realizados por ‘Guacho’, ahora todo el mundo sabe de la droga que él ayuda a traficar.
No se resuelve el problema matando o capturando al disidente pues esta es una organización militar y las jerarquías implican que el siguiente en rango lo reemplaza. Adicionalmente, el modelo de insurgencia que ha mantenido él ha funcionado desde que las FARC controlaban el territorio y pasará mucho tiempo hasta que otro modelo –esperemos que una real presencia estatal- lo reemplace, mientras tanto el trabajo de frente armado, milicias urbanas y apoyo social seguirá vigente en los dos lados de la frontera.
- ¿Cómo se produce la Coca en el territorio de ‘Guacho’?
Lo que hay en la frontera entre Colombia y Ecuador es el desarrollo de un cultivo de coca “súper especializado”. Cultivo al que se le introdujo mucha investigación en laboratorios. Ya no es la coca de características ancestrales que se cultiva casi sin fungicidas y que requiere poca mano de obra, pues en las condiciones adecuadas crece sola. Esta coca, la que se cultiva en Nariño frontera con Ecuador, se puede cosechar más veces al año y crece más rápido. Esta se adapta a varios climas y pisos ecológicos, que resiste temperaturas que la coca tradicional no lo haría. Es, según informes de la policía colombiana (Coronel José James Roa -Jefe de erradicación de cultivos ilícitos- en entrevista para la revista Semana, una planta modificada en laboratorio y por esa particularidad requiere cuidados como fertilización.
La tecnificación del cultivo de coca y su procesamiento habla de que este negocio cabe dentro de la producción agro industrial como cualquier cultivo legal, palma africana, soya, trigo o brócoli, donde especialistas técnicos formados en universidades y con conocimiento se encargan de monitorear y cuidar la producción, es decir, requiere de un aparataje técnico e industrial para garantizar el desarrollo de esta industria como son los insumos, asistencia técnica, capacitación, inversión, mano de obra capacitada, tecnología y sobre todo requiere de tierra dónde producir. Ahí entra la otra variante industrial de la producción de coca para la cocaína, que es la modalidad de cultivo detallada a continuación.
La moderna industria agroalimenticia, no puede acceder a toda la tierra cultivable del mundo, pues está en manos de diversos propietarios, grandes o pequeños que no tienen interés en vender su tierra. De ahí, que las agro-productoras en lugar de comprar la tierra pagan al propietario para que cultive el producto que la empresa requiere y a su vez le provee de insumos, tecnificación y seguridad en la comercialización, pues le compra todo lo que produce, pero por tener un contrato firmado con la empresa, el campesino o propietario de la tierra no puede producir para otros. Esto se conoce como agricultura por contrato. “La agricultura por contrato, por tanto, permite el acceso a la producción de cultivos en tierras que de otra forma no estarían a disposición de una empresa, con la ventaja adicional de que la empresa no tiene que comprarlas. La experiencia en algunos países en desarrollo indica que el modelo de plantación en la producción de cultivos puede evolucionar exitosamente en pequeños proyectos de agricultura por contrato que compensen sus costos de manera efectiva”. De esta manera, la empresa se asegura de tener producción permanente, de disminuir los riesgos pues si en algún lado la producción fracasa, se mueve hacia otro y listo. La industria no pierde y acrecienta su producción. Por otro lado, este tipo de producción ata al campesino a producir lo que la empresa necesita, poniendo en riesgo su propia soberanía alimentaria, se generan monocultivos, entre otros aspectos. Esto es en resumen lo que se llama la agricultura por contrato. Moderna forma de producción diseñada dentro del modelo capitalista y que la coca al producirse de manera agroindustrial no es ajena a ese proceso. La diferencia es que muchos campesinos no tienen opción y deben hacer lo que los capos quieren, ahí no hay contrato si no cohesión, todo lo demás insumos, asistencia técnica, fertilización, etc funciona igual, incluso la movilidad, si el cultivo de coca es destruido en una región se cambia y va a otra.
Si esta movilidad ocurre con los cultivos y el acceso a la tierra, con los laboratorios de procesamiento ocurre cosa similar, los laboratorios se montan y desmotan, son móviles y con capacidad de procesar hasta 150 toneladas por mes. La Policía en Colombia informa que estos laboratorios se transportan de un lugar a otro y que pueden ser montados en el lugar que “el cliente” lo solicite. Esta práctica a nivel de riesgos garantiza que los propietarios de la coca no arriesguen la inversión en insumos o traslado de equipos o compra de precursores, ni la mano de obra que la procesa, pues quienes hacen el montaje y desmontaje se encargan de ello. Al final se recibe el producto y paga por el trabajo. Así funciona la cadena productiva de la coca. Un negocio tan industrializado como cualquiera en el entorno capitalista.
- ¿Cuánta de la cocaína que protege ‘Guacho’ se consume en Ecuador?
Según Fernando Carrión, investigador de FLACSO-Ecuador, en el país circulan 40 toneladas de cocaína pura, es decir, un producto que debe ser disuelto para poder ser consumido, de lo contrario se vuelve letal. Disolverlo triplica la cantidad de polvo, de esta manera el número de toneladas llega a las 200 que se distribuyen en todo el país. Este producto viene principalmente por la frontera norte y es sólo una parte del total de toneladas que se produce y circula en Colombia, pues otro porcentaje viene de Perú.
El narcotráfico desde hace algunos años le apuesta al consumo interno en los países de Latinoamérica, de ahí que uno de los mayores consumidores en el Mundo, según cifras de la DEA, es Brasil, México, Argentina y Colombia. Nuestro país no es la excepción. El consumo ha crecido y se desarrolla en ciertos sectores de la sociedad ecuatoriana. De enero a marzo del 2018, es decir, sólo en tres meses, “Las autoridades estimaron que del total de sustancias sujetas a fiscalización que fueron confiscadas, 15,2 millones de dosis iban dirigidas al consumo dentro del país”. Si no se decomisaba esa cantidad de droga cada trimestre, al final del 2018 en el país
circularía 60 millones de dosis, es como si todos los quince millones ecuatorianos: niños, mujeres, ancianos, estudiantes, gerentes, ministros, presidente de la República consumiéramos 4 dosis al año, lo que indica que hay un alto consumo de estupefacientes en Ecuador. No se conoce el número de consumidores en el país, pero si la demanda del alcaloide. Hay que considerar que los datos que se posee son referenciales, pues la verdadera dimensión de lo que circula y se consume en el Ecuador no lo conocemos.
Por ello, es importante transparentar la información de uso y consumo de drogas en el país, para entender la dimensión de la misma. Es tan rentable el negocio del narcotráfico en Ecuador, que esas 40 toneladas puras, una vez convertidas en dosis para el consumo, producen 4 mil millones de dólares anuales, muchísimo más que el presupuesto del Municipio de Quito. Con esa cantidad de dinero se podría pagar la construcción de dos metros subterráneos, el tranvía de Cuenca y el metro cables en Guayaquil y además, resolver muchos problemas sociales del país. Pero es una verdad que los medios callan, el Estado calla y los banqueros callan, que parte de ese dinero “sucio” pasa por el sistema financiero aparentemente limpio y por la industria y el comercio en el Ecuador. Estar callados hace que un pequeño sector se beneficie gracias al consumo de otros, de esta manera se esconde la posibilidad de ejercer justicia.
Actualmente, los miles de millones de dólares producto del narcotráfico que circulan en el país, en y a través del sistema financiero, resultan un colchón a la crisis económica del Ecuador. Si el Estado a través de la policía o la fiscalía confiscara toda esa cantidad de dinero “sucio” el país entraría en una crisis tan grave como el cierre bancario que vivió a inicios del año dos mil. En ese momento la cantidad de dinero que se llevaron los banqueros –con complicidad del Estado- estaba alrededor de los 5 mil millones de dólares y cuando fue robado, ese dinero dejó de circular al punto que no había suficiente circulante ni para pagar salarios. Hoy hablamos que el consumo interno de drogas en el Ecuador produce 4 mil millones de dólares. Impensable lo que implicaría para la economía su confiscación.
De ahí, que reducir el problema del narcotráfico en el Ecuador a lo que hace o deja de hacer Guacho en la frontera, es dejar pasar la inmensa realidad que nos sobre pasa y afecta a todos los ecuatorianos, que mucho del dinero sucio se ha vuelto el colchón de la crisis económica. Es importante crear condiciones para el desarrollo del Estado en la frontera, claro que sí, pero es igual de importante controlar el negocio del narcotráfico y sus grandes ganancias que buscan permear la sociedad en su conjunto.
En términos morochos, ‘Guacho’ es el encargado de dar seguridad al polvo blanco que se fabrica en la frontera, para garantizar que llegue sin problema a las narices de hombres y mujeres en Quito, Cuenca, Guayaquil y otras ciudades. Cada gramo que inhalan los ecuatorianos, está impregnado de la sangre de miles de vidas, incluidas la de los tres periodistas y militares asesinados en la frontera.
- ¿Y los empresarios, la policía, los políticos y militares como intervienen en el negocio de la droga?
Es evidente que un negocio como este donde billonarias cifras están en juego, funcione sin la venia, la cercanía y la complicidad de importantes sectores del poder político, judicial, militar, policial, empresarial Para que funcione se requiere otro tipo de poder que no se resuelve con armas, con sicarios o con violencia indiscriminada, ese poder está instalado en la institucionalidad existente en el Estado de Derecho, no hay que crearla, ya está ahí.
Este sector cumple una función en la cadena de producción, distribución y comercio de cocaína. Su trabajo se expresa en la emisión de avales políticos, sentencias favorables, leyes que suavizan penas, órdenes para controles policiales en zonas por donde no se trafica, en definitiva acciones que permiten o fomentan ciertas prácticas favorables al consumo, circulación o producción de insumos relacionados con alguna parte de la cadena de producción.
La relación entre narcotráfico y política no es nueva ni exclusiva de México, Estados Unidos o Colombia, en Ecuador esa relación existe y es evidente en varios casos que se hicieron públicos desde inicios del año 2000. El más conocido fue el del gobernador de Manabí, César Fernández que ocupó ese cargo durante el gobierno de Sixto Durán Ballén y el de Lucio Gutiérrez. Luego, en el gobierno de la “Revolución Ciudadana” se le redujo la pena y liberó en un caso de compra de votos y favores en la Asamblea Nacional.
Algunos de los casos más sonados y que fueron posibles conocerlos durante el gobierno de la “Revolución Ciudadana” los resume la Revista Plan V, del 10 de Mayo del 2017, de la siguiente manera. “Los casos de la narcovalija diplomática y el operativo Resurgir evidenciaron las relaciones de narcotraficantes con funcionarios del Estado y oficiales de la Policía. En octubre del 2011, la Policía de Milán, Italia, detuvo a una ciudadana por actividades ligadas al narcotráfico, que involucró a funcionarios de la Cancillería ecuatoriana y del consulado ecuatoriano en Milán. El caso Resurgir, se basa en un informe de la policía de Barcelona, donde se investigó al tesorero de la campaña electoral de los asambleístas —por los migrantes— de Alianza País, y ex jefe zonal del Consep, organismo rector del control de estupefacientes en el Ecuador. El caso reveló nexos de los narcos con el comandante policial de Esmeraldas sentenciado a seis años de prisión. Se atrapó a una banda que intentó ingresar una tonelada de cocaína a Europa y se la encontró en una finca, en la provincia de Esmeraldas, propiedad que estaba a nombre, Christian Arana, quien vinculó a uno de los asesores políticos de la Presidencia de la República”.
En el gobierno de Correa muchos casos fueron silenciados y no salieron a la opinión pública, otros recibieron penas menores. De igual manera, muchos casos fueron sancionados como los funcionarios destituidos y judicializados. Uno de los últimos casos que da cuenta de cómo el narco infiltra al poder es el policía de élite que cumplía funciones de escolta del presidente Lenín Moreno, mismo que fue detenido.
Seguramente ninguno de políticos, empresarios, jueces o banqueros implicados en este negocio, habló alguna vez con ‘Guacho’, pues dentro de la cadena del narcotráfico, quien dialoga con políticos, policía, banqueros, es el aparato especializado en ello. Es muy probable que muchos de estos personajes que lucen honrados y son ejecutivos exitosos participan en las marchas de solidaridad con los periodistas asesinados y rechazan la violencia en la frontera, pero tienen una parte en el engranaje del narcotráfico. Estos son los más peligrosos.
* Por: Eloy Alfaro. Gestor Cultural de Paz. Colectivo intelectuales y artistas por la Paz. Antropólogo – Investigador social
Bastante interesante pana. Me sorprende la afirmación sobre la cantidad de cocaína consumida en Ecuador. Creo q es una cifra q tiene q tomarse co pinzas. Con el resto estoy totalmente de acuerdo. El narcotrafico esta metido en todas las instancias de la sociedad. La solución? No tengo idea. Tal vez, dejar, o al menos, reducir el consumo. Eliminar la demanda, hacer q no sea rentable.
Buen artículo, saludos, sebastian