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martes, noviembre 5, 2024

Enrique Aguilar Montalvo: una vida narrando lo visual

Conversación con Enrique Aguilar Montalvo, fotógrafo, documentalista y presidente de la Fundación Pueblos de América

Por Gerard Coffey*

Él nació en la ciudad de Latacunga y vivió ahí durante su juventud fascinado por las montañas las tierras tan ricas, las comunidades indígenas donde los colores de la tierra y los colores del poncho están unidos.

Él es Enrique Aguilar Montalvo, fotógrafo, cineasta, antropólogo y ahora Presidente de la Fundación Pueblos de América, recién establecida en su nueva sede en Quito.

“Mi gusto por las artes visuales nace justamente ahí en Cotopaxi, gracias al haber nacido en esta provincia tan rica”. Para él fue solo el entorno de la provincia el que despertó su curiosidad, su interés en las artes, eso se nace dice, “creo que hay personas que tienen ciertas ‘inclinaciones’ hacia lo visual, así como otros artistas tienen una capacidad para la música, otros para la literatura”.

Empezó tomando fotos con la cámara de su padre, una Voigtlander de origen alemán de la época posguerra. “Descubrí que tenía un interés fuerte en la narrativa visual, en lo inédito, lo inexplorado, lo sucedido históricamente pero no narrado, en espacios de gente que no tiene voz”.

Y con esa idea se planteó la posibilidad de estudiar cine y fotografía en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) en México. Y en el año 70 se fue a ese país para inscribirse. México estaba en su esplendor arquitectónico en esa época, dice, había grandes construcciones con una identidad propia mexicana, colores originarios, diseños y figuras propias mexicanas, pero por atrás existían áreas espantosas de miseria y de pobreza. “Mi guion cinematográfico, preparado para entrar en el CUEC, se trataba precisamente de retratar esas dos caras de la moneda”

Pero, la turbulencia política de los tiempos le paró en seco. Hubo una réplica de la masacre del 68 de la plaza de Tlatelolco. Esta vez, en el 71, fue el llamado ‘Halconazo’, el mismo que figura en la película Roma de Alfonso Cuarón: una protesta estudiantil ferozmente reprimida en la cual murieron 120 personas. Y a raíz de ese desastre se suspendió el año lectivo. Y no tuvo opción sino de abandonar la idea de estudiar. No obstante, no fue el fin de la historia.

“Regresé a México en el 2000”, recuerda Enrique, “y me quedé desde el año 2000 hasta cerca del año 2014. Fueron años muy intensos, a pesar de no haber terminado mis estudios, pude tomar contacto con toda la gente que estaba inmiscuida en medios cinematográficos y logré penetrar en el mundo de la cinematografía y realizar mis documentales.

Y para hacer lo largamente anhelado, es decir explorar el mundo de los pueblos y de sus rituales, tuvo que estudiar. Así terminó inmiscuido en el mundo de la antropología, trabajando con varias instituciones mexicanas incluyendo la Universidad Autónoma (UNAM) y la Universidad de Antropología de ese mismo país.

Hizo una serie de documentales para la televisión francesa TV5; un programa en TV Azteca que se llamaba ‘Habitat’ que cree que aún existe, en donde se presentaba precisamente documentales sobre las tradiciones indígenas de México; trabajó con TV UNAM donde se difundieron mucho sus documentales que también se proyectaron en otros países como Italia y Francia.

–¿Te consideras fotógrafo, documentalista o antropólogo? Después de una pequeña pausa menciona: “yo me considero más bien un narrador visual, y el narrador visual tiene como forma de expresión la fotografía y el documental, pero si quieres hacer documental, necesitas de la investigación antropológica. Y si es que vas a hacer un trabajo antropológico, porque no se puede transformar en un documental, ya tienes los elementos básicos. Un conocimiento previo es indispensable, porque dentro de las expresiones culturales antropológicas hay mucha contaminación, porque han pasado ya siglos desde las épocas originarias de un ritual”.

Enrique explica que  “erradicar toda esa contaminación solo se puede hacer a través de la investigación antropológica que tiene una metodología especialmente diseñada para hacer esa limpieza, esa separación y tratar de llegar al máximo del purismo posible y un documental tiene que ser eso”.

Como fotógrafo ha expuesto en muchas latitudes. “Siempre ha sido mi tema la parte de exploración de viajes, los temas étnicos han sido mi inclinación, conocer a los pueblos originarios me ha llevado a Angola,  Namibia, Zimbabue, Sudáfrica. En cada territorio hemos buscado etnias que tengan esa fuerza cultural y que sean lo más puras posible, porque hoy en día las culturas están muy contaminadas”.

A partir de hoy, presenta una exposición de la cultura Himba, se  trata de una muestra de unas 50 fotografías, un pueblo con una riqueza cultural excepcional, dice Enrique con evidente entusiasmo, “pero que están al mismo tiempo entre sus necesidades económicas y aceptar el deterioro que viene con los turistas que les pagan para tomarse fotos con ellos, para que sonrían, para que se vistan, para que pongan música, para que dancen”.

Le comento que es el mismo dilema que existe para varias culturas ecuatorianas y sudamericanas: en Ecuador pasa lo mismo con las nacionalidades Huaorani, Achuar y hasta los kichwa-Otavalo, entre otros.

“Es tremendamente complejo porque a ti te ofrecen la foto, la sonrisa, pero su vida íntima es otra cosa, está circunscrita a su familia, y ya no puedes penetrar en esa intimidad: ese cascaron no lo puedes romper. Y eso de alguna manera es bueno, porque como antropólogo o documentalista si logras ingresar en ese núcleo entonces ahí vas a rescatar la pureza. Si te quedas únicamente en la parte exterior, en las danzas folclóricas vas a quedarte en la superficialidad, contaminada por el turismo y la modernidad”.

–¿Y la Fundación Pueblos de América? “Es el resultado de esta organización cultural Pueblos de América , dice Enrique, iniciamos en el año 2000 para poder realizar proyectos en México, para efectuar todo este tipo de investigaciones. Yo tuve que constituir una organización cultural para albergar mi trabajo y de otros antropólogos,  para poder difundir los documentales, las exposiciones fotográficas y tener un sello de identidad propia, ese el sello de identidad fue la organización cultural de la Fundación pueblos de América”.

La presencia de la Fundación Pueblos de América en el Ecuador tiene como fin  ampliar el horizonte en cuanto a la difusión de las artes. No sería solo  para las artes visuales, la fotografía, el documental etc. y tendrá un ámbito más amplio: la música, las artes escénicas, el teatro, la literatura, la investigación y creatividad literaria. La idea era formar una organización multidisciplinaria, que agrupe a varios géneros artísticos y ayude a difundir sus obras. Y creo que es exactamente lo que hemos hecho”.

“Al final”, menciona, espero que esta fundación sea para toda una vida; espero que cuando yo no esté, esto continúe. Ese es mi mayor deseo y  espero haber aportado con un granito de arena a la cultura y pagar todo lo grande que yo he tenido.”


A tomar en cuenta: 

Inauguración: desde el jueves 24 de marzo

Lugar: Fundación Pueblos de América, en su sede en Quito, en la Reina Victoria N26-50 y La Pinta.

Abierto a todo público sin costo.


 

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